16 ene 2009
Civil War
En el último trabajo de este curso académico analizaremos el crossover Civil War que editó Marvel Comics. En el se narra la división de la comunidad superheroica en torno a la sanción de un Acta de Registro de Superhumanos que obliga a los superheroes a registrarse en una oficina gubernamental y a revelar sus identidades secretas. Iron Man, Reed Richards y en el inicio Spiderman apoyan la iniciativa gubernamental, mientras que el Capitán América lidera el bando que considera que la ley viola las libertades básicas. El conflicto deriva en una guerra abierta y genera una gran variedad de problemas jurídicos y filosóficos.
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La responsabilidad del superhéroe en Civil War
Ignacio Caseiro Gómez
De la lectura de Civil War y los demás publicaciones de la saga Marvel relacionadas con la misma, he decidido centrarme en el tema de la responsabilidad moral que conlleva la condición de superhéroe y he tratado de responder a la cuestión de si encaja dentro de esos deberes derivados de la condición de superhéroe el registrar su identidad y dentro de ello me centraré en si es o no acorde con la responsabilidad del superhéroe el acta de registro de identidades.
Atenderé así pues a si con sus actos proclives al registro de sus identidades o esquivos al mismo cumplen o no las responsabilidades derivadas de sus superpoderes.
Ello nos va a derivar a cómo debe reaccionar la ley frente ante esos actos de los superhéroes y asimismo analizaré si las consecuencias previstas en la ley son o no proporcionales al hecho de no registrarse.
Este análisis lo realizaré centrándome sobre todo en la figura tres de los personajes más importantes de la saga, desde mi punto de vista, debido a su posición relativa al registro:
Tony Stark (Iron Man) que se muestra como uno de los más férreos defensores del acta de registro, Steve Rogers (Capitán América),que pese a su trayectoria de apoyo a la nación, en este caso será opositor al acta de registro, pero sobre todo analizaré la posición de Peter Parker (Spiderman) cuya concepción relativa al registro da un giro, puesto que en un primer momento se encuadra en el bando pro-registro, pero debido al devenir de la propia Civil War, cambiará su posición hasta ser uno de los opositores a ese registro
Todo ello sin perjuicio de que analice detalles relevantes de otros personajes.
Analizando estas posiciones y atendiendo a diversas teorías filosóficas concluiré si es o no acorde con la responsabilidad del superhéroe el registro público de sus identidades en el caso de que las mismas fueran secretas, puesto que la identidad de algunos superhéroes ya es pública desde un principio, como en el caso de los 4 Fantásticos, en cuyo caso ya no surgirían problemas relativos a la exigencia de responsabilidad moral.
Las teorías a las que atenderé son fundamentalmente las tratadas en el artículo de Christopher Robichaud relativo a la responsabilidad moral del superhéroe: adoptaré teorías utilitaristas y no-consecuencialistas.
Las teorías utilitaristas o consecuencialistas aquellas que indican que lo que hace correcto un acto es aquello que lo hace bueno, y ello se determina por sus consecuencias. Así será correcto aquel acto que más felicidad o bienestar general cause. En el caso concreto la acción del superhéroe (p.ej.: registrarse o no)será la que más bienestar global genere.
Atenderé también a teorías no-consecuencialistas (deontologistas) que son aquellas que para determinar si una acción es o no correcta atienden no a sus consecuencias sino por la naturaleza intrínseca de la acción.
La acción correcta del superhéroe, atendiendo a esta teoría, depende de su habilidad para mirar el futuro y de sus intenciones y no ha de tomar ninguna decisión por la consecuencia de las acciones. Así consideran las intenciones y derechos de la persona como lo más importante.
La conclusión a la que llegaré es que no existe un deber moral de registrarse, pese al hecho de tener superpoderes y que pese a ser teorías habitualmente contrapuestas, a esta conclusión llegaré utilizando tanto argumentaciones no-consecuencialistas y utilitaristas.
Además concluiré que la ley de registro no es acorde con la responsabilidad del superhéroe porque no es igualitaria, atendiendo al principio de igualdad material, pues la ley relativa al registro sí es igualitaria formalmente (hay una igualdad de los superhéroes ante la ley y las consecuencias en caso del no-registro son idénticas para todos),pero falta aquí la igualdad material (no atiende a las circunstancias particulares de cada sujeto con superpoderes).
No se atiende a las circunstancias personales y sociales de cada persona con superpoder: trata de la misma manera a los superhéroes que han cumplido habitualmente con las responsabilidades derivadas del hecho de poseer poderes extraordinarios (p.ej: Capitán América ha cumplido con las resposabilidades derivadas de sus superpoderes, ayudando a la población y al país) ,a otros superhéroes que no han asumido dichas responsabilidades (p.ej: los New Warriors, que provocaron la matanza en Stamford) e incluso trata de manera igual a una supervillano que a un superhéroe, exigiendo el registro en ambos casos.
Es por ello que quebranta el principio de la igualdad material.
Así, y respondiendo a ambos problemas planteados, concluiré que no hay responsabilidad moral del superhéroe por el hecho de no registrarse y además que la ley relativa al registro no es acorde con la responsabilidad del superhéroe.
-El primer problema en el que me centraré es si es exigible (si es un deber) el registro público de la identidad del superhéroe debido a dicha condición.
Para ello en primer lugar voy a atender a las posiciones adoptadas por Spiderman, analizando si incumple o no, según su actuación pro o contra-registro, los deberes propios de la condición del superhéroe:
Spiderman en un primer momento va a mostrar su apoyo formal a Tony Stark en defensa del acta de registro.
Aunque le causaba ciertas reticencias el revelar su identidad (sobre todo por temor a que le pudiera pasar algo a su novia Mary Jane y a Tía May), en principio queda encuadrado en el bando pro-registro.
Spiderman incluso va a viajar a Washington junto a Tony Stark (aunque lo hará en condición de Peter Parker, es decir como periodista),para defender en cierto modo la condición del superhéroe ante el congreso y ante la audiencia del congreso Spiderman, en Amazing Spiderman 530, hace una diferencia entre el superhéroe y gente como los jueces, fiscales,etc, en contra del registro indicando que estos también tienen responsabilidades porque lo eligieron pero el superhéroe nace, no lo elige, y es por ello que no considera apropiado el registro para el superhéroe, debido a que el no eligió tener esa cualidad.
No obstante una vez aprobada el acta de registro, Spiderman va a luchar en defensa de la ley, sobre todo debido a las influencias que ejerció Tony Stark sobre él (en las primeras entregas de Amazing Spiderman, Peter Parker siente gran respeto por Tony Stark a quien incluso le llama cariñosamente jefe, y además Tony colaboraba con Peter y le prestaba asistencia, pej:le hacía nuevos trajes)
Esta posición de Spiderman podría justificarse mediante argumentos utilitaristas:
Spiderman defiende la ley pese a no estar de acuerdo con la misma :
Así desde una posición utilitarista la conducta de Spiderman identificándose parecería correcta puesto que en ella prima maximizar el bienestar social: él sufre un temor y un desasosiego personal puesto que tiene miedo por lo que le pueda pasar a Mary Jane y a Tia May, además su vida se ve totalmente desbordada por el hecho de revelar su identidad, puesto que la gente lo va a acosar (incluso un fan de Capitán América le intenta disparar, increpándole ser un traidor) y además se ve obligado a luchar frente a otros superhéroes que anteriormente eran sus compañeros pero que optaron por no registrarse (por ejemplo frente al propio Capitán América quien era un ídolo del propio Spiderman).
Todo ello le causa un gran desasosiego personal pero sin embargo se ve obligado por el bien común, o al menos se intenta concienciar de que el registro vela por el bien común, como se observa en un speech que realiza el propio Spiderman en Amazing Spiderman 534,donde se intenta concienciar de que ha de cumplir la ley, indicando que no se trata más que de una cuestión de legalidad.
En este caso ese bien común podría defenderse que se refleja en la ley de registro y también se refleja en una fuerte presión social para que los superhéroes se registren, entendiendo en este caso que el registro era lo que la generalidad de la población quería (de hecho tras la matanza provocada por la desafortunada actuación de las New Warriors en Stamford, el 90% de la gente reclamaba el registro,como así mostraban las encuestas)
El acto mediante el cual Spiderman adopta formalmente esta opción de apoyo al registro es mediante la retirada de su máscara en la rueda de prensa relatada entre el final de Civil War 2 y el comienzo de Civil War 3 en la que dice que los superhéroes no deben seguir el grupo de Capitán América, pues estarían totalmente descontrolados en ese caso, lo cual es muy peligroso al tratarse de gente con poderes muy importantes (hace entender que el superhéroe tiene la responsabilidad de registrarse dada la importancia del hecho de tener el superpoder).
Así indica que lo correcto es que el superhéroe se legitime ante la sociedad registrando su identidad y obtenga así la confianza pública.
Además se considera que mediante el registro de las identidades de los superhéroes y su colaboración con el estado habría muchos otros beneficios ya no solo para la sociedad, que tendría una mayor seguridad sabiendo quien les defiende y como les defiende, sino para los propios superhéroes.
Los superhéroes registrados podrían colaborar entre ellos mismos y también con el estado (para lo cual serviría la agencia S.H.I.E.L.D),mediante diversos mecanismos como el intercambio de información, apoyo en la lucha ante los supervillanos, etc.
De hecho a estos posibles beneficios del registro se hacen referencia en el Cómic de los New Avengers, cuando los propios superhéroes se encuentran en África reunidos, comentando los posibles pros y contras de registrar públicamente su identidad.
Con este acto de registro parece que se da la maximización del bienestar social, pese a tener un temor personal el superhéroe que no quiere registrar su identidad (en este caso personificado en Spiderman), lo cual definiría el utilitarista como el acto correcto, acorde con la condición del superhéroe.
Hay que preguntarse entonces si con ese acto se da una efectiva maximización del bienestar y felicidad de la población con el registro:
La respuesta, realizando un análisis a posteriori de las consecuencias, es que no se da esa efectiva maximización del bienestar social que requieren los utilitaristas porque el registro y su ley van a conllevar unos resultados muy negativos.
En principio, y como ya indiqué, podría parecer que con el acta de registro quedaban satisfechas las demandas de la sociedad, pero con la puesta en práctica de la misma se dan diversos acontecimientos que demostrarán que el acta de registro no sirve para maximizar el bienestar social:
El propio Spiderman (y otros superhéroes que cambiarán de parecer, como Susan Storm) se dan cuenta de que la ley no sirve para maximizar la felicidad y bienestar global :la ley generará la lucha entre los propios superhéroes, provocará masacres de índole superior a las que dieron antes de su aprobación, como la que causaron los New Warriors en Stanford, e incluso el devenir de la propia Civil War causa la muerte a algún superhéroe (como a Goliath en Civil War 4)
Además se deduce que la ley respondía a fines electoralistas, puesto que se aprueba ante la presión social y en un momento temporal cercano a unas elecciones.
También se descubren ciertos intereses personales y no generales, algo con lo que no está de acuerdo el utilitarismo, para el que siempre ha de primar el interés general: con la creación de la Zona Negativa (una prisión de altísimas medidas de seguridad para encerrar a los superhéroes que no se registren y también de atlísima tecnología) y otros mecanismos de lucha contra el bando opositor al registro, Industrias Stark (propiedad de Tony Stark) obtiene unos amplios beneficios en bolsa, mientras que la propia coyuntura causada por la lucha genera pérdidas en muchos otros sectores (de ello se entera Spiderman por las noticias).
Así aquí se aprecia un interés personal del propio Tony Stark, que se convierte en una de las personas más ricas del país, y no una búsqueda de beneficiar a la generalidad, lo cual es el ideal utilitarista.
Puedo concluir que desde un punto de vista utilitarista no es un deber o responsabilidad moral del superhéroe el apoyar el acta de registro puesto que con su apoyo no se cumplen los fines requeridos por el utilitarismo: no se da una efectiva maximización del bienestar y felicidad social, sino que además de no mejorar la seguridad nacional y la colaboración entre los superhéroes registrados, provoca la división entre el propio colectivo de los superhéroes, genera destrozos y estragos a la sociedad, división social,etc.
También hay que decir que el tan repetido aforismo El fin justifica los medios defendido por los utilitaristas no se da aquí, porque no se logra alcanzar el fin deseado por la ley (una mayor seguridad) mediante los medios puesto en práctica (el acta de registro de las identidades).
Tampoco desde un punto de vista no-consecuencialista el apoyo de Spiderman, y en general de los superhéroes al acta de registro tiene una justificación: como ya indiqué esta corriente no se centra en las consecuencias del acto, sino que atiende a la naturaleza del acto y a las intenciones del propio superhéroe.
Así en ningún caso la intención o el deseo de Spiderman es el registro, sino que el querría continuar en el anonimato, lo cual sucedería sin la presión ejercida por Tony Stark.
No es pues un supererogatory act (aquellos que se sitúan más allá de la llamada del deber),como denomina esta corriente, el registro: no es un acto deseable por las intenciones del buen superhéroe.
Además, desde un punto de vista kantiano (corriente no-consecuencialista),se da algo no deseable: utilizar a una persona como un medio para obtener el fin.
Kant indica que las personas son fines en si mismos y se deben guiar por sus intenciones, pero no han de ser utilizadas como medios, y en este caso Tony Stark utiliza a Spiderman(medio) para defender el acta de registro (fin).
Una corriente no-consecuencialista hace una distinción entre deberes positivos y negativos del superhéroe, teniendo estos últimos un peso superior.
En este caso concreto podría alegarse que se incumple un deber positivo por el hecho de no registrarse, pero en ningún caso se incumple un deber negativo: no se lesiona ningún derecho o interés de una persona por no registrarse.
Es más, el propio superhéroe podría continuar haciendo su labor de lucha por la paz y por la libertad de manera anónima, toda vez que ello no supone incumplir deberes negativos, sino que es una actividad muy positiva del superhéroe.
Así desde una visión deontologista tampoco habría un deber de registro.
Esta posición de Spiderman y en general de los superhéroes encuadrados en el bando pro-registro no se justifica bajo argumentos deontológicos o utilitaristas y es entonces cuando Spiderman da un giro y se encuadra en el bando opositor al registro(el bando de Capitán América) observando que con el registro no se obtienen ninguno de los fines propuestos por el mismo.
La ley relativa al registro no cumple los fines cuya aprobación motivaron: evitar muertes, dotar de seguridad a los ciudadanos, lograr cierta pacificación social ,etc.
De este modo, la posición de Spiderman da un giro y se encuadra en el bando de Capitán América (el bando opositor al registro),lo cual lo hace de forma pública en Amazing Spiderman 536, explicando en el medio de los informativos el porqué de su cambio: explica que la ley le da un trato idéntico a héroes y villanos, lo cual no es justo, y además explica que el fin no justifica los medios (máxima utilitarista),indicando que en todo caso la ley no está consiguiendo dotar de seguridad al país.
Es aquí cuando se podría decir que Spiderman adopta claramente una postura dentologista: se va a guiar por sus intenciones y por sus sentimientos personales, sin permitir ser utilizado nuevamente por Tony Stark para el cumplimiento de sus objetivos.
Pero también se puede deducir que el utilitarismo aparece de manera tácita en la conducta de Spiderman: el propio Spiderman cree que con esa conducta de pasarse al bando opositor, y siempre tendente a poner fin a la guerra entre superhéroes, habrá un mayor beneficio social.
Puedo decir que en este caso, cuando Spiderman se pasa al bando opositor, tampoco hay incumplimiento de sus responsabilidades, atendiendo sobre todo a una visión no-consecuencialista, y en este caso si podríamos hablar de un Supererogatory act: un acto que va más allá de la llamada del deber, puesto que Spiderman adoptando dicha posición cree estar haciendo lo correcto, atendiendo a sus intenciones.
Quizás, y a mi modo de ver, la postura totalmente correcta atendiendo a la responsabilidad del superhéroe es la adoptada por Capitán América al final de la Civil War:
Capitán América desiste de la lucha, renunciando a acabar con Iron Man, pese a tener una gran superioridad frente a este (de hecho está a punto de rematarlo)
Así renuncia a sus ansias de lucha y sobre todo de victoria (no hay que olvidar que el fin de Capitán América es evitar el registro y evitar trabajar a las órdenes de S.H.I.E.L.D.), y se da cuenta de que la Civil War no causó más que destrucción entre los propios superhéroes y también hacia la nación.
Así se detiene en la batalla atendiendo a sus consecuencias, lo cual se da desde una visión utilitarista : Capitán América no quiere causar más estragos y por lo tanto desea mejorar el bienestar social, aunque ello le supone un elevado coste personal puesto que no tendrá el orgullo de vencer la batalla y demostrar que la ley estaba equivocada, además de la posterior detención y procesamiento al que será sometido.
Es un acto claramente consecuencialista, el cual defenderé en este caso: el renuncia en su esfera personal para obtener una mejora inmediata del bienestar global mediante la finalización de la guerra.
Esta renuncia a la lucha entre ambos bandos no se da sin embargo desde Iron Man puesto que aún estando en el suelo, y a punto de ser aniquilado por Capitán América, este le dice ¿ a qué estás esperando?, dando a entender que se trata de una guerra que tiene que ganar por necesidad uno de los bandos.
Es por ello mucho más noble y mucho más acorde con la resposabilidad del superhéroe, el acto de renuncia de Capitán América, puesto que evita nuevos daños pese a no tener el placer personal de poder acabar con Iron Man.
Por último y analizando la postura de Tony Stark, defensor a ultranza de la ley de registro, decir que no es justificable desde un punto de vista utilitarista, puesto que en su actuación no rige un bienestar general, sino su interés personal, como se observa en su ánimo de lucro y en su no-cesión para finalizar la guerra (algo que como ya expliqué hace Capitán América), y su actuación genera en cierto modo la división entre los superhéroes y posterior guerra.
Tampoco es justificable desde una visión no-consecuencialista porque un rasgo clave en la actuación de Tony es utilizar a los superhéroes como medios para cumplir sus fines.
El propio Stark reconoce en el cómic The Confession que el acta de registro y la lucha por ese registro no valió la pena, tras lo cual Capitán América le indica que incumplió con su actuación uno de las responsabilidades más importantes del superhéroe: la lucha por la libertad.
Así y como ya indiqué, pero una vez analizadas estas tres posiciones, desde mi punto de vista el hecho de registrarse no es acorde con la responsabilidad derivada de los superpoderes ni desde un punto de vista utilitarista ni no-consecuencialista.
- Hecho el análisis relativo a si es deber del superhéroe el registrarse, y concluido que no lo és, he de analizar el segundo problema planteado, que és si la ley relativa al registro acorde con la responsabilidad y con la condición del superhéroe.
Ya me referí a los dos conceptos que utilizaré en este apartado, el de igualdad formal y el de igualdad material, aunque en este apartado abundaré más en ellos.
Igualdad formal es la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin tener en cuenta más consideraciones que las de tener en cuenta el hecho de ser ciudadano.
Su punto de partida es que todas las personas son sujetos de derecho y así la igualdad formal implica que la ley trate de manera idéntica a todos los ciudadanos.
Igualdad material es la igualdad de las personas pero atendiendo a la realidad social y a las circunstancias personales de las mismas. No se trata de un igualitarismo para todas las personas en todos los casos, puesto basándose en el principio de igualdad material, se justifica un trato desigual siempre y cuando las personas sobre las que se ejerza ese trato desigual estén en diferentes posiciones sociales,jurídicas,económicas,etc. Además el trato desigual debe tener como finalidad una equiparación de esas situaciones diferenciadas entre sujetos, generalmente unas más desventajosas que las otras.
Si no tenemos en cuenta el principio de igualdad material, y nos centramos sólo en el de la igualdad formal, ello podría dar lugar a desigualdades y discriminaciones reales (P.ej.: un pobre y un rico no pueden ser tratados de la misma manera, pues ello no sería materialmente igualitario, ya que hay que atender a las situaciones personales de riqueza o pobreza)
La controvertida ley que aprueba la exigencia de registrar las identidades de los superhéroes cumple el principio de igualdad formal, pero no el de la material.
Es formalmente igualitaria puesto que las consecuencias jurídicas previstas para todos los sujetos con superpoderes, sean superhéroes o supervillanos, son idénticas: si no se registran serán perseguidos y encarcelados en la Zona Negativa hasta que se produzca el hecho de sus registro.
Así, ante un mismo acto infractor de la ley, hay unas consecuencias comunes para todos los infractores, con independiencia de la condición del mismo.
Sin embargo a esta ley le falta la otra cara, y no menos importante, de la igualdad: la igualdad material.
No es materialmente igualitaria puesto que no atiende a la situación o realidad personal de cada sujeto con superpoderes: la ley trata de igual manera al supervillano que tanto daño ha causado y que no va a resgistrarse, como al superhéroe que tanto ha trabajado por la lucha de la paz y la libertad (p.ej.: Capitán América) y que tampoco quiere registrarse.
Además, y como ya indiqué en la introducción debería diferenciar situaciones entre los propios superhéroes según hayan asumido (Spiderman) o no (New Warriors) sus responsabilidades, y discriminar positivamente en el trato al superhéroe que si ha cumplido con sus responsabilidades.
En todo caso no cumple este principio de igualdad material porque no da un trato diferenciado a personas que están en situaciones personales distintas: un superhéroe y un supervillano.
Así la ley discriminaría negativamente al superhéroe, especialmente a aquel que ha cumplido con sus responsabilidades.
Desde mi punto de vista se le podría tratar de forma más benévola al superhéroe otorgándole cierto tipo de eximentes o incluso exenciones a este deber de registrar su identidad.
Es por ello que me reafirmo en que además de no ser acorde con la responsabilidad del superhéroe el registro público de su identidad, tampoco lo és la propia ley relativa al registro, al no respetar el principio de igualdad material, el cual és además un principio básico del estado social.
- Como últimas cuestiones quería referirme a aspectos que no son centrales en mi trabajo, pero que me han surgido al introducirme en el tema de la responsabilidad.
Son aspectos incidentales dentro del sistema de responsabilidades y castigos previstos en la ley pero que merecen ser examinados.
Estos castigos y responsabilidades previstos por la ley para el caso del incumplimiento del registro son del todo irrespetuosos con diversos pilares del estado de derecho:
No se respeta el principio de proporcionalidad: no parece proporcional el luchar encarnizadamente y encerrar en una prisión de por vida a un superhéroe por el sólo hecho de no registrarse. Habría que defender otra clase de puniciones menos lesivas para los derechos de la persona para el caso de este incumplimiento, o incluso y como ya indiqué en análisis anterior, no habría que penar de ningún modo el hecho de no registrarse puesto que no existe un deber o responsabilidad moral de registrarse.
Tampoco se respetan los derechos de la persona en esos castigos y puniciones posteriores al no registro. De hecho se encierra a verdaderos superhéroes en una prisión con tintes similares a Guantánamo. Esta prisión es la Zona Negativa, que está situada en la Isla de Ryker, y curiosamente, al igual que Guantánamo, tampoco se encuentra sobre suelo americano ,( lo cual según Tony Stark justifica que no haya un juico justo, que no haya derecho a un abogado, etc. debido a que supuestamente no son de aplicación las leyes americanas)y en la cual se les infringen tratos degradantes a los detenidos.Se observan estos tratos degradantes en Amazing Spiderman 535,durante una visita del propio Peter Parker a la prisión, donde encuentra a prisioneros totalmente inmovilizados, vendados, etc.
También se quiebra el derecho a un juicio justo, puesto que el superhéroe no registrado va a permanecer en prisión hasta que se registre, como si de un limbo se tratase, sin que conste un juicio en el que se le pudieran exigir responsabilidades. El propio Spiderman le exige a Tony Stark que los superhéroes no registrados deben tener derecho a un juicio justo en el que se determinen sus responsabilidades. Junto con la ausencia del derecho a un juicio justo también se echan en falta otras garantías procesales. Así, por ejemplo, no se aprecia ningún tipo de garantías de postulación, como la posibilidad de nombrar a un abogado de su confianza.
Por último indicar que a lo largo de toda la saga también se observan coacciones por parte de las autoridades incluso a aquellos superhéroes que se mantienen al margen de la lucha y que no quieren pronunciarse acerca de la defensa o no del registro: un ejemplo es lo sucedido con Ben Grimm, a quien casi se le priva de una salida del país (incluso se le intentan congelar sus cuentas cuando este decide irse a París, aunque finalmente si logra salir del país).
Este pequeño análisis de estas últimas cuestiones no hace más que reafirmar que, como he defendido, el sistema de responsabilidades previsto por la ley no es acorde con la condición de tener superpoderes, debido a la vulneración de derechos y garantías propias de un estado de derecho.
Tampoco sería acorde, atendiendo a estos últimos argumentos, ya no sólo con los derechos del superhéroe, sino con os derechos de la persona normal (considerándola en este caso sin la condición de tener esos superpoderes), debido a la quiebra de dichos derechos fundamentales de la persona.
Bibliografía
Peces-Barba.Gregorio, CURSO DE TEORÍA DEL DERECHO,Madrid, Marcial Pons, año 2000. Págs 338-342 ( Igualdad formal e igualdad material)
Robichaud, Christopher, “With great power comes great responsibility”, SUPERHEROES AND PHILOSOPHY Págs 177-193.
1. INTRODUCCIÓN.
“¿De parte de quién estás?” Esta pregunta aparece en la portada de varios cómics que conforman el famoso crossover de Marvel Civil War. Aparentemente parece que lo que se nos pregunta simplemente es: ¿de parte de quién estás?, ¿de la de Iron Man o de la del Capitán América? No obstante, aquella pregunta esconde un significado más profundo, ya que en realidad lo que se nos pregunta es: ¿estás a favor o en contra de la ley?
En este trabajo nos proponemos averiguar si es moralmente correcto o defendible desobedecer y oponerse a una ley que se considera injusta. En concreto, tomaremos como objeto de análisis la Ley del Registro de Superhéroes, que supone la razón del estallido de la llamada “Guerra Civil” entre la comunidad de superhéroes de Marvel.
La existencia de una obligación de obedecer la Ley representa una vieja discusión del Derecho, siendo objeto de debate filosófico desde muy antiguo. El problema fundamental radica en que el Derecho, entendido como conjunto de normas que emana del Estado, aparte de otorgar derechos, también impone deberes y obligaciones a sus ciudadanos. Estas obligaciones pueden llegar a incidir directamente en la esfera privada de toda persona sujeta a ese Derecho y exigirle prestaciones personales especialmente intensas, como, por ejemplo, el servicio militar, las obligaciones tributarias o, en el caso que nos ocupa, el deber que se le impone a ciertos individuos (superhéroes o superhombres) de registrarse ante el Gobierno y convertirse en una especie de funcionarios del mismo. Esta situación lleva a los destinatarios de esas normas a reflexionar sobre la justicia o moralidad de las mismas y, por consiguiente, a cuestionarse la obediencia de las mismas .
Existen cantidad de ejemplos históricos (Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, para mencionar sólo los más recientes) de movimientos de desobediencia a la Ley, motivados en su mayoría por discriminaciones de índole religiosa, política, nacionalista, de raza, etc. En este sentido, la historia de la humanidad nos muestra situaciones en que las personas se encuentran ante la obligación jurídica de obedecer una Ley que, no obstante, en virtud de un examen de conciencia o moralidad, les parece injusta, planteándose, por tanto, el dilema si es correcto o no desobedecerla. Es un problema porque todo Estado parte de una concepción iuspositivista del ordenamiento jurídico, es decir, la principal fuente de Derecho son las normas que emanen de sus órganos (teniendo, no obstante, siempre que ser respetuosas con los mandatos constitucionales, que constituyen el reflejo de la voluntad popular, por lo menos en los Estados democráticos), siendo de este modo inaceptable y reprimible toda oposición frente a ellas .
Como ya hemos dicho, este estudio se propone analizar el tema de la obediencia al Derecho para compararlo con la Ley del Registro de Superhéroes. En un primer momento se examinarán los motivos por los que los ciudadanos, en principio, tienen una obligación moral de obedecer al Derecho y cuándo o bajo qué presupuestos cabe desobedecerla, para posteriormente contrastar esos conocimientos con la problemática Ley del Registro de Superhéroes y juzgar si se cumplen o no esos requisitos para desobedecer y oponerse al mandato de dicha ley.
En los cómics que conforman la saga de Civil War podemos encontrar argumentos a favor y en contra de la Ley del Registro de Superhéroes. Los que la defienden suelen invocar como motivos el inexcusable cumplimiento de la ley (“la ley es ley y debe ser cumplida”) y la actuación en nombre de la voluntad popular (“es la gente la que quiere esa ley”). Nosotros, no obstante, rechazamos estos argumentos ya que, por una parte, creemos que son engañosos, y, por otra parte, porque consideramos que la Ley del Registro no cumple con una de las características principales del Derecho justo, que es el respeto y garantía de los derechos humanos. En este trabajo, por lo tanto, defenderemos que existen razones morales suficientes para oponerse a esta ley e intentaremos ofrecer una solución de cómo debería llevarse a cabo la desobediencia hacia la misma.
2. LA OBEDIENCIA AL DERECHO.
2.1. Obligación legal, moral y política:
Para analizar el tema de la obediencia al Derecho conviene, en primer lugar, distinguir entre tres conceptos claves: obligación legal, obligación moral y obligación política .
La obligación legal es aquella que deriva de la existencia de una norma jurídica vigente. Existe una obligación jurídica de acatar las leyes ya que su propia existencia impone sobre sus destinatarios esa obligación. Un sector del iuspositivismo jurídico (radical) argumenta que la obediencia al Derecho se basa y sustenta justamente en esta obligación legal. En este sentido, Hans KELSEN respondió a la pregunta, ¿por qué obedecer al Derecho?, de la siguiente forma: “Por 'derecho' se entiende el Derecho positivo, nacional o internacional. Por 'validez' se entiende la fuerza que obliga a obedecerlo, o sea, la idea según la cual una ley debe ser obedecida por las personas cuya conducta regula. La pregunta que se plantea es por qué estas personas deben obedecer al Derecho. No nos preguntamos si el Derecho positivo es válido, ya que de hecho la teoría del Derecho positivo presupone que lo es y ello constituye una rasgo esencial del Derecho positivo”, por lo tanto, “el Derecho positivo constituye ya un orden supremo, soberano”, frente a ciertas posturas iusnaturalistas que derivan la validez del Derecho positivo del Derecho natural .
La obligación moral, por su parte, es la que se origina en la conciencia de las personas y que se debe a consideraciones morales, es decir, pensamientos no egoístas que una persona en su actuación “estaría dispuesta a hacer valer universalmente y que, para ella, son más importantes que cualquiera otras consideraciones igualmente universales” .
En cuanto a la obligación política, ésta tiene algo de las dos anteriores. Por una parte, porque se centra en la obligación de obedecer a las leyes, y, por otra, por su motivación moral, que es lo que la distingue de la obligación legal.
La obligación política es más compleja que las anteriores. En primer lugar, porque “nuestra obligación fundamental de obedecer la ley es una obligación moral y no legal [en contra de lo que opinan algunos iuspositivistas]. No puede ser una obligación legal porque esto nos llevaría de regreso al infinito: puesto que las obligaciones legales se derivan de leyes, tendría que haber una ley que dijese que debemos obedecer a la ley. ¿Qué obligación habría entonces de obedecer esa ley? Si fuera una obligación legal, entonces tendría que haber otra ley, etcétera, Si hay alguna obligación de obedecer la ley, debe ser en última instancia una obligación moral”. En segundo lugar, y como consecuencia de lo anteriormente dicho, porque la obligación política es un tipo peculiar de obligación moral, ya que trata de los motivos o razones morales para obedecer al Derecho, pero enlazado estrechamente con el sistema político de un país. Por ello, Peter SINGER dice que las “las obligaciones políticas son aquellas obligaciones morales que se asocian de manera peculiar con formas de organización política. Son las obligaciones morales que uno no tendría si no fuera por ciertos hechos referentes a la naturaleza de una comunidad o grupo del cual uno es miembro” .
Ahora bien, cabe cuestionarse si ¿existe una obligación política en todo tipo de sociedad? Esta pregunta debe ser respondida de forma negativa, ya que si el nexo existente entre el ciudadano y el poder político o Estado, nexo al que denominamos obligación política y que se concreta en la obediencia a las leyes de dicho Estado, se encuentra fundamentado en razones morales, entonces la obligación política solamente se concretiza en aquellas sociedades donde sea normal para el ciudadano aducir razones derivadas de sus principios morales. La obligación política sólo puede manifestarse en una sociedad en la que la obediencia no es el simple resultado de la fuerza, sino la respuesta del ciudadano al poder basado en el consenso. En este sentido, podemos citar a Alessandro PASSERIN D’ENTREVES, según el cual “la primera característica de la obligación política es la de presuponer una sociedad 'libre' y 'abierta': libre en el sentido de que el comportamiento de sus miembros deba ser considerado, al menos en hipótesis, como un comportamiento autónomo; abierta en el sentido de que deba ser posible a sus miembros, bajo ciertas condiciones, apartarse o disociarse de la misma” . En resumen, sólo cabe hablar de obligación política en relación con el Derecho que emana de un Estado democrático y de Derecho .
2.2. Obligación política y obediencia al Derecho:
Como hemos señalado anteriormente, la obligación política es un tipo peculiar de obligación que tiene componentes de la obligación moral y de la obligación legal. Hablar de obligación política es lo mismo que hablar de la obligación que tienen los ciudadanos de obedecer las leyes de su Estado, pero se diferencia de la simple obligación legal en que en aquélla existen razones morales para respaldar la obediencia a dichas normas jurídicas.
La obediencia al Derecho se convierte en una necesidad desde el momento mismo en que existe un Estado con autoridad soberana. En este sentido, según D. D. RAPHAEL, “La autoridad del Estado implica que aquellos que la ejercitan tienen derecho (de acción) a dictar órdenes y derecho (de recepción) a que tales órdenes sean obedecidas, y que, en relación con el segundo derecho, los ciudadanos tienen el deber o la obligación de obedecer las órdenes” , que es lo que hemos llamado obligación política.
Los ciudadanos, por lo tanto, tienen el deber u obligación de obedecer las leyes de su Estado. No obstante, surge en nosotros la pregunta de por qué el ciudadano tiene que reconocer la autoridad del Estado y, por tanto, el deber de obedecer sus leyes. Las respuestas que podemos dar son las razones para obedecer las leyes, que a su vez constituyen los fundamentos de la obligación política. Siguiendo a Eusebio FERNÁNDEZ GARCÍA, podemos distinguir entre tres tipos de razones: legales, prudenciales y morales .
Las razones legales son aquellos argumentos que se centran en fundamentar la obligación legal de obedecer al Derecho. Las razones legales no nos sirven, ya que únicamente parten del supuesto de que, desde el momento en que existe una norma jurídica, el ciudadano está legalmente obligado a obedecerla, dejando a un lado motivos morales.
Las razones prudenciales son aquellas que se dan cuando se dice que se obedece al Derecho por temor o miedo a las consecuencias que se derivarían de su inobediencia, como, por ejemplo, la privación de libertad o una multa. En la práctica este tipo de razones son muy comunes y están plenamente justificadas, aunque tampoco no nos sirven como fundamento de la obligación política, ya que son motivos individuales (los que expresa cada persona por su propio interés), no colectivos (los que expresan las personas en interés de la comunidad de la que pertenecen).
En cuanto a las razones morales, conviene quizás, para lograr un mejor entendimiento del problema, explicar a qué tipo de moral nos estamos refiriendo. No existe un único tipo de moral, sino que pueden adoptarse distintas perspectivas. Así, podemos distinguir, de acuerdo con RODRÍGUEZ PANIAGUA , en línea con otros autores, tres tipos de moral: moral individual, moral religiosa y moral social. La primera es la propia de cada individuo, aquel código de conducta personal que elabora una persona en su conciencia. La segunda es la propia de las distintas religiones o concepciones espirituales que adoptan un punto de vista sobre el individuo y su situación en el mundo; por lo general se trata de concepciones morales predicadas por una persona o un grupo de personas y asumidas por otras personas que no poseen capacidad para modificarla. En cuanto a la moral social, ésta representa aquellas exigencias tan obvias o elementales que son compartidas por toda una sociedad o grupo significativo de la misma, estando, especialmente en sociedades democráticas, muy próxima al entendimiento de la ética pública. Cuando hablamos de moral –y, específicamente, de la obligación moral de obedecer al Derecho– siempre lo hacemos en el sentido de la moral social.
Por lo tanto, en el contexto que nos interesa, las razones morales son aquellas que utilizan argumentos para obedecer al Derecho del tipo de “se debe obedecer al Derecho porque es justo”, o “porque garantiza la libertad y la igualdad” o “porque cuenta con el consenso de la población”.
De estos tres tipos de razones que acabamos de exponer brevemente nos interesan únicamente las razones morales, pues ellas nos conducen verdaderamente a hallar los fundamentos de la obligación política de obedecer al Derecho. Cuando existen razones morales para obedecer al Derecho, la obligación política y la obligación jurídica se convierten, además, en obligación moral. Este tipo de razones pueden considerarse como el funcionamiento más fuerte de la obligación política.
Estamos, pues, de acuerdo que existen razones morales para obedecer al Derecho y, por consiguiente, una obligación moral de obedecer al Derecho (obligación que hemos llamado obligación política), pero no a cualquier Derecho, sino únicamente al Derecho justo y a las disposiciones jurídicas justas .
2.3. El Derecho justo:
En el anterior texto hemos llegado a la conclusión de que existe una obligación moral de obedecer al Derecho, pero sólo al Derecho justo y a las disposiciones jurídicas justas. Ahora la cuestión que se nos plantea es ¿cuándo podemos considerar un Derecho como justo?
Precisar qué ha de entenderse por Derecho justo no resulta ser una tarea fácil, existiendo, además, varios criterios para llegar a dar un concepto del mismo. Nosotros hemos optado por seguir la tesis de Eusebio FERNÁNDEZ GARCÍA sobre el Derecho justo, que nos parece adecuada y también comprensible. Según el Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Cantabria, es posible elaborar unas exigencias con cuyo cumplimiento el sistema jurídico se convierte en un derecho mínima y suficientemente justo y que además representan la vía adecuada para la consecución de un Derecho justo. Los mínimos o exigencias a las que se refiere son tanto la legitimidad de origen como a la legitimidad de ejercicio. En cuanto a la primera, un Derecho justo precisa de una legitimidad contractual en el sentido y con las características que veremos en el siguiente apartado. Por lo que se refiere a la segunda, un Derecho puede considerarse justo cuando reconoce y garantiza el ejercicio de los derechos humanos fundamentales. El Derecho justo precisa de la combinación de ambos criterios, ya que cada uno de ellos por separado serían insuficientes.
En resumen, “existe una obligación moral de obedecer al Derecho cuando éste ha sido elaborado contractualmente y, además, reconoce y garantiza el ejercicio de los derechos humanos fundamentales. Lo mismo es de aplicación a las disposiciones jurídicas” .
2.3.1. Legitimidad contractual democrática:
El objeto principal de las teorías contractualistas no es estrictamente explicar la existencia de la sociedad y del Estado, sino, más bien fundamentar una determinada concepción de una y otro, que por razones históricas y filosóficas está estrechamente con el principio de legitimidad democrática.
Para definir el principio de legitimidad democrática tenemos primero que partir de un concepto más general de legitimidad. En este sentido, podemos definir legitimidad, políticamente hablando, como un “atributo del Estado que consiste en la existencia en una parte relevante de la población de un grado de consenso tal que asegure la obediencia sin que sea necesario, salvo en casos marginales, recurrir a la fuerza” .
Este concepto general de legitimidad expresa la justificación de un orden político o de un Estado que pretende conseguir el consenso de la población a él sometida. Pero para defender la legitimidad contractual inspirada en el principio de legitimidad democrática no nos basta con la anterior definición, sino que, de acuerdo con Eusebio FERNÁNDEZ GARCÍA, “es necesario que ese tipo de justificación sea la respuesta a intereses generales y generalizables y que el consenso como base de legitimidad de un orden político sea un consenso expresado o manifestado por hombres autónomos y libres en situaciones de auténtica libertad” .
Tenemos que excluir, por tanto, el consenso impuesto o manipulado, ya que si definimos la legitimación únicamente con el requisito de contar con un determinado orden político, tanto un sistema político democrático (consenso libre) como un sistema no democrático (con consenso, pero manipulado o impuesto) serían igualmente legítimos; pero si añadimos, además, como nuevo requisito, que el consenso debe ser libremente expresado, solamente el orden político democrático sería legítimo. Esto nos permite diferenciar entre sistemas políticos legítimos, en el sentido reducido que aquí hemos expuesto, y sistemas políticos ilegítimos (regímenes autoritarios o totalitarios, donde no existe un grado suficiente de consenso libre) .
Uno de los pensadores que quizá mejor haya expresado lo que hemos intentado transmitir ha sido Immanuel KANT, que ha definido el contrato social como “una mera idea de la razón, pero que tiene indudable realidad (práctica), a saber, la de obligar a cada legislador para que dé sus leyes tal como si éstas pudiesen haber nacido de la voluntad reunida de todo el pueblo y para que considere a cada súbdito, en cuanto quiera ser ciudadano, como si hubiera estado de acuerdo con una voluntad tal. Esto es, en efecto, la piedra de toque de la juridicidad de una ley pública capaz de regir para todos” .
2.3.2. Derechos humanos:
Hemos dicho que una de las exigencias mínimas que deben respetarse para poder decir que un Derecho es justo es que éste reconozca, fomente y garantice el ejercicio de los derechos humanos fundamentales; exigencia o requisito que hemos llamado legitimidad de ejercicio.
Llegados a este punto, la mayoría de los autores abogan por exponer la historia del constitucionalismo moderno y/o el movimiento internacional a favor de los derechos humanos. Nosotros, no obstante, vamos a prescindir de esta tarea, ya que, por una parte, nos desviaría de nuestro propósito principal, que será analizar si la Ley del Registro de Superhéroes es respetuosa o no con los derechos humanos, y, por otra parte, al estar sujeto este trabajo a un determinado límite de extensión, tampoco podemos entretenernos en una exposición de dicha naturaleza. Nosotros, en cambio, nos centraremos en la observancia de algunos derechos fundamentes concretos, utilizando para ello el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 (PIDCP) . En concreto, nos centraremos en el derecho a la libertad de autodeterminación personal y en el derecho a la tutela judicial efectiva.
A) Derecho a la libertad:
El concepto de derecho a la libertad es ciertamente muy amplio, ya que en realidad se trata de un término genérico que comprende y afecta a varios derechos fundamentales. En este sentido, en el derecho a la libertad se integran los derechos de elegir libremente la residencia (art. 12.1 PIDCP), de desplazarse por el territorio de un Estado en el que se encuentre en situación legal (art. 12.1 PIDCP), de entrar y salir libremente de cualquier Estado (art. 12.2 PIDCP) y a no ser detenido arbitrariamente (art. 9 PIDCP).
En cuanto al derecho a no ser detenido arbitrariamente, tenemos que resaltar los derechos que asisten a la persona sometida a detención preventiva. En este sentido, el art. 9.3 PIDCP dispone que “toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable o a ser puesto en libertad”. Con el fin de garantizar la legalidad de las detenciones, el art. 9.4 PIDCP establece que “toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá derecho a recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal”. Este último precepto se refiere al procedimiento de habeas corpus, destinado a proteger a las personas frente a las detenciones ilegales.
Además, nos interesa resaltar también el llamado derecho a la libertad de autodeterminación personal, según el cual, toda persona tiene derecho a gozar de la autonomía individual para actuar de acuerdo con su propia voluntad y elegir sus propias opciones de vida, sin que pueda limitarse este derecho más que por lo expresamente dispuesto en la Constitución o en las leyes, teniendo estas últimas que ajustarse siempre a límites razonables. Dicho de otra forma, todo aquello que no esté prohibido, está permitido .
B) Derecho a la tutela judicial efectiva:
El derecho a la tutela judicial efectiva comprende dos grandes aspectos: el derecho a la jurisdicción y el derecho a un proceso con garantías .
En cuanto al primer derecho, podemos citar el art. 14.1 PIDCP que dispone que “todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella”.
En cuanto al segundo derecho, el art. 14.3 PIDCP enumera una serie de garantías mínimas que deben asistir al procesado, como, por ejemplo: a disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa y a comunicarse con un abogado de su confianza; A ser juzgado sin dilaciones indebidas; a un abogado de oficio, gratuito, si se carece de medios suficientes para pagarlo (o cuando no se ha nombrado a un defensor); a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable, etc.
2.4. Formas de desobediencia: la desobediencia civil.
Por lo que vimos hasta ahora sabemos que la obediencia al Derecho no es una obligación absoluta, sino que, en determinados supuestos (cuando no se cumplen los requisitos mínimos del Derecho justo), es moralmente correcto desobedecer al Derecho o una norma jurídica. La pregunta ahora es ¿qué tipos o formas de resistencia son moralmente admisibles ante estos supuestos?
Tenemos que responder a esta pregunta centrándonos en un sistema democrático, ya que es obvio que en un sistema totalitario son muchas las razones para la desobediencia. En este sentido, podemos distinguir entre formas de resistencia que son compatibles con obligación política (se rechaza una ley o algunas leyes en concreto, pero se respeta el orden constituido) y las que no (adoptan una postura de ruptura total con el sistema vigente). Dentro del primer grupo estarían la desobediencia civil, la obediencia pasiva y la objeción de conciencia, mientras que en el segundo estarían la acción revolucionaria, la resistencia activa y la pasiva .
Ahora bien, el tipo de desobediencia que aquí nos interesa es la desobediencia civil, puesto que creemos que sería la forma moralmente más adecuada de oponerse a la Ley del Registro de Superhéroes, aunque expondremos nuestros razonamientos más adelante.
La desobediencia civil supone una resistencia no violenta que practica una persona o, normalmente, un grupo social frente a todo o parte de un determinado Derecho. No obstante, hay que aclarar que, al contrario que ocurre con la objeción de conciencia, no estamos en presencia de ningún derecho subjetivo de los ciudadanos. Señala Javier DE LUCAS que “el Derecho no puede legalizar sin contradicción una especie de derecho de resistencia frente al Derecho. El desobediente civil actúa, pues, contra el Derecho y ningún ordenamiento jurídico puede aceptar que se ponga en entredicho la obediencia al Derecho y menos aún el democrático” . Constituye, por tanto, no un derecho, sino una situación de facto. Lo que se pretende es manifestar al poder, pero sobretodo a la opinión pública, la no aceptación de alguna norma o normas determinadas.
Es importante señalar que apoyar o unirse a la desobediencia civil supone aceptar las consecuencias jurídicas desagradables que el Derecho reserva a los infractores, es decir, las sanciones y penas tipificadas. Sin embargo, precisamente esta circunstancia es uno de los elementos más importantes de la desobediencia civil, ya que la exteriorización del cumplimiento a dichas sanciones puede convencer a la opinión pública y a otros ciudadanos a unirse a la resistencia. Someterse a esas penas ejemplifica el sacrificio a favor de una buena causa y puede lograr una modificación de la actitud de los poderes públicos frente al problema denunciado. Es, por tanto, también una forma de atraer la simpatía y la complicidad de la opinión pública.
Por último, según Jesús P. RODRÍGUEZ, “aceptar en sociedades democráticas actuaciones tan radicales y enfrentadas al sistema jurídico sólo es pensable cuando se produzca una desvirtuación trascendental de la propia democracia, una perversión absoluta de los valores en sociedades sanas y respecto de un Derecho que deja de ser justo. Un sistema político ilustrado debe reaccionar con templaza ante esas situaciones y abrir un debate sobre las causas de desobediencia y afrontar, en su caso, las reformas políticas y jurídicas que, dentro del respeto a la Constitución y al poder soberano, permitan su desaparición”.
3. CIVIL WAR Y LA OBEDIENCIA AL DERECHO.
3.1. Sinopsis de Civil War:
El objeto de estudio de esta sección va a ser la Ley del Registro de Superhéroes (en adelante Ley del Registro o Registro). Pero para introducir al lector no familiarizado con los cómics que conforman el crossover de Marvel Civil War en el debate, conviene que hagamos un breve resumen de los hechos que motivaron la aprobación de dicha ley.
Un grupo de jóvenes superhéroes, llamados los Nuevos Guerreros, están realizando un reality-show para una cadena de televisión. El objetivo de ese programa es mostrar en directo las aventuras de dichos superhéroes.
En un intento de atraer más audiencia, los Nuevos Guerreros deciden enfrentarse a un grupo de supervillanos (en realidad, mucho más superiores a ellos) que se encuentran refugiados en una casa. Así, irrumpen en ella y empiezan a sacudir y pegar a los fugitivos. En un primer momento todo parece ir según los planes de los jóvenes superhéroes; no obstante, uno de esos villanos, Nitro, al verse acorralado, utiliza sus poderes mutantes, creando una macro explosión, matando así a todas las personas que se encontraban en un radio próximo a ese lugar (salvo a Speedball, alias Robert Baldwin, integrante de los Nuevos Guerreros). En total hubo más de 600 víctimas, entre ellos unos 60 colegiales (cerca del lugar de acción había un colegio). Este suceso fue bautizado con el nombre de “Tragedia de Stamford”.
Este suceso hace que gran parte de la opinión pública estadounidense se vuelva en contra de la comunidad de superhéroes, a quienes se acusa en conjunto de ser responsables de la Tragedia de Stamford, exigiendo la inmediata aprobación por ley del llamado Registro de Superhéroes. El objetivo de esa ley es que a todos los que posean alguna habilidad especial o sobrehumana se les obligue a registrarse y a revelar sus identidades secretas ante las autoridades, convirtiéndolos en funcionarios del Estado para que dichas personas sean adecuadamente entrenadas y controladas.
Algunos superhéroes apoyan esta medida, como Iron Man (alias Tony Stark), Mister Fantástico (alias Reed Richards) y Chaqueta Amarilla (alias Henry Pym), que piensas que el legalizar su situación es la única forma para que la gente vuelva a confiar en los superhéroes. No obstante, otros, como el Capitán América (alias Steve Rogers), se oponen drásticamente al mandato que impone dicha ley, considerándola un atentado contra sus libertades.
Esta divergencia de opiniones divide a la comunidad en dos fracciones: superhéroes a favor y en contra del Registro. La situación se agrava aún más cuando a los superhéroes registrados se les exige atrapar a los superhéroes rebeldes, produciéndose así un enfrentamiento bélico entre ambos bandos, la llamada Guerra Civil o Civil War.
3.2. Concepto y consecuencias de la Ley del Registro:
Antes de poder aplicar los conocimientos obtenidos en la sección anterior a la Ley del Registro, es necesario que concretemos el concepto de dicha ley y las consecuencias que derivan de su incumplimiento.
La primera definición de la Ley del Registro la encontramos en el cómic “New Avengers: Illuminati”, donde Iron Man explica al Doctor Extraño, Mister Fantástico, Namor y Rayo Negro el sentido y el alcance del Registro que aún está en fase de proyecto de ley, pero que en breve recibirá el visto bueno de las cámaras legislativas estadounidenses, convirtiéndose entonces en ley. Tony Stark define la Ley del Registro de la siguiente forma:
“Es el Acta [sic] del Registro de Superhéroes. Cualquiera con poderes, cualquiera con traje, cada mutante, a cualquiera de los nuestros, se le requerirá por ley que se revelen por sí mismos al Gobierno de los Estados Unidos. A cambio, al héroe registrado se le dará un trabajo como guardia en la nueva fuerza de seguridad mundial de S.H.I.E.L.D. . Todavía podréis seguir siendo superhéroes, pero tendréis que responder ante alguien. El hecho de rechazarlo se considerará un delito federal”.
Por lo tanto, el mandato que impone la Ley del Registro es que todos los seres que tengan alguna habilidad especial o metahumana, tanto héroes como villanos, que residan en o sean ciudadanos de los Estados Unidos , tienen que inscribirse en el Registro, convirtiéndose así en una especie de funcionarios al servicio de S.H.I.E.L.D. La persona sujeta al ámbito subjetivo de esta ley e incumplidora de la misma será considerada como criminal, teniendo que ser perseguida y encarcelada.
Nos interesa especialmente recalcar en las consecuencias que se derivan de la desobediencia a la Ley del Registro, es decir, en la detención propiamente dicha y en la detención provisional de los superhéroes rebeldes.
La primera detención que se produce, una vez pasada la vacatio legis de la Ley del Registro, es la de los Jóvenes Vengadores en el cómic “Civil War #2”. Patriota y sus compañeros no se habían inscrito en el Registro, pero continuaban persiguiendo a criminales en la calle; son descubiertos por la unidad especial de S.H.I.E.L.D. (que, por cierto, se parece mucho a una unidad SWAT estadounidense), que los atrapa y detiene con armamento de asalto especial, llevándolos a una cárcel para superhumanos. Por suerte para los Jóvenes Vengadores, el convoy que los iba a llevar a aquel establecimiento es asaltado por el Capitán América y sus compañeros, que liberan a los prisioneros. En esta escena podemos contemplar como los superhéroes opositores al Registro son perseguidos y apresados como de terroristas o enemigos del Estado se tratasen.
En cuanto al encarcelamiento de los superhéroes rebeldes, Tony Stark ha encomendado a Reed Richards que diseñase un centro penitenciario especialmente pensado para los incumplidores de la Ley del Registro, la llamada prisión “número 42” . Esta prisión se encuentra en la Zona Negativa, que es una dimensión paralela del Universo Marvel, de la que sólo se puede acceder o salir a través de un portal energético creado por Mister Fantástico.
Estos métodos especialmente intensos para arrestar y retener a los superhéroes rebeldes pueden estar, desde un punto de vista de mera conveniencia práctica, justificados, ya que sin ellos no se conseguiría ni atrapar ni mantener presos, respectivamente, a ninguna persona con tales poderes. No obstante, lo verdaderamente inquietante de la Ley del Registro es el recorte de derechos fundamentales que sufren los superhéroes rebeldes. En este sentido, se les priva de los derechos que asisten al detenido preventivamente (derecho a que, en un plazo razonable, sea llevado ante un juez que decida sobre su situación y a instar el procedimiento de habeas corpus), así como el derecho de acceso a la Justicia (derecho a la tutela judicial efectiva). Pero de las consecuencias (morales) de estos hechos nos ocuparemos más adelante.
3.3. Examen crítico de la Ley del Registro:
Hemos llegado al núcleo principal de este trabajo, que es analizar si existen motivos morales para desobedecer la Ley del Registro, o, dicho de otra forma, comprobar si dicha ley se ajusta o no a las exigencias del Derecho justo.
Antes de nada, decir que en este análisis nos centraremos únicamente en comprobar si la norma en cuestión se ajusta o no a los parámetros de la legitimidad de ejercicio (respeto y garantía de los derechos humanos). No vamos a entrar, por tanto, en la comprobación de si el sistema político de los Estados Unidos cumple con la idea de legitimidad de origen que hemos expuesto en la sección anterior, ya que, dejando aparte algunos acontecimientos recientes , nadie pone seriamente en duda de que ese país sea, en general, un Estado democrático.
Empezaremos este análisis exponiendo y criticando los argumentos principales que se utilizan en los cómics de Civil War para apoyar la Ley del Registro, para luego introducir y defender los motivos en contra de dicha ley.
3.3.1. Argumentos a favor del Registro:
Existen dos argumentos principales para defender la Ley del Registro que se repiten constantemente en toda la trama de Civil War, y que son: el respeto hacia la ley y la voluntad popular.
En cuanto al primer argumento, a menudo los superhéroes que están a favor del Registro intentan convencer a sus opositores de que deben acatar la Ley del Registro porque “es la ley”. Esta argumentación es típica del positivismo ético en su versión fuerte (Norberto BOBBIO), que se caracteriza por el postulado de la obediencia incondicional al Derecho, es decir, según esta visión, simplemente por el hecho de ser Derecho estamos en presencia de algo justo, convirtiéndose éste en un valor supremo al que se debe obediencia . Este razonamiento, no obstante, no cuenta con nuestra aceptación, puesto que, como ya hemos dicho anteriormente (vid. 2.1), la obligación de obedecer el Derecho es una obligación moral (que hemos llamado obligación política) y, por tanto, no cabe fundamentarla con razones estrictamente legales, sino únicamente con razones morales (vid. 2.2).
Basarse, además, únicamente en este argumento puede traer consigo consecuencias gravísimas. Tomemos como ejemplo la Alemania nazi . Los nacionalsocialistas llegaron al poder respetando las normas políticas de la República de Weimar, siendo, por tanto, el gobierno que instauraron completamente legítimo desde el punto de vista democrático. En este sentido, según las teorías iuspositivistas radicales, las leyes antisemitas de entonces eran normas justas y, por consiguiente, tenían que ser obedecidas.
Creemos que nadie con un poco de sentido común puede defender que exista una obligación de obedecer las leyes, por el simple hecho de tener tal consideración, aunque sean inmorales. Para que un Estado pueda considerarse democrático y de Derecho, el respeto hacia los derechos fundamentales (integrados, normalmente, en sus respectivas Constituciones) constituye un requisito sine qua non.
En cuanto al segundo argumento, la aprobación de la Ley del Registro se debe a que la opinión pública estadounidense, después de la Tragedia de Stamford, considera que los superhéroes constituyen una grave amenaza para su seguridad e integridad física , exigiendo así que se controle su actividad. En este sentido, algunos superhéroes dicen que la Ley del Registro representa la voluntad popular y que por ello, siendo el cometido principal de todo superhéroe servir a las personas, tiene que ser respetada.
Este argumento es ciertamente el más engañoso y mezquino de todos, ya que utiliza la razón de ser fundamental de los superhéroes para convencerles de que apoyen el Registro, puesto que de lo contrario irían en contra de sus propios principios. No obstante, podemos hacer frente a este argumento invocando tres en contra.
En primer lugar, la Ley del Registro no responde a una necesidad real, es decir, los superhéroes no constituyen una amenaza para los ciudadanos, sino todo lo contrario, ya que en realidad salvan más vidas de las que ponen en peligro . Los elementos peligrosos los constituyen únicamente los supervillanos. Es contra ellos, en todo caso, contra quién tendría que dirigirse la Ley del Registro. Recordemos, además, que fue uno de los malos (Nitro) quién causó realmente la Tragedia de Stamford; y, aunque admitamos que los Nuevos Guerreros también tuvieron parte de culpa en ese trágico incidente, ello no significa que por el error de unos pocos tenga que pagar toda la comunidad superheroína.
En segundo lugar, porque la Ley del Registro constituye un engaño de masas, ya que su verdadero propósito no es proteger a los ciudadanos de los supuestamente peligrosos superhéroes, sino crear una unidad de superhéroes completamente subordinado a los Estados Unidos, para hacer frente a futuras amenazas, tanto terrestres como extraterrestres. La idea, que constituye la visión de futuro particular de Tony Stark , no parece mala a primera vista. No obstante, es, por una parte, altamente peligrosa, ya que es propensa a crea conflictos entre otros Estados, y, por otra parte, porque aleja a los superhéroes de lo que antes hemos llamado su principal cometido, puesto que, una vez que todos los superhéroes hayan sido “nacionalizados”, sólo actuarán cuando el gobierno lo estime necesario, dejando a un lado los problemas que no interesan a los políticos, pero donde más se necesita a los superhéroes.
En último lugar y en estrecha relación con los dos argumentos anteriores, el compromiso de los superhéroes no se reduce únicamente en proteger a los ciudadanos de amenazas exteriores, sino también de las interiores, tal como apuntó el Capitán América en “Civil War: Front Line #11”. Los ciudadanos están siendo manipulados para que crean en una amenaza inexistente, siéndole ocultado, además, el verdadero propósito de la Ley del Registro. En este sentido, la ignorancia del pueblo es el peor perjuicio que se le puede causar a una democracia, teniendo, por tanto, que ser combatida.
3.3.2. Argumentos en contra del Registro:
La Ley del Registro no se ajusta de ninguna forma a las exigencias del Derecho justo, puesto que vulnera sistemáticamente los derechos fundamentales de los superhéroes. En este sentido, constituye un indudable atentado contra el derecho a la libertad de autodeterminación personal, así como a los derechos que asisten al detenido y, en general, a la tutela judicial efectiva.
En cuanto al derecho a la libertad de autodeterminación personal, decir que toda persona es libre de elegir su forma de vida, siempre y cuando sus acciones no dañen a otras personas. En el caso de los superhéroes, es incluso necesario alabar su labor, ya que ponen en riesgo su propia vida y la de sus seres queridos para proteger a las personas, intentando hacer del mundo un lugar mejor. Entorpecer esta misión es poco menos reprochable, especialmente si quien dificulta esta tarea son las propias autoridades, recelosas de los éxitos alcanzados por aquéllos. No obstante, la Ley del Registro va mucho más lejos de la simple obstaculización, ya que lo que con ella se persigue es intervenir directamente en la forma de actuación de los superhéroes. Es decir, convirtiéndolos en funcionarios del Estado, se pretende privar a los superhéroe de la facultad de formar sus propias convicciones sobre lo correcto e incorrecto, sobre lo moral e inmoral. Esto para nada puede ser aceptable, ya que sólo ellos son capaces de decidir quién o dónde más se necesita de sus poderes.
Por lo que se refiere a los derechos que asisten al detenido, podemos decir que estos son prácticamente nulos. Esta situación se contempla muy bien en la mini serie “Civil War: Front Line”, donde, aparte de otras historias paralelas, se narra la situación de cautiverio que vive un superhéroe (Speedball) no registro que es atrapado . En estos cómics se aprecia como lo que debía ser una detención preventiva, sujeta a un plazo razonable, se prolonga indefinidamente en el tiempo, privando, además, al detenido de la facultad de instar un procedimiento de habeas corpus para que un órgano judicial decida sobre su situación. Estas circunstancias evidencian la ilegalidad de las detenciones practicadas bajo el mandato de la Ley del Registro.
Por último, en lo que a la vulneración de los derechos humanos se refiere, señalar que la Ley del Registro elimina una tutela judicial efectiva a favor de los superhéroes rebeldes. Dicha norma les niega la celebración de un proceso ante un órgano judicial independiente (derecho a la jurisdicción), dejando así la función jurisdiccional en manos de los agentes de S.H.I.E.L.D. Esto, a su vez, implica la quiebra del principio de separación de poderes, puesto que si no se permite al poder judicial controlar la actividad de los órganos del poder ejecutivo, éste puede actuar a su libre antojo y vulnerar sistemáticamente los derechos fundamentales de las personas.
Que la Ley del Registro supone la violación del derecho a la tutela judicial efectiva queda evidente en “The Amazing Spider-Man #535”, donde se produce el siguiente diálogo entre Tony Stark y Peter Parker (alias Spiederman):
T: “Es muy simple, Peter. O ellos se inscriben o se quedan aquí [en la prisión “número 42”] hasta que lo hagan. Y si ellos nunca se inscriben, entonces se quedan aquí por el resto de sus vidas naturales (…) No tenemos opción, tenemos que seguir la Ley”.
P: “¡Seguir la ley significa que esta gente tenga un juicio antes de que los envíes a ser encarcelados por el resto de sus vidas! No puedes sólo encerrar a esta gente”.
T: “Sí, podemos, y tenemos. Y este es el final de la discusión”.
Es curioso constatar como los defensores del Registro pretenden dar, en ocasiones, a sus actos una cierta apariencia de legalidad. Así, en “Civil War: Front Line” se concede a Speedball el asesoramiento de una abogada (Hulka alias Jennifer Walters) y, posteriormente, una oportunidad de hablar y justificarse ante el Congreso de los Estados Unidos. No obstante, como ya hemos dicho, esto se trata de una mera apariencia. En primer lugar, porque su abogada es conocida por su postura a favor del Registro, no teniendo que extrañarnos que su único asesoramiento se base en convencer a Baldwin de que lo correcto sería registrarse, y, por otra parte, porque la comparecencia ante la Cámara Baja estadounidense es solamente una estrategia política para transmitir a la opinión pública la imagen de que los defensores del Registro son justos porque están dispuestos ha escuchar las críticas negativas de los opositores del Registro. Estas “concesiones” no pueden considerarse de ningún modo como una alternativa adecuada al derecho a ser enjuiciado por un tribunal independiente, puesto que significaría la quiebra del Estado democrático.
En resumen, la Ley del Registro vulnera los derechos humanos, principalmente el derecho a la libertad de autodeterminación personal y la tutela judicial efectiva y, por consiguiente, tenemos que considerarla como una norma injusta. En este sentido, la obligación moral de obedecer al Derecho se desmorona, convirtiéndose en una justificación moral para desobedecer dicha ley.
3.4. Forma de oponerse a la Ley del Registro:
Hemos llegado a la conclusión de que la Ley del Registro es una ley injusta, pudiendo, por tanto, sus destinatarios desobedecer el mandato de la misma. La pregunta que tenemos que hacernos ahora es ¿cuál es la forma moralmente correcta de oponerse a la misma?
Como ya hemos dicho anteriormente (vid. 2.4), existen varias formas de resistencia hacia el Derecho o una ley en concreto, pudiendo distinguir entre métodos compatibles con el orden constituido o incompatibles con el mismo.
El Capitán América y sus seguidores, al hacer uso de la fuerza, han optado por la resistencia activa para combatir la Ley del Registro, utilizando, por tanto, unos métodos que rompen con el sistema político preestablecido. Esta forma de actuar tenemos, no obstante, que rechazarla por considerarla inadecuada. Cuando el régimen político de un país cuenta con legitimidad de origen, es decir, cuando estamos ante un Estado democrático, como lo son los Estados Unidos, entonces la resistencia activa no puede ser justificada desde un punto de vista moral. Si en un Estado democrático surge una ley injusta, entonces la forma de oponerse a la misma debe ser respetuosa con el sistema político.
Creemos que lo más adecuado en este supuesto sería una desobediencia civil por parte de los superhéroes. Es decir, una resistencia no violenta hacia la Ley del Registro, dirigida fundamentalmente a convencer a la opinión pública de la equivocación que supone dicha ley y poner de manifiesto la violación de los derechos humanos que esta norma ampara. La utilización de la fuerza no conlleva ningún resultado positivo a favor de los superhéroes rebeldes, más bien todo lo contrario, ya que supone poner en grave peligro a las personas y, consiguientemente, hace que la opinión pública se vuelque en contra de los opositores del Registro. A esta conclusión también ha llegado el Capitán América al final de Civil War, cuando, al estar a punto de asestar el golpe definitivo a Iron Man, es retenido por las personas de alrededor, siendo este el motivo de su rendición.
La idea de no utilizar la fuerza sino la palabra y el entendimiento para oponerse a la Ley del Registro surge también durante la Guerra Civil. Así, en el cómic “Black Panther #23” Pantera Negra (alias T’Challa) intenta convencer al Capitán América de que existen mejores métodos para hacer frente a esta ley injusta e inmoral. El dialogo entre ambos es el siguiente:
C: “Di lo tuyu, T’Challa. ¿Por qué estás aquí?”.
P: “Para convencerte de que hay una mejor forma de ganar esta guerra que peleando”.
C: “Los políticos hablan… y no logran nada. Yo soy un soldado”.
P: “Eres el Capitán América, el símbolo viviente de este país. Podrías hacer cambiar los corazones y mentes del público… si hablaras con ellos”.
Pantera Negra, no obstante, no consigue hacer cambiar al Capitán América de opinión, más bien ocurre lo contrario, ya que el Rey de Wakanda se une a su bando, motivado principalmente por la muerte de su amigo Goliat IV (alias Bill Foster), que fue asesinado por el ciborg de Thor que había creado Reed Richards para que combatiese con los defensores del Registro.
También cabe la posibilidad de optar por el exilio, como en el caso de La Cosa (alias Ben Grimm), que opta por irse a Francia, ya que, aunque la Ley del Registro le parece injusta, no está dispuesto a luchar contra el gobierno de su país. No obstante, es una medida únicamente de alcance personal, es decir, sólo repercute en el propio superhéroe que huye del país, no contribuyendo nada al intento de acabar con una ley injusta, a no ser que desde el exilio se organice un frente de oposición hacia el Registro. Además, otra forma que puede tener un superhéroe para manifestar su descontento con esta ley sería el renunciar a ser superhéroe , como en el caso de Estrella de Fuego (“Civil War: Front Line #2”). De todas formas, siguiendo esta posibilidad volvemos a estar ante la misma situación que antes, ya que es una decisión nada solidaria con el intento de acabar con una norma injusta.
4. CONCLUSIONES.
En este trabajo hemos constatado que existe una obligación moral de obedecer al Derecho, pero no a cualquier Derecho, sino sólo al que puede considerarse justo, es decir, aquel que cumple con las exigencias mínimas de la legitimidad de origen y de la legitimidad de ejercicio. El primer requisito implica que el Derecho provenga de los órganos competentes de un Estado democrático (legitimidad contractual democrática), mientras que el segundo significa que ese Derecho debe ser respetuoso y garantizar los derechos humanos. Si alguno de estos requisitos no se dan, el Derecho debe ser considerada como injusto, existiendo así una justificación moral de desobedecerlo.
Después de nuestras observaciones hemos podido verificar que la Ley del Registro supone una clara violación de los derechos fundamentales, agravado quizás aún más por estar dirigida hacia los superhéroes, personas que arriesgan su vida para salvar la de los demás. Podemos decir, por lo tanto, respondiendo además a la pregunta que hemos formulado al inicio de este trabajo, que hemos elegido un bando, que es el de estar en contra de la Ley del Registro, norma que consideramos en todos los sentidos inmoral. No obstante, esto no quiere decir que aprobemos los métodos empleados por el Capitán América y sus compañeros de armas, ya que lo injusto no puede ser combatido con métodos inmorales, moraleja a la que también llegó el Capitán América al final de Civil War. Creemos que lo moralmente correcto sería que los superhéroes contrarios al Registro organizasen una desobediencia civil hacia la Ley del Registro, es decir, una resistencia no violenta encaminada a convencer a la opinión pública de la falta de necesidad de dicha norma y para poner de manifiesto la sistemática vulneración de los derechos humanos que supone la aplicación de la misma. Con ello conseguirían darle a su lucha un grado suficiente de legitimidad y lograr poner a la opinión pública de su parte. Caben también otras formas no violentas de mostrar el rechazo hacía una ley, como puede serlo el exilio de los destinatarios de la misma. Tenemos, no obstante, que descartarlas puesto que consideramos que son métodos no solidarios que no contribuyen de forma activa a hacer frente a una norma jurídica injusta.
Ahora bien, que consideremos la Ley del Registro como una norma injusta e inmoral no significa que pensemos que no puedan o deban existir leyes que regulen determinados aspectos de los superhéroes. Algo tan importante como el fenómeno de seres con poderes o habilidades especiales no puede carecer de regulación jurídica, respetuosa, es sí, con los mandatos de los derechos fundamentales.
Por último, decir que es posible que surja la crítica de que nuestro trabajo no pueda tomarse en serio, ya que el objeto de estudio ha sido el análisis de una ley ficticia de un cómic de superhéroes y, por tanto, no tiene relevancia práctica. No obstante, tenemos que objetar esta clase de argumentos, puesto que creemos que en la vida real puede darse el caso de que un Estado, aunque democrático, apruebe leyes que restringen notablemente los derechos fundamentales de las personas. De hecho, estamos convencidos de que esta ley imaginaria se ha inspirado en la conocida Ley Patriótica (USA Patriot Act) estadounidense de 2001, promulgada después de los atentados del 11 de septiembre. Esta ley, basándose en la necesidad de hacer frente a futuras amenazas terroristas, implica el recorte de varios derechos fundamentales; así, por ejemplo: permite que en determinados supuestos una persona pueda ser retenida por plazo indefinido; autoriza a las autoridades llevar a cabo un control de las comunicaciones, teniendo únicamente que informar del mismo al juez competente; consiente que la inspección de un domicilio se lleve a cabo sin la presencia y conocimiento del propietario; etc . Vemos, por tanto, que es ciertamente posible, y de hecho ocurre, que un Estado democrático apruebe, invocando normalmente la salvaguarda de un supuesto bien mayor, normas que conllevan a la vulneración de determinados derechos humanos. Lamentablemente, este tipo de leyes suelen contar con el beneplácito de gran parte de la población, puesto que muchas personas suelen creerse eso de que sólo la restricción de las libertades hace que puedan vivir seguros. Este razonamiento, además de resultarnos poco convincente, va en contra de la misma esencia de un Estado democrático y debe, por consiguiente, ser rechazado, pero no por lo fuerza sino a través del dialogo y del razonamiento.
5. BIBLIOGRAFÍA.
• DE ASÍS, Rafael; “El positivismo jurídico”; en Gregorio PECES-BARBA/Eusebio FERNÁNDEZ/Rafael DE ASÍS, “Curso de Teoría del Derecho” (2ª edición); Madrid; Editorial Marcial Pons; 2000; páginas 310 a 317
• FERNÁNDEZ GARCÍA, Eusebio; “La obediencia al Derecho”; Madrid; Editorial Civitas; 1998.
• MOLAS, Isidre; “Derecho constitucional”; Madrid; Editorial Tecnos; 2005.
• RODRÍGUEZ, Jesús P.; “La obediencia al Derecho”; en Gregorio PECES-BARBA/Eusebio FERNÁNDEZ/Rafael DE ASÍS, “Curso de Teoría del Derecho” (2ª edición); Madrid; Editorial Marcial Pons; 2000; páginas 353 a 378.
• http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm (Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948).
• http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/a_ccpr_sp.htm (Pacto Interna- cional de Derechos Civiles y Políticos de 1966).
• http://www.wikipedia.org (utilizado para consultar detalles relacionados con los personajes o lugares del Universo Marvel).
• Cómics que se han leído para la realización de este trabajo:
- Black Panther #18 - #25.
- Captain America #25.
- Civil War #1 - #7.
- Civil War: Front Line #1 - #11.
- Civil War: Iron Man/Captain Amercia (Casualties of War).
- Civil War: The Confession.
- New Avengers: Illuminati.
- She-Hulk #8.
- The Amazing Spider-Man #529 - #538.
- The Fantastic Four #536 – #543.
- Wolverine #42 – #45.
CIVIL WAR: FAMILIA Y AMIGOS Vs ESTADO
En relación con la persona de Reed Richards
POR Cristina Ferreiro Gómez
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Civil war: familia y amigos vS estado
Son muchos los personajes que se suceden a lo largo de la saga Civil War, pero es Reed Richards quien será objeto de análisis, para conocer el verdadero sentido de su elección, el por qué de sus actos y sus decisiones.
Para todo esto, lo primero será analizar la figura del susodicho personaje.
Se trata de un personaje ficticio de Marvel Comics, líder de Los 4 Fantásticos; cuyo nombre original es Reed Richards, pero que al adquirir sus poderes (tras ser irradiado por rayos cósmicos en el espacio) pasó a ser conocido como Mr. Fantástico.
Es un hombre dotado de una gran inteligencia, que le hace ser uno de los científicos más brillantes de su país, o incluso a nivel mundial.
Sin embargo, a la hora de hacer una aproximación a su figura, no lo podremos hacer sin ligarlo a los personajes de Sue y Johnny Storm y Ben Grimm.
Juntos forman el equipo de los “Cuatro Fantásticos” o “Fantastic Four”, unidos por un mismo fin: proteger a la humanidad, a la Tierra y al Universo, de los posibles males que lo ataquen.
No obstante, este no es el único nexo de unión entre ellos. Están ligados por el mismo objetivo a lograr, pero también tienen otro vínculo, que va más allá de un trabajo o una labor a desarrollar; y que es el encarnado por la amistad y la familia.
Todos tenemos un concepto de “familia” más o menos coincidente en forma, pero siempre con el mismo trasfondo de contenido.
Según la RAE , familia es un “Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”; para la sociología, una familia es “un conjunto de personas unidas por lazos de parentesco”; y para cualquier persona son aquellos que le rodean, y están unidos a él, principalmente por vínculos sanguíneos.
Pero, sea cual sea la definición escogida, lo que parece claro es que es un elemento importante en nuestra vida, que nos hace ser quienes somos, y actuar como actuamos.
En el caso de Reed Richards (además de sus dos hijos), su familia son Sue y Johnny.
Pues bien, ahora atendamos al concepto de amistad. A todos nos gusta hablar y presumir de la amistad, de ser los mejores amigos o de tener a los mejores como amigos; pero si nos hacen definirlo, es muy probable que nos quedemos sin palabras.
¿Cómo definiríamos “amistad”?
Pues bien, la RAE lo define como un “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.
Es por tanto, una relación afectiva entre dos o más personas, que tienen un vínculo que les une intensamente, aún sin haber entre ellos lazos sanguíneos.
Tiene además, un matiz muy importante, que la separa y la distingue de la familia (al menos de la sanguínea), y es que los amigos, como máximos representantes de la amistad, eligen y son elegidos, no vienen impuestos como les sucede a los familiares.
Así, Reed Richards hizo su elección con Benjamin Grimm, su amigo.
Pues bien, ahora que sabemos quién es Mr. Fantástico, y lo hemos insertado en el grupo de los Cuatro Fantásticos, como miembro, familiar y amigo del resto de los integrantes, también tenemos que señalar que él es el llamado “líder del grupo”, y así se entiende no sólo interna sino también externamente.
Por su condición de líder, así como por su extraordinaria inteligencia, es que una vez que Iron Man organiza su ultra secreta reunión, es uno de los primeros a quien solicita su ayuda y asistencia. Él por su parte, no duda en acudir a la llamada de su amigo, a quien aprecia por ser un gran científico y gran persona; y ayudarle en aquello que le sea posible.
Así, juntos y con la presencia de varios superhéroes más, deciden ponerse a trabajar para lograr la harmonía en el mundo, y restaurar la buena posición que tenían consolidada, y se ha desmoronado como consecuencia de las aventuras de los “New Advengers”.
No obstante, todo lo que se diga en esa reunión ha de permanecer entre esas cuatro paredes, no podrá trascender al exterior, ni siquiera a sus amigos, familiares o compañeros de equipo. De hecho, al propio “estirado”, como lo apela cariñosamente La Cosa, se le prohíbe expresamente que se lo cuente a su mujer; a lo cual él accede.
Pues bien, aquí comienza la aventura de Civil War, y las desventuras de los superhéroes, pues ninguno saldrá indemne.
Las noticias sobre una Acta de Registro de superhéroes es el eje sobre el que se va desarrollar esta guerra civil, y que va suponer un gran cambio en la vida de muchos personajes, como Spiderman, Capitán América… y los Cuatro Fantásticos, que serán en quienes nos centremos, principalmente, en su líder Mr. Fantástico.
Desde el primer momento, el “estirado” decide posicionarse del lado de Iron Man (o Tony Stark, más concretamente); lo que supone su apoyo incondicional a la ley, y por consiguiente, al bando Pro-registro, encabezado por Tony Stark.
Pero, no sólo esto, sino que como abanderado de los Cuatro Fantásticos, los posiciona a todos del mismo lado, argumentando que es la Ley, que es lo mejor para ellos y para todas las personas y superhéroes, y que para ellos sólo supone manifestar su apoyo, pues realmente todos conocen su identidad, pues ya no es secreta, sino pública.
En el inicio no parece haber oposición, hasta que comienzan los problemas: el hombre antorcha es atacado, y lo peor, se les obliga a ir contra aquellos que son sus amigos, con quienes han luchado contra el mal; y a quienes tendrán que traicionar y perseguir para seguir las directrices impuestas por su país a través de la ley, y por su líder.
Aquí comienza la división de este idílico grupo, que se secciona ante los acontecimientos provocados por la nueva ley, y por sus nuevas obligaciones. Y, también aquí se nos plantea la disyuntiva que va motivar este artículo: Si estás en una encrucijada, en la que por una parte está el Estado y sus leyes, y por otro lado, tu familia y amigos; ¿Qué primaría: el Estado y sus leyes o tu familia y tus amigos? ¿Qué prima en Mr. Fantástico?
Después del análisis que realizaremos, llegaremos a la conclusión de que para él la familia y los amigos son muy importantes, pero por encima de todo están las leyes, como medio de mantener a la sociedad y a su familia y amigos tranquilos, seguros, y en perfecto equilibrio.
Reed Richards es uno de los primeros en conocer la existencia de la nueva Ley de Registro de los Superhéroes, ya que es informado de lo que va suceder, en la reunión celebrada por Tony Stark.
Para él no se plantea ningún problema, él ve clara la solución: lo correcto es la adhesión a la ley; y no le cabe pensar que haya alguien que pueda negarse. Si la ley dice que hay que registrarse, se hace y ya está.
Ahí comenzamos a ver a un Dr. Richards encandilado por la ley y lo que ella va conllevar (o al menos lo que ellos esperan que acarree): la devolución de su status, de su buena condición como apreciados salvadores del mundo.
Pero hasta ahora no hay ningún problema, pues su familia y amigos todavía no lo saben, y hasta donde él entiende, ellos estarán de acuerdo con la decisión tomada por él. Si a ellos les gusta cumplir la ley tanto como a él, si él es su líder y ellos siempre están de acuerdo con sus decisiones, entonces no cabe duda de que se posicionarán a favor de esta ley.
La situación comienza a cambiar cuando la noticia sale en los medios de comunicación. Son muchos los que prefieren no oponerse a la normativa estatal, sobretodo desde que Spiderman opta por desenmascararse en público.
Sin embargo, ocurre lo inimaginable; un amplio sector de héroes, de personajes conocidos y admirados por todos, decide rebelarse contra lo que entienden es una ley injusta, incluso ilegal, que atenta contra su dignidad, contra su voluntad, su LIBERTAD. Es un grupo decidido a no registrarse, pero que no espera consecuencias; hasta que el Estado decide ir a por ellos.
Cualquier persona que se rebele contra una norma ha de ser perseguida; y lo que inicialmente fue una medida contra malhechores, se vuelve en contra de gente conocida, querida y admirada, como el mismísimo Capitán América, que no quiere traicionar sus ideales ni su libertad, pero sobre todo no quiere traicionar a los suyos, a sus amigos, a aquellos que le han ayudado a luchar contra el mal, en numerosas ocasiones.
Esta iniciativa supone un gran revés a la Ley de Registro, dos bandos surgen, cada uno defendiendo una postura; pero Reed Richards lo tiene claro, no puede oponerse a la ley.
La ley surge de una decisión estatal, si el Estado nunca se equivoca, esa ley no puede estar mal. Son ellos quienes se equivocan, porque se creen más importantes que el bienestar de la sociedad; son unos egoístas que sólo miran por estar ellos bien.
Por consiguiente, si ellos están dispuestos a ir contra el Estado, deben surgir nuevas formas de luchar contra ellos, ya que no son gente normal que se puedan recluir en un centro penitenciario cualquiera; tiene que ser algo especial, más sofisticado y más protegido. Por todo esto, es que Reed Richards, como apoyo de Tony Stark y su iniciativa, se pone a trabajar en un nuevo proyecto, un proyecto que supondrá la reclusión de los sublevados, en un lugar del que ni sus poderes los podrán sacar.
Para lograr todo esto, Mr. Fantástico se vuelca en el proyecto, olvidándose de todo, y lo más importante, de todos. No parece importarle que su cuñado y amigo, Johnny Storm se encuentre en un hospital, entre la vida y la muerte. De hecho, ni siquiera acude al centro médico a interesarse por él, ni le hace una visita; ni tan siquiera es capaz de preguntarle a su esposa Sue, cómo se encuentra. Hasta tal punto llega la situación, que cuando le preguntan sus “amigos” pro-registro por su cuñado, él responde que debe estar bien porque de lo contrario Susan ya le habría dicho algo; y al comentarle si todavía no había ido a verlo, responde que no ha tenido tiempo pues está muy ocupado con el proyecto.
Este será el comienzo de la crisis en su equipo, y lo más importante, en su matrimonio.
Susan ve como esa ley y esos principios que defiende su marido, quizás no son tan correctos, tan ideales como fueron planteados inicialmente. Desde luego, se han desviado del objetivo inicial, convirtiéndose en una caza y captura de superhéroes. Atrás queda la lucha contra el mal, contra aquellos que perturbaban la tranquilidad de la sociedad, pues ahora serán equiparados superhéroes y villanos; ambos serán igualmente perseguidos. Pero, ya no sólo eso, sino que a tal punto ha llegado esta caza de brujas, que tanto Reed como Tony Stark, no dudan en aliarse a los villanos registrados, para ir contra aquellos antiguos amigos suyos, que optaron por no descubrir su rostro.
Susan ve como su marido se aleja cada vez más de aquellos ideales y principios que siempre defendieron, pero no sólo eso, sino que también se ha distanciado completamente de sus verdaderos amigos, aquellos que siempre estuvieron a su lado, de su cuñado Johnny, de sus hijos, e incluso de ella.
En su cabeza sólo parece haber una cosa: la ley de registro y la manera de hacerla cumplir. Sue ve como esto lo obsesiona hasta lo imposible, y o le deja pensar, por lo cual decide hacer algo, y luchar por primera vez, sin él, o incluso contra él, si fuese necesario. Va defender lo que cree justo, no lo que su marido quiere.
Para todos es algo sorprendente, que no llegan a entender del todo, y que creen supondrá el regreso a la Tierra de Mr. Fantástico; pero todos están equivocados.
La mujer invisible incluso ha dejado a sus hijos, ante la imposibilidad de mantenerlos con ella a salvo, y con la esperanza de que al menos así Reed les dedicase un poco de tiempo.
Pero todo ha sido inútil, “el estirado” dejó a sus hijos con su cuñada, y se volcó más aún si cabe en su tan adorado proyecto. Nada hay más allá de lo que le ofrecen sus invenciones.
Asimismo, el propio Ben Grimm ante la imposibilidad moral de alinearse a favor del bando pro-registro, y ante la decisión de no querer traicionar a su país, es prácticamente obligado a exiliarse; aunque no sin antes despedirse de sus amigos, y darle su versión de los hechos; versión que a Reed no convence, o al menos, no totalmente. Le deja irse, y no se toma ni un solo minuto para reflexionar sobre aquello que le dijo, sobre la exactitud o inexactitud, la moralidad o inmoralidad de sus pensamientos.
Pasado un tiempo, es el propio Johnny Storm quien acude donde su cuñado, quiere hacerle reflexionar, hacerle dudar de que tomó el camino correcto, pero no con mucho éxito. Juntos planean cómo arreglar la situación, pero ello no implica un cambio de actitud por parte de Mr. Richards.
A lo largo de la vida de los Cuatro Fantásticos, siempre se ha divisado a Reed Richards como un hombre apostado del lado de la ley, pero también como un ser civilizado, capaz de razonar, y siempre preocupado por los suyos.
Sin embargo, en esta saga esa imagen parece quedar atrás, salvo por el excesivo afán de preservar y hacer cumplir la ley, en todo momento.
Pero…¿Qué debemos entender por ley?
Una ley es una “regla y norma constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y condiciones de las mismas ”; o como señalo Tomás de Aquino, es “La ordenación de la razón dirigida al bien común dictada por el que tiene a su cargo el cuidado de la comunidad y solemnemente promulgada ”.
En definitiva, es aquella norma jurídica, emanada del poder legislativo, dictada para la protección del bien común, y dirigida a mantener el bienestar de la población y a protegerlos de aquello que lo pudiera alterar.
Pues bien, ahora que sabemos que una ley tiene preponderancia por haber sido emanada de un órgano con poder, la duda será: ¿Hay que cumplir las leyes?
Aunque puede parecer que nos encontramos ante una pregunta con una respuesta muy sencilla, de la que cualquier persona conoce la respuesta, esto no es así; pues de lo contrario no habría tantas personas delinquiendo por todas partes.
Pero bien, volviendo a la idea que estamos tratando, para resolver esta cuestión lo mejor será observar las características intrínsecas que tiene una ley:
Socialización: se dicta para el hombre en cuanto miembro de la sociedad y se dirige a gobernar las relaciones interindividuales.
Normatividad: abarca un número indeterminado de hechos y rige a todos quienes queden comprendidos en el ámbito de su aplicación lo que distingue a la ley de otras expresiones del poder público, tales como los actos administrativos.
Origen público: la ley emana de la autoridad pública y por ello actúa en línea de la soberanía política diferenciándose de las reglas impuestas por poderes privados.
Coacción: esta característica propia de todo derecho positivo luce eminentemente en la ley que es su medio de expresión típico y privilegiado en tanto que aparece velada en las otras fuentes del derecho.
Obligatoriedad: esto se supone que una voluntad superior manda a una voluntad inferior que obedece.
Estas últimas características, y especialmente la obligatoriedad responden sin lugar a dudas a nuestra cuestión.
Entonces, a la vista de lo anterior, Reed Richards, Iron Man y el bando pro- registro, están en lo cierto. Se debe cumplir la ley, y hacerla cumplir a quienes no lo hayan hecho ya voluntariamente.
Pero…¿Siempre hay que obedecer la ley? ¿Bajo cualquier circunstancia? ¿Y si la ley es errónea? ¿Y si están equivocados quienes la han elaborado?
En principio la ley es algo que se debe cumplir siempre, en cualquier momento y en toda circunstancia.
Si ha sido emanada de un órgano con capacidad para dictarla, en principio va ser directamente aplicable, sin ninguna excepción. A todos, absolutamente todos, los ciudadanos nos va corresponder aceptarla y cumplirla.
Sin embargo, ¿Acaso si vemos que una ley es injusta no podemos hacer nada? ¿Y si es contraria a la legalidad?
Lo primero será señalar cuál es la relación entre ley y justicia, pues según la postura que tomemos; podremos responder de un modo u otro.
a) Concepción Positivista
Esta postura considera toda situación justa sólo si está en conformidad con la norma jurídica, mejor dicho, una norma es justa sólo por ser tal. Si partimos de esto, resulta que nos encontramos con que cualquier norma jurídica, por su naturaleza misma, es ya de por si justa; entonces, deduciendo, se llegaría a la conclusión de que no hay ninguna norma positivizada injusta, y, por ende, debe ser obedecida sin ningún reparo, aunque en el fondo se acepte que puede conllevar cierta injusticia.
b) Concepción iusnaturalista
Esta postura, al relacionar el Derecho con la Justicia, parte desde una postura reduccionista enunciada en esta expresión: la norma positiva es válida sólo si es justa. Así, claramente se nota la presencia de la reducción a la justicia.
Pero, no sólo se ha dado esta concepción iusnaturalista, pues, por otro lado, se ha llegado a considerar una norma como justa si está de acuerdo con las perspectivas de Dios, deduciéndose de esto que será una norma injusta aquella que esté en discordancia con el Ser Supremo.
En relación al aspecto iusnaturalista, estos puntos son, en realidad, bastantes discutibles, pues al abordar a las reducciones dentro de un ámbito de justicia, condicionando su validez o eficacia a términos justos, por un lado puede tener un efecto aceptable, pero por otro lado la pureza de la determinación de injusticia queda tergiversada, al condicionarse su validez.
Pues bien, si partimos de que lo justo es aquello que le corresponde a cada uno, o como decía Ulpiano, “dar a cada uno lo suyo”; entonces podríamos decir que una norma es justa cuando establece la "equidad" de las condiciones.
Teniendo como premisa la concepción de justicia ya dada, entonces cabe expresar que una norma es injusta en tanto en cuanto dicha norma tenga una desviación del sendero que se le ha trazado.
Entonces, ahora que sabemos que una ley sí que puede ser injusta, también podremos señalar que la justicia o injusticia de una norma es un matiz muy variable según el prisma desde el que se mire; esto es, lo que para unos puede ser la noma más justa del mundo, para otros no lo será, y ello no querrá decir que ninguno esté equivocado.
Por tanto, y volviendo a la persona de Reed Richards, es perfectamente válido que esa ley tan perfecta que ellos defienden y veneran, sea vista como totalmente injusta por el bando del Capitán América; sin necesidad de concluir que uno de ellos esté equivocado.
Así, que una norma sea justa o injusta, no será determinante de su nulidad; sin embargo, lo que si puede ser un condicionante de su nulidad es su falta de legalidad.
Por nulidad debemos entender cuando una ley es ineficaz por darse la falta de algún requisito esencial o violación de algún mandato o prohibición legal; esto es, si se da una vulneración de otra ley, o principalmente, de la constitución, sobre todo, de los derechos fundamentales que ella contiene. En este caso, nos encontraríamos ante una norma inconstitucional; y por consiguiente, susceptible de inconstitucionalidad.
Entonces…si una ley es susceptible de ser declarada nula por ser contraria a la Constitución, al haber atentado contra uno o varios de los derechos fundamentales, quiere decir, que en ese caso sí hay algo que podamos hacer contra esas normas.
De este modo, cuando el Capitán América alega que esta ley vulnera su derecho a la libertad, lo que debería hacer es buscar que se declare su inconstitucionalidad, dejando así de ser alguien que atenta contra la ley, e indirectamente, contra el Estado.
Y en cuanto a Reed Richards, supone una llamada de atención, puesto que podría decirse que él es el único personaje ocupado al cien por cien de hacer cumplir esa ley.
Son muchos los motivos que mueven a Tony Stark en su lucha a favor del registro; sin embargo, si nos fijamos bien en la forma de actuar de Reed Richards y en su verdadera motivación, a él sólo lo mueve su afán por cumplir al máximo con la ley, y hacerla cumplir. De hecho, es tal su afán, que llega a dedicar su vida, sus días al completo a tal causa. Cuando Susan se marcha de casa, podríamos decir que dedica las veinticuatro horas del día a luchar por esa norma. Es evidente su estado de deterioro, debido probablemente a la falta de horas de sueño, a la falta de aseo, y seguramente, a la falta de alimento.
Sin embargo, en su mente sólo hay una idea, obedecer lo que el Estado dicta; pues de lo contrario, las consecuencias serán del todo desagradables. Su experiencia, y sobre todo su infancia, le han enseñado lo que implica hacer caso omiso a las decisiones estatales. Él vio como su querido y admirado tío moría por haber desobedecido las órdenes estatales; y bajo ninguna circunstancia quiere que se repita.
En su mente se repite una y otra vez, y no duda en repetírselos en innumerables ocasiones a todos aquellos que le preguntan, que lo hace por su familia y sus amigos, que la ley se debe respetar y cumplir, pues así se están preservando las vidas de sus hijos, de su mujer y de sus amigos.
Entonces, podemos decir que “El estirado” actúa movido por su necesidad de mantenerlos a salvo, sólo quiere que ellos se encuentren bien, y está peleando para hacerlo posible.
No es una persona despiadada, sin escrúpulos, se trata de alguien preocupado por los suyos, que antepone el bienestar de ellos al suyo propio; comportándose de manera totalmente altruista.
Pero… ¿Realmente es eso lo que sucede? ¿De verdad está pensando únicamente en ellos cuando actúa del modo que lo hace?
Partiendo de que efectivamente Mr. Richards sí es un buen hombre, preocupado por el bien, podríamos llegar a esa conclusión; sin embargo, son muchos los elementos que nos pueden hacer dudar de la veracidad de dicha afirmación.
En primer lugar, la primera sospecha surge cuando Iron Man, en su posición de líder le obliga a guardar silencio, como al resto de los compañeros de reunión; pero haciendo especial mención a él y a su señora. Le prohíbe específicamente decir nada a su mujer, aún sabiendo las consecuencias que eso puede acarrearle.
Cuando Sue se entera de lo sucedido, a pesar de su disconformidad con el silencio, decide no tenérselo en cuenta, y seguir adelante. Ella lo quiere, lo conoce, y sabe que es una buena persona.
El segundo indicio se da cuando por trabajar en su proyecto, lo deja todo. Se olvida de luchar contra el mal, le da igual que haya o no villanos actuando por todas partes. En esos momentos sólo le importa lo que tiene entre manos. Está dedicado única y exclusivamente a esa misión.
Pero no sólo eso, sino que un tercer barrunto es índice de esa obsesión, y será cuando, Tony Stark decide que hay que luchar con todas las fuerzas posibles contra el bando anti- registro; y no duda en aliarse con todos aquellos villanos que acepten, para conseguir la tan ansiada victoria.
Pues bien, ante esto, Reed tampoco hace nada, prefiere seguir apoyando a Iron Man y al Estado, a pesar de que los métodos no sean del todo fiables. En estos momentos su mente sigue la máxima de que el fin bien justifica los medios.
El fin justifica los medios, es una frase que representa al maquiavelismo y que viene a significar que tanto los gobernantes como los demás poderes han de estar por encima de la Ética y la Moral dominante para conseguir sus objetivos o llevar a cabo sus planes.
Obviamente, este silogismo defendido por la doctrina del Bien Superior se opone frontalmente a la Doctrina cristiana que declara exactamente lo contrario: El fin no justifica los medios.
En la actualidad, esta última es la postura más extendida en la actualidad, aunque alejada del vínculo religioso; y nos viene a indicar que los métodos empleados por el bando pro-registro no son justificables moralmente, entendiendo como “moralmente correcto” aquello que se somete a un valor, y por tanto, será una conducta moralmente correcta aquella que según algunos autores, consiste en “el cumplimiento de un deber” y “en la obediencia a la ley moral, en tanto que fijada por las normas, leyes y costumbres de la sociedad”.
Pues bien, aunque este es un indicio muy importante, no es el más importante, y tampoco es el último.
De hecho, como ya he mencionado anteriormente, una conducta muy importante y trascendental, será la que tiene cuando su mujer y su cuñado, así como su mejor amigo, Ben Grimm se marchan.
La marcha de “La Cosa”, supone un duro golpe para todos. No se marcha por un motivo cualquiera, sino por motivos ideológicos. Se trata de un exilio, entendido como el estado de estar lejos de la propia tierra (ya sea ciudad o nación) y puede definirse como la expatriación, voluntaria o forzada, de un individuo.
Ben es una persona siempre dispuesta a luchar por el bien y a hacer lo correcto. En Civil War, comienza situándose a favor del Acta de Registro, pues así se lo ha dicho su gran amigo “El Estirado”, pero no por mucho tiempo, ya que fue testigo de una batalla en la Calle Yancy dónde las fuerzas del Capitán América intentan rescatar a aliados capturados retenidos por las fuerzas de Iron Man; y en medio de esta situación varios civiles salen mal parados. Un hombre joven muere, ante lo cual Ben les grita a ambos bandos por no preocuparse más que de ellos, olvidándose de los civiles atrapados en el conflicto. Además, anuncia que piensa que los registros están equivocados, que no es la manera adecuada de actuar; pero que no obstante, él tampoco va a luchar contra el Gobierno y sus leyes; y que por este motivo, aunque le cause un gran dolor, prefiere no tomar partido por ningún bando y dejar el país así para ir a Francia.
Este sería un gran momento para reflexiones, pero no fue así. Reed dejó que su amigo se marchara, sin decir nada. No entendió del todo su actitud, pero tampoco se lo criticó. Prefirió seguir dedicando su tiempo a su proyecto.
Muy ligado a esto está la marcha de Sue y Johnny Storm, que al igual que le sucedía a Ben, estaban alineados a favor del Acta de Registro, porque así lo creían mejor, y porque así se lo había contado Mr. Fantástico.
Sin embargo, con la sucesión de los acontecimientos, su punto de vista cambió. Ya no era una decisión de si rebelaban o no los superhéroes sus identidades, sino que era una lucha contra sus iguales, que pasaban de ser ídolos, valientes y poderosos, a ser un enemigo a combatir, hombres y mujeres malos, traidores de la Nación; y que por consiguiente, deberían ser recluidos en un lugar alejado del mundo, donde no hicieran daño. Pero no sólo eso, sino que debe ser una cárcel especialmente diseñada para ellos, y diseñada con muchos más detalles y más esmero que para los villanos convencionales.
Este fue el inciso que motivo en su mayor parte su huida y posterior alineación en pro del bando anti registro.
No entendían que su líder, su amigo, su pareja, su ídolo, no pensara en el daño que estaba haciendo a seres conocidos, a antiguos aliados; parecía obsesionado.
Pero no sólo eso, sino que los ha abandonado incluso a ellos, a su familia. Ellos que lo han dado todo por él, y que lo seguirían dando si se lo pidiese; han pasado a un segundo plano frente a la nueva ley y los nuevos dictados del Estado y de Iron Man.
Richards ha abandonado, tal vez no físicamente pero si moral e intelectualmente, a su mujer en los momentos en que ella más lo necesitaba. Su hermano, sangre de su sangre, está gravemente herido en un hospital, indirectamente como consecuencia de esa norma y del Estado, y su mejor amigo Ben Grimm, está exiliado por motivos ideológicos, pero también como consecuencia de esa ley.
Un dictamen del Estado, una iniciativa estatal se lo ha quitado todo, pero eso no es lo peor; lo peor es que su propio marido, su adorado y admirado esposo es uno de los mayores defensores de esa medida.
Mientras Johnny está convaleciente en el hospital, tanto Sue como Ben no dudan en mantenerse al lado de su hermano y gran amigo, respectivamente; y cuando él despiertas les supone una de las mayores alegrías de su vida.
Sin embargo, no parece tener la misma importancia para el líder del grupo, quien en otras ocasiones sería de los primeros en acudir a ver a su cuñado, pero que en esta ocasión ni se acerca al hospital, ni tan siquiera se molesta en preguntar por el estado de salud de “La antorcha humana”.
Todos estos cambios de actitud son los que provocan ese distanciamiento con los suyos, que acabará desembocando en su alineación en dos bandos contrarios.
Ellos piensan que no se acuerda de que existen, que les da igual lo que suceda; sin embargo, lo que ninguno sabe es que Reed puso una condición, una exigencia a Iron Man, antes de la lucha final, de lograr la amnistía para su mujer y sus amigos. Un gran detalle por su parte, que pasó desapercibido por muchos al saberlo únicamente Tony Stark, que por supuesto no se lo dijo a nadie.
Entonces, él sí que piensa en su familia y en sus amigos; sin embargo la duda sigue siendo la misma que teníamos antes:¿Antepone la familia y los amigos al Estado?
Él piensa en ellos, lo cual es un punto a favor, pero realmente no podemos afirmar sin lugar a dudas que priman sobre el resto.
Cuando Johnny va a verlo para hacerlo recapacitar, le dice algo que debería hacerle cambiar de opinión, o cuando menos pensárselo: “Familia es lo que tienes antes y después, pero la ley cambia y no siempre una ley es legal”. Pero, aunque esta afirmación le hace pensar un poco, no lo convence totalmente, y va seguir pensando en que las leyes, correcta o no, están para cumplirlas.
De hecho, aún en el último momento, cuando no duda en dar su vida por la de su mujer, no vemos un cambio completo en su actitud. Sigue defendiendo al Estado, pero también quiere a su mujer.
Despierta en cierta manera de su largo letargo, pero sólo en parte. Ama a su mujer y quiere defenderá los suyos, pero la ley sigue siendo la ley, y debe cumplirse bajo toda circunstancia, sin ninguna excepción.
En conclusión, nos encontramos ante un Reed Richards dual, dividido entre su deber de proteger a su familia y a sus amigos de todos los males que le pudiesen suceder, pero no sólo eso, sino que también los tiene que proteger de sí mismos, y de lo que el incumplimiento de la ley y la traición al Estado y a Iron Man les puede acarrear; pero también obsesionado por su pasado, por lo sucedido con su tío, y que le ocasionó la muerte. Él aprendió de la manera más dura posible a cumplir la ley, te guste o no, porque sino puede conllevar trágicos desenlaces, no sólo para la persona sino para todos sus familiares y amigos. ¿Acaso si le pasa algo a Sue, ella va ser la única perjudicada? No, van resultar también mucho más dañados, más heridos, sus hijos, su hermano, Ben, y sobre todo ÉL. No lo puede consentir y ha de luchar al máximo para evitarlo.
Por todo esto es un hombre complicado, que podríamos tachar de machista, de tirano o de un líder que no ha sabido asumir su poder. Pero, realmente esto no es así, o al menos no del todo. Cierto es que se comportó mal al no comentarle nada a su mujer ni a sus compañeros, y peor aún que hiciese y deshiciese a su modo, sin preocuparse de saber qué era lo que pensaban ellos.
Pero bueno, realmente no podemos decir que se trate de una mala persona, es simplemente una persona, imperfecta por naturaleza, como lo somos todos; que ha elegido después de pensarlo, lo que creyó que era más correcto, y mejor para todos; aunque para ello se haya equivocado en la ejecución y en la tramitación y haya dejado de lado muchas cosas muy importantes.
Sin embargo, sí que debemos reconocerle que tiene ese gran trauma infantil que le hace moverse por impulso, sin pensar bien las cosas, y sin poderlas razonar como lo haría en otras situaciones más objetivas.
Así, podemos concluir afirmando que realmente Reed Richards le confiere prioridad al Estado, a sus leyes y al cumplimiento de éstas, pero no lo hace porque sí, sin razonarlo y por tener fe ciega en que lo que dicta el Estado esté siempre bien, sino que lo hace porque entiende que esa es la única manera de mantenerse a salvo tanto él como su familia, y de evitar la provocación de males mayores, como el sucedido al Capitán América. Él no quiere más sufrimiento a causa de la desobediencia estatal, y por ello luchará con todas sus fuerzas para que no les hagan daño, sino puede a todos, al menos a su familia.
Resulta así, una figura muy compleja, con muchos matices que lo hacen difícil de entender, pero que a su vez lo hacen una persona digna de ser el líder de un grupo; aunque también es cierto, que al igual que sus compañeros lo necesitan a él, él los necesita a todos para mantenerse objetivo e imparcial, y poder afrontar cualquier solución de la mejor manera.
Pero, a raíz de todo esto, quizás podamos dejar sembrada una última duda, que podría motivar un nuevo trabajo, y que sería la contraposición entre Reed Richards y Spiderman. Así, mientras que el primero no cuenta con su familia para tomar una decisión, pero sí quiere protegerlos bajo cualquier circunstancia; Spiderman les pide consejo constantemente, no decide nada sin que ellas opinen, y de hecho, son ellas quienes le empujan a desenmascararse. ¿Cuál es la mejor posición? ¿Quién actúa mejor?
BIBLIOGRAFÍA:
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Ryall, Chris y Tipton, Scott, “The Fantastic Four as a Family: The strongest Bond of All”, Truth, Justice, and the Socratic Way. Chicago: Open Court, 2005, 12 páginas.
Cristina Ferreiro Gómez
Rubén González González
¿Cuál es la actuación legítima de un superhéroe?
Este trabajo que utiliza como base la saga de Marvel titulada Civil War, en la que más de cien superhéroes se preparan para una guerra civil. Un bando liderado por el Capitán América, símbolo de las libertades. El otro, El hombre de Hierro, quien aboga por recortarlas en pro de la seguridad. En el medio Spiderman, indeciso ante las dos visiones del mundo.
Es la serie Civil War, la que utilizaremos como marco para realizar un estudio sobre una cuestión del derecho en su aspecto filosófico. Es legítimo actuar como superhéroe. La actuación ejecutada por estos superhumanos se enmarca sobre la ley, bajo la ley o fuera de ella. ¿Cuál es la actuación legítima de un superhéroe?
Si algo caracterizaba los cómics de superhéroes era la casi general posición de supra legalidad en la que se hallaban inmersos. En algunos casos, personajes como Iron Man o los 4 Fantásticos habían sido forzados a responder a la legalidad por determinados actos pero ninguno de ellos había sido forzado a renunciar al secreto de su identidad; la idea de una identidad secreta en Marvel era casi un derecho natural adquirido junto con sus poderes.
A consecuencia de la explosión en la escuela de Stanford, el presidente aprueba una ley que obliga a que cada superhumano enmascarado a registrar su identidad, poderes y a ponerse a disposición del Gobierno. Para los que se nieguen a ese registro están reservadas la persecución y la prisión en una especie de campo de concentración en una dimensión fantasma.
Esta ley causa una fractura en la comunidad de superhéroes. Por un lado Iron Man, Los 4 Fantásticos y un reluctante Spider Man -que incluso llegará a descubrir su identidad ante las cámaras de televisión- aprueban la nueva ley y de hecho la impulsan. Por otro lado El Capitán América, Daredevil y algunos X-Men la desaprueban, pasando a la clandestinidad y posteriormente a un abierto enfrentamiento entre ambos bandos.
Lo que se pretende analizar utilizando la trama de Marvel, Civil War. Es a partir de una situación de crisis en la cual la comunidad superhumana es golpeada por su propia falta de previsión y puesta contra el público. En la que el gobierno deja de tener una posición de compañero silencioso para asumir el control de la situación. Los superhéroes se ven obligados a sujetarse a normas, en un intento por legitimar la conducta de estos superhumanos, por lo que dejan de estar sobre la ley.
En este complicado escenario tendremos tres esbozos distintos. El actuar sobre la ley, en la que el gobierno tiene una posición despreocupada por la conducta ejecutada por los superhéroes. Otra en la que se presenta una iniciativa de legitimación de la conducta de estos a través de normas. Mientras que la última postura trazada, es en la que los superhéroes actúan fuera de la ley, es decir al margen de cualquier control acometido por la Administración estatal.
Una vez que ya hemos expuesto el problema desde tres enfoques distintos. Vamos a pasar a mostrar las posibles respuestas que podemos dar a este desde una perspectiva filosófica, pero antes de esto, deberíamos definir lo que podemos entender por Legitimidad.
Definiremos este concepto aplicado a tres sentidos distintos ya que a mi modo de ver estos en determinados momentos se entremezclan. En sentido jurídico, político y lo que yo he denominado el autoreconocimiento de la autoridad aplicada a los superhéroes.
La Legitimidad en términos jurídicos se produce cuando una norma jurídica es obedecida sin que medie el recurso al monopolio de la ley. Los requisitos que ha de cumplir una norma jurídica para ser legítima son tres: validez, justicia, y eficacia.
Si la legitimidad jurídica se refiere a la ley, la legitimidad política se refiere al ejercicio del poder. El poder político que es percibido como legítimo será mayoritariamente obedecido, mientras que el percibido como ilegítimo será desobedecido, salvo que se obtenga obediencia por medio de la violencia del Estado.
La legitimidad política se podría entonces definir desde dos perspectivas: la de quien obedece y la de quien manda.
• Desde la perspectiva de quien obedece, será legítimo aquel gobierno que accede al poder (legitimidad de origen) y lo ejerce (legitimidad de ejercicio) cumpliendo los requisitos que los que obedecen creen que tiene que cumplir para mandar.
• Desde la perspectiva de quien manda, será legítimo aquel gobierno que accede al poder y lo ejerce haciendo ver a los que obedece que cumple los requisitos para mandar.
La legitimidad así entendida es un compromiso entre ambos extremos. Desde luego, la teoría de la legitimidad examina, simplemente, los mecanismos de mando y obediencia. Resta decir que, en términos generales, cuando el poder pierde su legitimidad deja de ser poder, salvo que ejercite la coacción.
La legitimidad en el sentido de autoreconocimiento de autoridad, aplicada respecto a algunos superhéroes. Nos referimos al propio reconocimiento de competencias que estos superhumanos se atribuyen por poseer unas características sobrenaturales. Legitimidad autoreconocida por el propio sujeto individual para intervenir en determinados conflictos de la sociedad, debido a la posesión de unas características especiales. Por lo que lo hace considerarse distinto a los demás sujetos de la comunidad social.
Ahora que ya tenemos una idea de lo que podemos entender por Legitimidad. Realizamos un primer trazado de las soluciones que podemos dar a este problema apoyándonos en el estudio de la legitimidad política. Aristóteles parece presuponer tal concepto de legitimidad al establecer su lista de estados legítimos e ilegítimos. Sin embargo tal distinción se basa en un elemento ajeno a este concepto, que es el "bien supremo", y no en la percepción subjetiva del binomio gobernante-gobernado. Según Jean-Jacques Rousseau la legitimidad la otorga la voluntad general de los sometidos al poder. Pero sin duda el autor clásico en materia de legitimidad y teoría que nosotros defenderemos es la del alemán Max Weber. El cual defiende que la legitimidad está vinculada a la dominación (probabilidad de encontrar obediencia) el poder (probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social) y la relación social (reciprocidad entre dos o más individuos).
Podemos afirmar el concepto de dominación explicado por Weber en unas palabras que expresa Tony Starck (Iron Man) a Peter Parker en la serie Civil War: “La ley es la ley, Peter. La apoyo porque honestamente creo que tenemos que apoyarla, sin importar el por qué”, o en otro mensaje como “Aquellos que no se registren serán considerados criminales, algunos héroes, tales como Iron Man, ven esto como una evolución natural del rol de los superhumanos en la sociedad y piensan que es una petición razonable. Otros ven este Acta como un asalto a sus libertades civiles”.
Una vez que hemos proporcionado unos trazos de las distintas concepciones desarrolladas por distintos autores a lo largo de la Historia de la Filosofía sobre esta idea. Ya podemos entrar más en profundidad sobre el desarrollo de las mismas.
El “bien supremo” de Aristóteles
El primero que mencionamos antes fue Aristóteles, que junto con Platón, dominó todo el desarrollo de la historia de la filosofía occidental desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna. Él es el primero que logra configurar la filosofía como una ciencia dentro de un sistema global del saber humano. Estos son reseñas destacables que podemos sobresaltar a modo introductorio.
Los saberes aportados por Aristóteles al mundo son muchos por lo que nos limitaremos a ampliar la parte de su conocimiento que nos interesa para este problema.
Uno de los argumentos aristotélicos en los que me voy apoyar es el denominado predicamento cosmológico: las cosas de este mundo son perecederas, y por lo tanto sufren cambio; este cambio acaece en el tiempo. Cambio y tiempo son, pues, imperecederos; más para que se produzca el cambio o movimiento eterno ha de existir una sustancia eterna capaz de producir ese movimiento. Adaptándolo a un mensaje del Civil War, “Algunos héroes, tales como Iron Man, ven esto como una evolución natural (aplicado el concepto de Derecho Natural) del rol de los superhumanos en la sociedad y piensan que es una petición razonable”.
Trata de orientar para lograr la felicidad, según Aristóteles basada en el sentido común y la experiencia. Toda acción tiende a un fin, que es un bien; el bien supremo es el fin último, que se busca realmente en toda acción, y que Aristóteles identifica con la felicidad.
En la historia planteada en Civil War el concepto de felicidad aristotélica puede ser aplicado a la aprobación del Acta de Registro, con la que se pretendía en una visión aristotélica el “bien supremo”, es decir una ley diseñada para salvar vidas. En un intento de legitimar la presencia de los superhumanos en la sociedad. El bien de cada cosa es la realización de la función que le es propia. Pero sobresaltamos la magnitud que tiene este acontecimiento para la comunidad de superhéroes, que provoca una Guerra Civil.
Para Aristóteles la felicidad es el “bien supremo”, el fin al cual están destinadas todas nuestras acciones, el objetivo de la vida de los seres humanos. El nombre de “bien supremo” ya nos índica que hay otros inferiores a él. En efecto Aristóteles jerarquiza los bienes, pero todos ellos, toda acción, están destinados al superior, son medios que nos llevan a él, por tanto, esta cadena de medios y fines es limitada, de lo contrario, si no tuviéramos un objetivo final, la vida carecería de sentido. Aunque un medio sea un mal, tiene como finalidad un bien (el supremo). Podemos utilizar la frase de Sue Richards “A veces la ley está equivocada. A veces el gobierno está equivocado” aunque la finalidad pretenda ser buena.
Llegamos pues al momento de definir que es el bien supremo, no sólo para Aristóteles, sino que también a diversas opiniones de su época con las que él estaba de acuerdo o por el contrario las rebatía, así tenemos que para casi todo el mundo el bien a alcanzar es la felicidad, y que por esta entienden el vivir y obrar correctamente. Además cualquier persona entiende por felicidad la salud y la mejoría en situaciones adversas. Pero esta definición de felicidad (la primera) no es acorde a todos; para el vulgo (la plebe), la felicidad es igual al placer o la riqueza, estos tienen por tanto una visión materialista que, como veremos posteriormente, influye en sus vidas (al igual que el resto de visiones). Otros creen que la felicidad es la presencia de los que ellos carecen. Por el contrario los sabios opinan que es el honor, para finalizar esta la opinión de unos pocos que coinciden con Aristóteles en que es el “bien supremo”. Ahora bien ¿qué entiende Aristóteles por felicidad? Pues bien, para Aristóteles es el uso de la razón, vivir conforme a ella durante toda la vida. Por ello profundizamos en su concepto de felicidad.
La felicidad aristotélica es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de sus actos, pero para alcanzarla hemos de comprender que el bien humano es una actividad del alma conforme a la virtud, es decir, que las acciones de los hombres son actividades pensadas y razonadas primorosamente, y que si las virtudes son numerosas estas acciones tienen que estar conforme a la mejor de todas ellas. Aplicado al mundo de Civil War el renunciar al secreto de su identidad; un derecho natural adquirido junto con sus poderes, provoca una pérdida de felicidad para algunos superhumanos. Trastocando la concepción clásica de superhéroe, al no poder preservar su identidad secreta, no podrán desenvolver su actividad determinada por la posesión de unas cualidades superiores (virtud).
Podemos destacar dos visiones distintas del concepto de felicidad y “bien jurídico” en el Civil War:
1) El concepto de felicidad aristotélica puede ser aplicado a la aprobación del Acta de Registro, con la que se pretendía en una visión aristotélica del “bien supremo”, es decir una ley diseñada para salvar vidas.
2) Contrariamente al concepto de felicidad “bien supremo”. El renunciar al secreto de su identidad; un derecho natural adquirido junto con sus poderes, provoca una pérdida de felicidad para algunos superhumanos. Trastocando la concepción clásica de superhéroe, al no poder preservar su identidad secreta, no podrán desenvolver su actividad determinada por la posesión de unas cualidades superiores (virtud).
Una vez que hemos destacado las dos visiones que podemos quitar del Civil War a partir del concepto de felicidad y de “bien jurídico”. Exponiendo una perspectiva personal de lo que podríamos deducir por legítimo en este supuesto. Me decantaría por la aprobación del Acta de Registro puesto que es una evolución digamos natural de la presencia de superhéroes en la sociedad, legitimando su actuación. Esta proviene de un gobierno legítimo que accede al poder, y lo ejerce aprobando una ley que en su visión cree que será beneficiosa para el conjunto de la sociedad. Asimismo respondiendo al concepto de “bien jurídico”. El Acta fue aprobada para la realización de la función que le es propia, salvar vidas inocentes, lo que comporta felicidad.
Rousseau y la “voluntad general”
Abandonando la filosofía Aristotélica con la intención de transportarnos al mundo de la Ilustración y más concretamente a Jean Jacques Rousseau con su concepto de voluntad general.
Rousseau con la acuñación del concepto de “voluntad general” pretende explicar la legitimidad. La explicación presentada por este filósofo francés es que la voluntad del pueblo soberano, objetivada en el bien común y expresada en la ley, es decir, el objeto de la voluntad general es el bien común, es la voz de la mayoría. Aunque sea la voz de la mayoría, constituye un ideal que esa voz se aproxime a la unanimidad, en términos de la mayoría.
El ciudadano sabe que aunque esté en desacuerdo con el resto, tiene una solución en el deber social del individuo; que consiste en adecuar su voluntad particular a la voluntad general del pueblo.
El bien común lo expresa la voluntad general, el ciudadano tiene el deber de intentar conseguirlo (cumplir las leyes).
La soberanía es igual a la voluntad general en equilibrio, del pueblo soberano. No se puede transferir la voluntad general.
La aplicación del concepto de “voluntad general” de Rousseau en la historia Civil War, sería muy poco apropiado. En la trama de este comic se produce una Guerra Civil por consecuencia de la inexistencia de una voluntad general en los superhéroes. Un bando liderado por el Capitán América, símbolo de las libertades. El otro, El hombre de Hierro, quien respalda recortarlas en beneficio de la seguridad. En el medio Spiderman, dudoso ante las dos perspectivas del mundo.
En Civil War se da una lucha encarnizada por el triunfo de la voluntad general expresado en el bien común. Como consecuencia no existe una legitimidad. Los superhéroes tienen el deber de intentar conseguirlo (cumplir las leyes).
En distintos mensajes que aparecen en el comic se plasma esta confrontación de la voluntad general. Por ejemplo “He estado pensando sobre esto mucho tiempo, pero esto ha aclarado mi mente. El Registro está mal, y no apoyaré una ley en la que no creo” o “La ley. Atrapar a gente a la que conocemos, gente con la que hemos luchado lado a lado, y enviarlos a ese agujero del infierno que tú y Stark habéis construido en la zona negativa porque no se quieren registrar con el gobierno. Entonces la ley está mal”. Contrariamente otra postura es: “La ley es la ley, Peter. La apoyo porque honestamente creo que tenemos que apoyarla, sin importar el porqué”.
Esto muestra de que no prevalece una voluntad general desde la concepción de Rousseau por lo que no existe una legitimidad. En el conjunto de la sociedad y de la comunidad de superhéroes de Civil War no se da un sentimiento de voluntad general, es decir, por el triunfo del bien común.
La legitimidad en Weber
Pero el autor clásico en materia de legitimidad y teoría que nosotros defendemos aplicada a Civil War es la del alemán Max Webber . Él defiende que la legitimidad está vinculada a la dominación.
La dominación la define como la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos. Necesitando de un cuadro administrativo.
Todos los tipos de dominación procuran despertar y fomentar la creencia en su legitimidad. Según sea la clase de legitimidad pretendida, es diferente tanto el tipo de la obediencia, como el del cuadro administrativo destinado a garantizarla, como el carácter que toma el ejercicio de la dominación.
Existen tres tipos puros de dominación legítima. El fundamento de su legitimidad puede ser:
1. De carácter racional: descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones establecidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad.
2. De carácter tradicional: descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad.
3. De carácter carismático: descansa en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas.
El que mejor se adecúa a la historia de Civil War es la dominación racional (legal), representado en la aprobación del Acta de Registro y punto de conflicto en la historia.
• Este tipo de dominación descansa en la validez de las siguientes ideas:
1. Todo derecho, pactado u otorgado, puede ser establecido de modo racional, con la pretensión de ser respetado por los miembros de la asociación.
2. Todo derecho es un cosmos de ideas abstractas, estatuidas intencionalmente; y que la administración supone el cuidado racional de los intereses previstos por las ordenaciones de la asociación.
3. El soberano legal típico, que ordena y manda, obedece a su vez al orden impersonal por el que orienta sus disposiciones.
4. El que obedece solo lo hace en tanto es miembro de la asociación y solo obedece al derecho.
5. Los miembros de la asociación obedecen al soberano, no en atención a su persona. Obedecen al orden impersonal, y solo están obligados a la obediencia dentro de la competencia limitada, racional y objetiva, otorgada por ese orden.
Características de la dominación legal.
1. Un ejercicio continuado, sujeto a la ley de funciones dentro de:
2. Una competencia que significa:
• Un ámbito de deberes y servicios;
• Con la atribución de los poderes necesarios para realizarlos;
• Con medios coactivos admisibles y el supuesto de su aplicación.
3. Principio de jerarquía administrativa u ordenación de autoridades con facultades para regular e inspeccionar.
4. Las reglas de procedimiento pueden ser técnicas o normas. Su aplicación exige racionalidad y formación profesional.
5. Rige la separación entre el cuadro administrativo y los medios de administración y producción.
6. No existe apropiación de los cargos por quien los ejerce.
7. Principio administrativo de atenerse al expediente, es decir que se fijan por escrito los considerandos, propuestas, decisiones, disposiciones y ordenanzas de toda clase.
8. El tipo ideal de la dominación legal es la burocracia.
La presentación de las ideas realizada por Weber de la dominación legal, nos servirán de refuerzo a la hora de analizar los distintos aspectos en los que se sostenía la aprobación del Acta de Registro. Con la consecuencia de un cambio radical en los “derechos civiles” de los superhéroes.
La aprobación del Acta de Registro es un mecanismo del derecho con el intento de legislar una situación preocupante para el Gobierno. Este en el ejercicio legítimo y racional de su poder pretende modificar lo que hasta la época eran considerados los derechos naturales de los superhéroes, puesto que desde la aparición de estos siempre habían sido los mismos, por la aprobación de unos “derechos civiles” donde todo superhumano estuviese registrado, gozara de prestaciones estatales, etc. Resumiendo gozaría de unos derechos y unos deberes al ser reconocido como superhéroe dentro de una comunidad organizada políticamente.
El Gobierno con la aprobación del Acta en Civil War pretendía regular la situación de los superhumanos. La actuación de estos, muchas veces provocaba consecuencias materiales y vidas civiles inocentes. Por lo que la administración estatal veía con buenos ojos este mecanismo de registro. Estaba establecido intencionadamente para mejorar la sociedad, conllevaba el bien, es decir salvar vidas. (Como se menciona en Civil War).
Con el consentimiento del Acta, se desencadena un conflicto de intereses entre dos grupos de superhumanos. Aquellos que se encuentran a favor del Registro, apoyando la actuación del Gobierno, ya que lo ven como una evolución natural de la presencia de los superhéroes en la sociedad como Iron Man. Otros sin embargo, como el Capitán América lo ven como un atentado a sus derechos como superhéroe. El caso de Capitán América es curioso. Hasta la aprobación del Acta era uno de los máximos estandartes de la acción de estos en la sociedad. Considerado un distintivo en la sociedad norteamericana y la representación de sus valores, de ahí el nombre de Capitán América.
Muchos superhéroes obedecen lo que dice el Acta porque es la ley, teniendo que ser esta cumplida. Porque es la voluntad de la mayoría, independiente de que esté bien el fin o no. Anteriormente ya he mencionado citas de personajes de Civil War reafirmando estos hechos.
Con estas conclusiones de la aplicación del concepto de “Dominación Legal” por parte del Gobierno según la teoría de Max Weber. Dirigiendo mi punto de vista desde la legitimidad del Gobierno como detentador del poder (legitimidad de origen) y el ejercicio de este (legitimidad en ejercicio). Recurriendo a los mecanismos del derecho que tiene a su alcance. Con la finalidad de cambiar una situación que es la de los superhéroes en una comunidad organizada políticamente con intención de que gocen de unos derechos y unas obligaciones. Reconociendo su actividad y su contribución a la sociedad.
Desde mi punto de vista personal e inexperto en esta materia considero que la legitimidad planteada por Weber es la que mejor se adapta al Comic de Civil War. Enfocado desde la posición del Gobierno, como poseedor del poder y el cual lo ejerce.
En este trabajo nos ocuparemos de averiguar si el hecho de poseer grandes poderes nos obliga a utilizarlos en beneficio de la comunidad o si por el contrario dicha decisión únicamente depende de la voluntad de quién los posee.
Esta cuestión es sumamente importante puesto que el hecho de decantarse por una posición o por otra tiene consecuencias directas para el bienestar de la sociedad. Además, esta cuestión puede tener repercusiones legales puesto que la ley suele coincidir con la moral. Así, si entendemos que en esas circunstancias existe la obligación moral de obrar por el bien de la comunidad es factible la existencia de una norma jurídica que recoja dicho deber y que establezca las consecuencias en caso de su incumplimiento.
Esto tiene un cierto parecido con la obligación que tenemos todos los ciudadanos de prestar socorro a las personas que se encuentran desamparadas y en peligro manifiesto y grave, siempre y cuando pudieran hacerlo sin ningún riesgo ni para sí mismo ni para terceros. Pero esta semejanza termina aquí puesto que el hecho de convertirse en superhéroe supone precisamente asumir riesgo para si mismo a favor de los demás. ¿Podemos realmente exigir eso?
En sentido contrario, si pensamos que no existe dicha obligación estamos admitiendo que no tenemos ningún medio para exigir a alguien que posee un superpoder que lo use en beneficio de la comunidad. De tal forma que la propia suerte de la sociedad dependa de la decisión arbitraria y personal que tome el propio poseedor del superpoder; es decir, depende de su propia voluntad el querer usar su poderío en beneficio de los demás. Por eso es importante intentar buscar la mejor respuesta a dicha cuestión debido a los problemas prácticos que plantea.
Para analizar esta cuestión nos centraremos en el estudio del “crossover” Civil War de la editorial Marvel Comics dado que cuenta que numerosos personajes que poseen superpoderes tales como Peter Parker o Tony Stark y que decidieron convertirse en superhéroes para ayudar a los demás. Nos será por lo tanto de gran utilidad a la hora de ilustrar las distintas cuestiones que se plantearán. Empezaremos primero a analizar las distintas teorías acerca de lo que es bueno y malo basándose en distintas teorías filosóficas acercándonos a algunas como el utilitarismo o deontologismo y rechazando contundentemente a otras como el nihilismo o relativismo usando ejemplos concretos de la saga Civil War. Veremos los defectos que poseen las posiciones doctrinales que más nos ayudaran en avanzar en la búsqueda de una repuesta satisfactoria. Finalmente intentaremos dar una respuesta definitiva a la pregunta planteada anteriormente.
Así en éste estudió la pregunta a la que trataremos de responder de la manera más precisa posible es la siguiente: ¿Es un deber moral convertirse en bienhechor social por el mero hecho de poseer superpoderes? ¿Obligar a alguien en convertirse en un superhéroe es un acto supererogatorio o lo que es lo mismo un acto que supera lo exigido por la moral?
Existen varias posibles soluciones a dicha pregunta. Por una parte los autores utilitaristas entienden que existe ese deber moral de convertirse en superhéroe dado que teniendo en cuenta la consecuencias este hecho maximiza el bienestar social. En su contra, la mayoría de los deontologistas no comparten dicho punto de vista y creen que tanto el hecho de escoger ser un superhéroe o de no serlo es una decisión personal y ambas opciones son aceptables siempre y cuando sea la intención propia de quien posee dicho poder. Es importante señalar que en este último caso las consecuencias de las acciones no se tienen en cuenta.
Desde mi punto de vista, la respuesta a esta pregunta es que no existe esa obligación de convertirse en superhéroe. Es un acto totalmente supererogatorio dado que ha nadie se le puede exigir asumir riesgos para sí mismo a favor de terceros. Esta será la conclusión a la que llegaré en el análisis de dicha cuestión ayudándome en cierta medida en las tesis deontologistas y analizando situaciones concretas en Civil War.
Entrando ya en el análisis de esta pregunta lo primero que debemos hacer en cualquier investigación centrada en el análisis de un deber moral es preguntarnos lo que es bueno y lo que es malo. Si podemos contestar a esta pregunta podremos fácilmente decir cual de las dos posibles respuesta anterior es la moralmente correcta.
Para contestar a dicha cuestión existen varias teorías filosóficas y una de ellas es el nihilismo. Esta tesis defiende que nada es realmente bueno o malo y que por lo tanto nada es moralmente correcto o incorrecto. Como vemos este postulado no nos va ser de gran ayuda a la hora de responder a nuestras preguntas. Es más esta teoría no refleja nuestras verdaderas creencias, la mayoría de nosotros creemos que hay acciones que son objetivamente malas y otras objetivamente buenas.
Así por ejemplo el la lectura de Civil War podemos observar como el mutante Hulk aplasta a la ciudad de Las Vegas [1] lo que además de causar cuantiosos daños materiales produjo la muerto de innombrables personas. O también podemos citar al caso de del villano Nitro que decide destruir buena parte de una ciudad con la única finalidad de que no le detengan [2].
Es más estos dos terribles actos son precisamente los que van a concienciar a la opinión publica de la necesidad de controlar a los superhéroes. Se va así a poner en tela de juicio el hecho que los superhéroes actúen al margen de la legalidad y se exige que estos sean responsables de sus actos. Consecuentemente los poderes públicos van a adoptar una ley que obligue a estos a registrase y que más tarde desembocará en un guerra civil entre ambas facciones. Y esto es así porque para la gran mayoría de nosotros las acciones tanto de Hulk como de Nitro son objetivamente malas y por lo tanto moralmente incorrectas.
Por otro lado hay acciones que son objetivamente buenas como cuando Peter Parker alias Spiderman salva la vida de una mujer deteniendo a los villanos que la tenían secuestrada y pretendían asesinarla [1]. Así que no le podemos dar crédito a estas teorías nihilistas puesto que carecen de aplicabilidad en la práctica, mientras que la moral es algo real que tiene aplicabilidad.
Existe otra teoría acerca del bien y del mal conocida como relativismo moral que postula que las propiedades éticas son siempre relativas a un determinado punto de vista, es decir que para decir si una cosa es buena o mala nos basamos en unos estándares. Así siguiendo dicha teoría no existe una respuesta universal y objetiva para saber lo que es bueno y lo que es malo.
Esta teoría es cierto hasta cierto punto, la educción que recibimos y el adoctrinamiento social influyen indudablemente en nuestro punto de vista a la hora de calificar una acción como buena o mala y por lo tanto como moral o inmoral. Así por ejemplo en Civil War podríamos entrar a analizar si es moralmente correcto exigir a los superhéroes que se registren y desvelen su identidad, problemática muy presenta a lo largo de toda la saga. Así Tony Stark alias Ironman a favor de los registros llega a decir: “¿No deberíamos hacernos más legales, estar mejor entrenados y ser públicamente más responsables?” [2]. Otros afectados sin embargo se oponen a dicha ley y entienden que supone un menoscabo de sus derechos civiles. En este caso es cierto que existe un cierto relativismo moral y que según el punto de vista que adoptemos podemos llegar a distintas soluciones
Sin embargo existen acciones que son intrínsicamente malas o buenas, y las distintas culturas en el mundo así lo reconocen independientemente del punto de vista en el cual nos situemos. Así por ejemplo ayudar a los pobres desinteresadamente o salvar a alguien de la muerte siempre se va a considerar como una acción correcta y por lo tanto una acción moralmente adecuada. En cambio, pegarle fuertemente a alguien por diversión siempre se considera algo malo.
De esta forma esta doctrina también debemos de tacharla de incorrecta y por lo tanto tampoco nos va ha ser útil para responder a nuestra pegunta inicial. En este mundo no todo es relavito, existen acciones que son esencialmente buenas y otras malas. Debemos así seguir avanzando en la búsqueda de una respuesta
Existe otra teoría llamada utilitarismo que postula que para considerar un acto bueno o malo hay que fijarse exclusivamente en sus consecuencias. Hay que prestar atención especialmente en la cantidad de bien que produce dicha acción. Se entiende que un acto es bueno cuando produce felicidad y esta consiste en la presencia de placer y en la ausencia de pena. Así, el total de la felicidad que resulta de una acción es lo que determina lo que es correcto y lo que es malo.
Siguiendo esta doctrina, se entiende que una persona actúa bien cuando dentro de las distintas posibilidades que tienen elije aquella que maximiza el placer y minimiza las penas. De esta forma, el utilitarismo une las buenas acciones con la felicidad y esta última con la maximización del placer y la minimización de la pena. Se puede resumir el utilitarismo como el método que persigue el máximo bienestar para el máximo número de personas.
Lo interesante de dicha teoría es que nos da un criterio claro para guiar nuestro comportamiento: debemos siempre actuar para causar el mejor bien posible al máximo número de personas.
¿Significa eso que según dicha teoría es una obligación moral convertirse en un superhéroe si se poseen superpoderes? Si nos fijamos en el “crossover” Civil War observamos que tanto Spiderman como los Fantastic Four así como los demás heroicos personajes actúan en beneficio de la comunidad promoviendo el bien de todos a través de distintas acciones contra una multitud de villanos. Incluso Tony Stark llega a decir que ante el Senado que en cuarenta y siete ocasiones un superhéroe salvo a América de la destrucción [1]. Por lo tanto nadie duda que las acciones de estos personajes sean imprescindibles para maximizar el bienestar social.
Pero lo cierto es que esta teoría nos obliga a adoptar un determinado rol en la vida sólo si este hecho haría aumentar el placer y disminuir el sufrimiento social general. De esta forma un individuo con superpoderes está obligado a convertirse en un superhéroe puesto que si no lo hace su comportamiento tendría como consecuencia la disminución del bienestar social.
Así por ejemplo cuando estalla la guerra civil en esta saga Ben Grimm adopta una posición de neutralidad y decide abandonar el país hasta que las cosas se calmen [2]. Lo que pretenden por lo tanto es dejar de lado por un tiempo las actividades de superhéroe, es decir que durante ese lapso de tiempo no realizará acciones en beneficio de la comunidad. ¿Puede decidir Grimm dejar de ser un superhéroe durante un tiempo? Atendiendo a la teoría utilitarista no lo puede hacer, tiene la obligación moral de seguir usando sus superpoderes a favor de los demás y eso aunque el país este en guerra.
Y es aquí donde reside el mayor problema de esa doctrina, dado que exige demasiado sacrificio personal. Así siempre hay que realizar las acciones más beneficiosas para la sociedad aunque supongan para nosotros un alto coste.
Así si obligamos a Ben Grimm a seguir siendo un superhéroe en América esto tendrá consecuencias nefastas para su persona puesto que al fin y al cabo no podrá mantener su posición de neutralidad y deberá escoger una facción. Al final tendrá que combatir en la guerra civil. Esto parece suponer exigir un esfuerzo personal que va más allá de lo exigido por la moral dado que incluso se puede estar jugando su propia vida. Para ilustrar concretamente este peligro recordemos que durante dicha contienda el propio Hércules perdió la vida [1].
Sin embargo no es necesario recurrir a ese caso extremo para cuestionarnos sobre la obligación moral que tienen esos citados protagonistas de convertirse en un superhéroes, hay que tener en cuenta que todos los épicos personajes de la de la editorial Marvel Comics corren grandes riesgos cuando luchan contra villanos. Incluso se están jugando su propia supervivencia y por lo tanto me parece que imponer una obligación moral de este tipo es insostenible, la vida es el bien más precioso que tiene cada ser humano y por lo tanto cada uno de nosotros debería poder escoger poner en peligro o no su propia existencia a voluntad propia.
No obstante, en la práctica existen casos en los que no se respecta esa decisión personal y prevalece el bienestar general. Así ocurre cuando un país entra en guerra y se produce una movilización general de los varones nacionales en edad de combatir. En estos casos las leyes les imponen la obligación legal de poner en peligro sus propias vidas y su salud para la defensa de intereses colectivos que maximicen el bienestar general.
Otro problema que poseen las fuerzas utilitaristas es que nos obligan a realizar acciones que se pueden oponer a la verdadera esencia de nuestra idiosincrasia. Por ejemplo imaginemos que el hecho de matar a una persona sana para retirarles sus órganos vitales permitiría salvar de una muerte segura a seis personas. Siguiendo dicha corriente esa acción sería no sólo moralmente correcta, sino que además existe el deber de realizarla. Sin embargo a la mayoría de nosotros nos parece una monstruosidad afirmar que la citada acción es moralmente correcta porque rebasa con creces nuestros límites personales.
Por eso aunque esta teoría nos dé un método claro para guiar nuestro comportamiento sus resultados no parecen satisfactorios. Por una parte el utilitarismo nos demanda un sacrificio personal demasiado elevado, nos puede obligar a adoptar decisiones que van en contra de nuestro carácter y por último tiene un énfasis demasiado marcado en el resultado de las acciones, en ningún momento entra a valorar la acción en si mismo. Por todos estos motivos no podemos considerar esta teoría apta para responder a nuestra pregunta inicial y por lo tanto vamos seguir buscando una respuesta satisfactoria.
Otra teoría muy importante para diferenciar el bien del mal y por lo tanto lo moral de lo inmoral es el deontologismo. Su máximo exponente fue Immanuel Kant [1] y hoy en día sus tesis todavía gozan de gran aceptación. Dicha doctrina nos guía a la hora de saber cual son nuestros deberes morales. Así la principal obligación consiste en satisfacer lo que Kant llamaba a las “Categorías Imperativas”. Eso viene a significar que hay que tratar a las personas siempre como un fin en si mismo y no meramente como un medio. De esta forma, esta prohibido usar a las personas como un valor instrumental para nuestras propias necesidades. Consecuentemente, en todo momento debemos respectar a las personas como si tuviesen un valor intrínseco.
A cerca de la saga Civil War podemos observar que hay un personaje que en repetidas ocasiones usa a los demás como un medio. Este superhéroe es Tony Stark y podemos observar como le importa poco el valor intrínseco de las personas, no tiene ningún escrúpulo a usar los demás como un medio para conseguir las fines que se propone. Así consigue convencer a Spiderman para que éste se una a su facción pro-registro y luego desvele su identidad al público en un gran “show” televisivo [2]. Lo único que le importa en ese momento a Ironman es que Peter Parker sirva de ejemplo para que otros superhéroes se presenten espontáneamente para registrase. Es decir que lo usa para obtener mayores apoyos, mayor legitimidad ante la ciudadanía y ante el Gobierno. Así este acto desde la óptica de la ética kantiana es inmoral.
Centrándonos de nuevo en el análisis de la teoría deontologista, hay que señalar que exige que se realicen las acciones por las buenas razones, se debe hacer algo porque precisamente entendemos que eso es nuestro deber. De esta forma se tiene en cuentan no sólo la acción sino también las intenciones. Estas últimas son crucialmente relevantes para establecer el valor moral de lo que hacemos.
Si se siguen estas pautas a la hora de adoptar una decisión, esta acción hay que considerarla buena y en consecuencia moralmente adecuada independientemente de las consecuencias que esta produzca.
Los deontologistas suelen distinguir los deberes positivos de los negativos. Los primeros consisten en realizar una acción como puede ser dar dinero a unos pobres mientras que estos últimos consisten en abstenerse de realizar una acción, por ejemplo no matar a alguien. Pues bien, los kantianos suelen poner mayor énfasis en los deberes negativos y por eso entienden que esta prohibido cumplir un deber positivo si supone violar un deber negativo.
Los deberes negativos suelen estar reflejados en la legislación, a titulo no exhaustivo citaremos algunos: necesidad de una orden de búsqueda y captura para arrestar a alguien, prohibición del uso de las tácticas de intimidación para conseguir información, prohibición de entrar en una morada ajena sin orden judicial.
Lo cierto es que la mayoría de las veces nuestros superhéroes adoptan métodos más que cuestionables para llevar a cabo sus acciones y no respetan dichos deberes negativos siendo por lo tanto sus acciones malas y consecuentemente inmorales con una postura deontologista. Los agentes de la autoridad sin embargo deben de respetar ciertas reglas. Así cuando nuestros protagonistas incumplen esos deberes no solamente incumplen una norma legal sino también un deber moral.
Pero volvamos a nuestra pregunta inicial, ¿es una obligación moral convertirse en superhéroe cuando se poseen superpoderes?
Lo primero que hay que decir es que el simple hecho de transformarse en un superhéroe no viola ningún deber negativo. Otra cosa es el uso del poder que hará una vez convertido en protagonista. Así siguiendo dicha corriente entiendo que ambas opciones son permisibles siempre y cuando se traten a las personas como un fin en si mismo y siempre y cuando el hecho de convertirse en bienhechor social dependa de nuestras intenciones o que es lo mismo de nuestra voluntad.
Optar por ser un superhéroe es por lo tanto un acto supererogatorio, es decir que es un acto que es bueno hacerlo pero que no es malo no hacerlo teniendo en cuenta los sacrificios personales que conlleva dicha actividad. Así a diferencia del utilitarismo, esta doctrina entiende que es una opción convertirse en superhéroe pero nunca una obligación.
Así, por ejemplo sabemos que Peter Parker optó por ser Spiderman, presumiendo que lo hizo por intenciones propias, debemos de entender no sólo que su decisión esta permitida sino que además es buena.
Pero entiendo que dicha decisión es libre y revocable en cualquier momento. Por lo tanto está moralmente autorizado, como cualquier otro protagonista de la saga a dejar de ser un superhéroe y a vivir una vida de lo más normal posible acerca de su familia y de sus amigos cuando así lo desee y sin tener que rendir cuentas a nadie.
Anteriormente hemos citado a Ben Grimm quien decide abandonar Nueva York para dirigirse a Paris para eludir la guerra civil que enfrenta a las dos facciones[1]. Así decantándome por esta solución entiendo que éste superhéroe tiene todo el derecho del mundo decidir dejar de ser un bienhechor público aunque mantenga sus superpoderes dado que no se le puede exigir moralmente a una persona a que arriesgue su vida de manera intensa en beneficio de lo demás. Si decide volver a hacerlo ha de ser por voluntad propia
Por lo tanto convertirse en un superhéroe o dejarlo de ser es ambos casos una buena decisión siempre y cuando sea por decisión personal
El camino ha sido largo antes de encontrar una teoría filosófica que pudiese dar una respuesta satisfactoria a nuestra pregunta inicial.
Empezamos por analizar las teorías nihilistas y relativistas acerca de lo que es bueno y de lo que es malo pero pronto nos dimos cuentas que los métodos que me proponía aplicar para resolver la cuestión principal no aportaban ningún procedimiento para diferenciar lo bueno de lo malo. Teniendo en cuenta que la moral es algo real y que estos procedimientos no nos permitían distinguir entre lo moral y lo inmoral llegamos a la conclusión de que estos puntos de vista eran erróneos.
Luego pasamos a analizar el método utilitarista que en contraste con las otras dos teorías si que proponía un procedimiento claro para distinguir lo bueno de lo malo y consecuentemente lo moral de lo inmoral. Para saber si algo es bueno hay que atender exclusivamente a las consecuencias que tienen las acciones. Si maximizan el bienestar total son moralmente correctas, en el caso contrario son inmorales. Sin embargo a medida que avanzaba el análisis no dimos cuentas de lo defectos de dicha teoría. Así impone una demanda de sacrificio personal demasiada elevada y las fuerzas utilitaristas nos pueden obligar a realizar acciones que se oponen a la verdadera esencia de nuestro carácter. Por lo tanto tampoco nos satisfago dicha teoría y seguimos en búsqueda de otra más adecuada,
Finalmente la teoría deontologista fue la que nos dio una respuesta a nuestra pregunta inicial. Así se entiende que hay que tratar a las personas como un fin en si mismo y no meramente como un medio respetando siempre su valor intrínseco. Además hay que realizar dicha acción porque así es nuestra voluntad. Esta teoría distingue los deberes negativos de los positivos. Los deberes negativos tienen mayor importancia, estando prohibido cumplir con un deber positivo violando a un deber negativo. El hecho de decidir ser o no ser un superhéroe no viola ningún deber negativo, por lo tanto ambas opciones son moralmente válidas. No existe la obligación de ser un superhéroe puesto que este hecho es un acto supererogatorio o lo que es lo mismo un comportamiento que supera lo exigido por la moral, pudiendo de esta forma renunciar quien tiene un superpoder a ser un superhéroe y vivir una vida normal como los demás.
Hemos respondido a esta cuestión pero sin embargo surgen nuevas dudas: ¿Es una obligación moral en un Estado democrático cumplir con las leyes? ¿O existen algunas circuntancias que nos legitima a eludirlas? Estas nuevas preguntas pueden ser objeto de un análisis exhaustivo.
Ángela Coello Pulido
LA RESPONSABILIDAD MORAL DE
PETER PARKER
Desde el momento en que Peter Parker fue picado por una araña, adquirió una serie de poderes que ningún otro ser humano posee, lo cual cambiaría su vida para siempre y le permitiría hacer realidad sus deseos más anhelados. Peter Parker se transformó en Spider-Man.
De este modo, una persona, dotada de este tipo de facultades, como las que adquirió Peter Parker, es capaz de llevar a cabo una serie de actuaciones que no puede realizar una persona normal (por ejemplo Peter puede trepar por las paredes, lo cual no es una de la facultades que un ser humano normal tendría por su propio naturaleza). Pero, además, un individuo de estas características podría decidir emplear sus extraordinarios poderes con el fin de contribuir a erradicar el mal en el mundo, transformándose, por tanto, en un superhéroe, como Spider-Man. Así, entiendo que estas personas llevan a cabo diversas actuaciones, en ocasiones violando alguna Ley, que conllevan muy diferentes resultados, unos mejores y otros peores tanto desde el punto de vista causal como desde el punto de vista moral, como refleja, por ejemplo, la saga Civil War, de Marvel Comics, y este hecho me lleva a plantearme la cuestión de si ese tipo de actuaciones que, al fin y al cabo, están dirigidas a maximizar el bienestar general, supondrían que estas personas fuesen responsables de sus actos en todo caso y sin excepción y, en concreto, me planteo esta pregunta en relación con Peter Parker y la responsabilidad moral.
En cierta ocasión, el tío de Peter, Ben Parker, dijo a su sobrino que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, frase que se ha convertido en la máxima de Spider-Man desde el principio y que ha pasado a ser una de las frases míticas y más famosas de la Historia del cómic. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el alcance de esa responsabilidad puede ser muy variable en función del intérprete y de las circunstancias y por ello considero necesario evaluar el concepto de responsabilidad en relación con la saga Civil War ya que, en la misma, se muestran muy diversas circunstancias en que sus protagonistas podrían ser responsables por sus actuaciones en mayor o menor grado.
La Saga Civil War (“Guerra Civil”) nos cuenta la historia de las consecuencias que una catástrofe en Stamford (Connecticut), provoca en la comunidad de superhéroes. En concreto, un show televisivo ha creado un grupo de superhéroes de ficción que tratan de solucionar pequeños altercados en directo con ánimo de obtener la mayor audiencia posible. Pero, en uno de esos intentos, la cosa se desmadra y acaba con una explosión en un colegio, resultando fallecidos varios niños y múltiples heridos y, evidentemente, este altercado acarreó consecuencias debido, entre otras cosas, a su gran repercusión social. Tales consecuencias son la decisión del Gobierno estadounidense de aprobar el “Acta de Registros de Superhumanos” que suponía establecer un Registro de Superhéroes con el fin de tratar de legitimar su actuación y de, llegado el caso, poder identificarlos para exigirles responsabilidad por sus actos. De este modo, los superhéroes tendrán que elegir entre inscribirse en el mismo desvelando su identidad y pasando a trabajar para las autoridades estatales o, por el contrario, rehusar tal inscripción convirtiéndose, desde ese momento, en prófugos y, por tanto, perseguidos por el incumplimiento de la Ley. Así, la comunidad heroica se divide en dos bandos: uno encabezado por el Capitán América (Steve Rogers), en contra del Registro y que constituyen un movimiento de resistencia clandestino tratando de eludir el cumplimiento de la Ley y otro capitaneado por Iron Man (Tony Stark) (con la estrecha colaboración de Reed Richards, miembro de los 4 Fantásticos), a favor del Registro, que sí se inscribe y que se dedica a perseguir a los superhéroes incumplidores, respaldado por el Gobierno norteamericano y por la agencia de inteligencia y antiterrorismo, S.H.I.E.L.D. (“Strategic Hazard Intervention, Espionage and Logistics Directorate), dirigida por Nick Fury inicialmente, aunque en Civil War ostenta este puesto María Hill.
En este contexto, Spider-Man se ve obligado a tomar la decisión de unirse a un bando o al otro. Así, en un primer momento se une al de Iron Man; pero, posteriormente, se une al Capitán América. Por tanto, a medida que se va desarrollando la guerra, Peter Parker va sufriendo un proceso de toma de conciencia que le lleva a cambiar su opinión de manera radical y, por ello, considero que este personaje representa un icono de las distintas posturas que se pueden adoptar frente a una misma decisión y de cómo llegamos a unas u otras de tal modo que, según los casos, tales decisiones podrían acarrear un mayor o menor grado de responsabilidad, en el plano ético y moral. Por ello, la pregunta que yo me planteo es la siguiente: ¿es Peter Parker moralmente responsable de las distintas posiciones que adopta a lo largo de la Saga Civil War?.
Pues bien, en mi opinión, Peter Parker pasa por dos grandes momentos a lo largo de la Saga Civil War y no asume el mismo grado de responsabilidad en ambos ya que entiendo que para poder exigir responsabilidad moral por un acto determinado es necesario que ese acto haya sido realizado libremente. De este modo, esta pregunta podría tener muy diversas respuestas en función del intérprete de las circunstancias puesto que algunos podrían considerar que Peter no es moralmente responsable por sus actuaciones por no haber podido actuar libremente y otros podrían entender que sí toma libremente sus decisiones y, por ello, sí sería moralmente responsable. Así, yo considero que Peter tomó libremente las decisiones de unirse al bando de Iron Man primero y del Capitán América después, pero, en mi opinión, no tomó libremente la decisión de desvelar la verdadera identidad de Spider-Man y de registrarse porque, en este caso, estuvo influenciado en gran medida por la fuerza coactiva de la Ley que condicionó su actuación.
Con ello, en primer lugar, para justificar mi respuesta comenzaré advirtiendo que en este trabajo me referiré indistantemente a Spider-Man y a su alter ego, Peter Parker (y lo mismo haré con el resto de personajes), ya que considero que se trata de la misma persona a efectos de la toma de decisiones. Ni Peter Parker ni Spider-Man actúan sin que la mente, que ambos constituyen indistintamente, haya tomado la decisión de llevar a cabo esa actuación en concreto. Es decir, son la misma persona.
Por otra parte, concretaré qué voy a entender por “responsabilidad” en este trabajo. Pues bien, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la define como la “capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”. Pues bien, este es el concepto de responsabilidad del que voy a partir, es decir, de la responsabilidad como deber de asumir las consecuencias de los propios actos.
Una vez concretado el concepto de responsabilidad, es necesario distinguir la responsabilidad causal de la responsabilidad moral: la responsabilidad causal surge cuando la acción de una persona es la causa de un evento particular y la responsabilidad moral es aquella que surge en una persona por sus acciones en relación con la teoría ética, es decir, en relación con el valor moral de esas acciones de tal modo que desde el punto de vista de una ética consecuencialista, ese valor dependerá de las consecuencias de las acciones (por ejemplo en el sentido de la teoría utilitarista que defendía Stuart Mill) mientras que desde el punto de vista de una ética deontológica, las acciones tienen un valor intrínseco (tal y como defendía, por ejemplo, el filósofo alemán, Inmanuel Kant).
Entiendo que la responsabilidad moral se identifica con la conciencia o intención de la persona que actúa. Es decir, una persona será moralmente responsable de sus actos cuando haya actuado libremente y, en este sentido, que una persona sea causalmente responsable, no quiere decir que lo sea moralmente. Por ejemplo, si un conductor circula con su coche por una carretera cubierta de hielo y, como consecuencia de un resbalón, atropella a un peatón, entonces será responsable causalmente de ese atropello puesto que su acción de conducir desviándose de su camino fue la causa de tal desenlace; sin embargo, no será responsable moralmente puesto que él no tomó libremente la decisión de atropellar al peatón sino que tal acción vino determinada por la gran cantidad de hielo en la calzada que había en ese preciso momento y en ese concreto lugar. Ahora, tomemos un ejemplo más próximo al tema de este trabajo: supongamos que Spider-Man, en plena lucha con el Duende Verde se ve obligado a actuar de una manera extremadamente violenta con el fin de salvar a los ciudadanos del ataque del malhechor y, por ello, decide lanzar una enorme tela de araña a su enemigo atrapándolo contra la pared de un edificio y rompiendo un cristal con el impacto. Por ello, Spider-Man podría ser responsable causalmente por la ruptura del cristal puesto que fue él quien provoco el impacto para atrapar a su enemigo, pero no sería responsable moralmente puesto que, en ningún momento tuvo verdadera intención de llevar a cabo tal destrozo, es decir, no lo rompió libremente sino que lo que él pretendía tan sólo era inmovilizar al malhechor para evitar su fuga.
La LIBERTAD tiene dos partes: la LIBERTAD DE que supone la ausencia de impedimentos o de coacción, es decir, la referente a ser libre de impedimentos, y la LIBERTAD PARA elegir entre las distintas alternativas que se nos presentan y para actuar en consecuencia. En definitiva, la libertad sería la capacidad de elegir que es lo que se quiere hacer y hacerlo sin ser coaccionado. Así, llegados a este punto, el problema se nos plantea en torno a la libertad de elección o “libre albedrío” puesto que, para que la elección sea libre, no basta con la ausencia de coerción externa sino que, en principio, parece que también sería necesaria la ausencia de factores internos que pudiesen interferir en la toma de decisión impidiendo la posibilidad de elegir racionalmente una de las opciones que se nos ofrecen. Desde este punto de vista, una persona será responsable de sus acciones en la medida en que es libre y el libre albedrío, en definitiva, supone que el ser humano pueda elegir y tomar sus propias decisiones.
Dicho lo cual, tradicionalmente han existido dos escuelas de pensamiento enfrentadas en relación con la pregunta de si los seres humanos son responsables de sus acciones o no lo son: aquella que considera que el ser humano tiene libre albedrío y aquella que considera que el libre albedrío no existe sino que todo está predeterminado.
El DETERMINISMO es una teoría que niega la existencia de libertad afirmando que existen ciertas causas que determinan nuestra forma de obrar: todo lo que sucede está determinado, es decir, no puede dejar de suceder ni tampoco puede suceder de otro modo y lo mismo sucede con los seres humanos que no pueden dejar de actuar ni actuar de modo distinto a como lo hacen. Todo acontecimiento es consecuencia de una causa que implica que ese acontecimiento se produzca sin posibilidad de variación alguna de tal modo que no habría lugar para el azar. La actuación humana no goza de autonomía.
De esta manera, en relación a Peter Parker, un determinista consideraría que todas las actuaciones de Peter están determinadas por ciertas causas que supondrían que no podría dejar de actuar ni tampoco podría actuar de manera diferente a como lo hace. Así, si la libertad no es posible, tampoco podríamos afirmar la posibilidad de que Spider-Man fuese moralmente responsable por sus actuaciones.
Por el contrario, el LIBERTARISMO FILOSÓFICO rechaza el determinismo. El INDETERMINISMO o INDIFERENTISMO es una de sus formas y sostiene que el libre albedrío sí existe: las acciones son un efecto sin causa, es decir, ningún acontecimiento precedente podrá determinar a los acontecimientos posteriores.
De este modo, para un indeterminista sí cabría la posibilidad de que Peter tomase libremente sus decisiones y, por ello, sí cabría la posibilidad de exigirle responsabilidad moral por sus actuaciones.
Sobre el tema del libre albedrío y la libertad, se ha discutido mucho a lo largo de la Historia y muchos han sido los pensadores que han exteriorizado sus reflexiones acerca de este tema. Así, en primer lugar, la filosofía griega apenas reflexionó acerca del tema de la libertad en el ámbito moral y ello por ser una filosofía intelectualista, es decir, los filósofos griegos consideraban que el mal moral no procedía de la libertad sino de la ignorancia, es decir, si alguien obra mal no es porque haya elegido libremente llevar a cabo una conducta negativa sino porque su propia ignorancia le lleva a creer realmente que esa conducta es la mejor. De este modo Sócrates sostenía que nadie obra mal voluntariamente.
Por otra parte, el filósofo estadounidense Harry Frankfurt, sostiene una interesante reflexión acerca del libre albedrío. Considera que lo que diferencia a los seres humanos de los animales es su capacidad para generar deseos de segundo nivel sobre los deseos de primer nivel y esto es, precisamente, lo que constituye el libre albedrío. De este modo, partiendo de esta teoría, Peter Parker sería moralmente responsable de sus actos en aquellos casos en que hubiese sido capaz de formularse deseos de segundo nivel sobre los deseos de primer nivel y, esto, tal vez fue lo que ocurrió cuando tomo la decisión de unirse a Iron Man.
Arthur Schopenhauer, filósofo alemán del siglo XIX, fue un crítico del libre albedrío sosteniendo que a priori todos son libres; sin embargo, a posteriori por la experiencia se dan cuenta de que no son libres sino sujetos a la necesidad.
Así, existe cierta corriente doctrinal que admite la compatibilidad entre el determinismo y el libre albedrío. Se trata del COMPATIBILISMO cuyo máximo representante es el filósofo David Hume que, a su vez, es uno de los máximos representantes del “empirismo inglés” y que sostiene que los actos de albedrío no son causados, aunque sí influenciados por las opciones de la propia persona en función de sus creencias, deseos y caracteres.
Yo me inclino por una postura más próxima a esta última, al compatibilismo, puesto que entiendo que para que una persona pueda tomar decisiones libremente, es necesario que esas decisiones las haya tomado por algún motivo, es decir, que vengan determinadas por algo y ese algo tiene que ser algún tipo de factor interno o inherente a la persona que toma la decisión para poder afirmar que esas son “sus” decisiones, es decir, tiene que existir cierta influencia por las convicciones de la propia persona, como afirmaba Hume. Tomemos, por ejemplo, el caso de Peter Parker: si nos acogiésemos a una postura indeterminista, ello supondría que Peter tomaría sus decisiones sin ningún tipo de influencia por ninguna clase de factor precedente, lo cual significaría que tomaría sus decisiones sin basarse en nada y, por tanto, en mi opinión, por puro azar y, en ese caso, ¿cómo podríamos afirmar que realmente se trata de “su” decisión y no de la decisión de cualquier otra persona?, es decir, ¿dónde está su sello de identidad?. En definitiva, para poder afirmar que las decisiones que Peter toma son de Peter y de nadie más, es necesario que esas decisiones sean producto de algún tipo de factor que influya en el proceso decisorio de Parker tales como, por ejemplo, sus deseos, ideología o convicciones. En conclusión, opino que es necesario que las decisiones que toma una persona, estén “determinadas” por factores internos a la misma, pero no por factores externos a ella puesto que, en este caso, sí nos encontraríamos ante el supuesto defendido por el determinismo ya que las elecciones de esa persona no llegarían a ser fijadas enteramente por ella misma. En conclusión, sostengo que existiría una especie de determinación parcial dejando siempre cabida a la libre decisión del individuo.
Dicho lo cual y descendiendo ya al plano de la pregunta que yo me formulé inicialmente, desde el punto de vista compatibilista y en relación con la responsabilidad moral, en mi opinión, para poder responsabilizar moralmente a una persona por sus acciones, es necesario que haya llevado a cabo tales actuaciones libre y voluntariamente (aunque, como ya he aclarado, influenciada por sus propias convicciones internas) ya que entiendo que carecería de sentido exigir responsabilidad moral a una persona por aquellas acciones cometidas faltando su voluntad puesto que esa falta de voluntad desvirtuaría los efectos de la exigencia de esa responsabilidad, es decir, la exigencia de responsabilidad acarrea ciertas consecuencias que tan sólo producirán el efecto esperado sobre la persona sobre la que actúan si esa persona realmente es responsable de sus actos.
Por tanto, la responsabilidad moral requiere como presupuesto indispensable, en mi opinión, el hecho de tomar las decisiones libremente teniendo en cuenta que esas decisiones deben ser producto de un proceso decisorio en el que hayan intervenido distintos factores internos de la persona que tomó la decisión. En definitiva, entiendo que si negásemos la capacidad para poder elegir una determinada actuación, entonces no podríamos realizar un juicio moral y, por tanto, no cabría la responsabilidad moral (la persona en cuestión no sería responsable de sus actos).
Según Kant, la razón tiene dos funciones: la razón teórica que trata de conocer cómo son las cosas, y la razón práctica, que trata de conocer cómo debe ser la conducta humana, y la libertad es un postulado de la razón práctica, es decir, la exigencia moral de obrar por respeto al deber, supone la libertad. En definitiva, para Kant, la libertad consiste en actuar conforme a las reglas de la propia razón.
Por otra parte, considero de vital importancia tener en cuenta que no es lo mismo ser responsable moralmente por una determinada conducta que el hecho de que esa actuación sea o no sea moralmente correcta. Una persona moralmente responsable no es simplemente una persona que es capaz de hacer lo moralmente correcto o incorrecto sino una persona que, por haber actuado libremente, es responsable de sus actos en el plano moral (no olvidemos la distinción entre la responsabilidad moral y la responsabilidad causal).
Con ello, en mi opinión, el papel que Peter Parker (Spider-Man) juega en Civil War, pasa por dos momentos diferenciados en los que toma la decisión de llevar a cabo distintas actuaciones. Así, en un primer momento, Peter se une al bando de Iron Man y, he de señalar que, en esta primera fase, Parker pasa por dos procesos decisorios: el primero, antes de tener noticias del proyecto de Registro de Superhéroes, cuando se une a Tony Stark (Iron Man) y, el segundo, tras la aprobación del Registro, cuando decide permanecer en ese bando, desvelar su identidad y registrarse. Pues bien, en el momento de tomar la primera decisión, Tony Stark somete a Peter Parker a una prueba de lealtad de tal modo que Peter deberá decidir si se une o no se une a su bando careciendo de todo tipo de información hasta tal punto que ni siquiera sabe por qué razón hay un “bando”. Tras haberle fabricado un traje nuevo a Spider-Man que facilita su labor, Tony, bajo el pretexto de que se avecinan tiempos difíciles, pide apoyo a Peter en “Amazing Spider-Man 529”. Dicho lo cual, entiendo que Parker tomó la decisión de unirse a Stark libremente y, por tanto, será moralmente responsable de ello, ya que pudo elegir sin ningún tipo de coacción externa sino, simplemente, guiado por sus convicciones internas tales como, por ejemplo, su lealtad a Tony Stark, es más, ni siquiera tuvo demasiado en cuenta la opinión de su familia. Efectivamente, Peter tuvo muy en cuenta, a la hora de tomar su decisión, el hecho de que Tony le fabricase un traje nuevo, o las alabanzas a él y a su familia o la promesa de considerarlo como su segundo de abordo o de confiar ciegamente en él, lo cual podría, claramente, condicionar la decisión de cualquier persona, pero también es cierto que Peter Parker es perfectamente consciente del modo de actuar de su amigo, por lo que ya se esperaba que la entrega de ese nuevo disfraz conllevaría algún tipo de contraprestación y ya sabía qué tipo de credibilidad debía darle al resto de alabanzas y, es por ello que considero que, siendo Peter consciente de esto, no se trataría, por tanto, de una coacción “externa” de suficiente entidad como para determinar su decisión. Por tanto, en mi opinión, Peter Parker tomó esta primera decisión libremente y, por ello, será responsable moralmente por su conducta.
Sin embargo, una vez que Peter tuvo noticia de la aprobación del Registro, tuvo que tomar una decisión mucho más importante y costosa: tuvo que decidir si permanecía del lado de la Ley, con Iron Man, registrándose y desvelando su identidad (siendo consciente de las posibles consecuencias de ello y que podrían ser más leves como, por ejemplo, el enfado de sus allegados al descubrir el engaño y como luego vimos que sucedió con su jefe, el Sr. Jameson en “Civil War 2” y en “Amazing Spider-Man 533”, o más graves como, por ejemplo, un posible ataque a sus seres queridos por sus enemigos una vez que éstos conociesen su identidad, como efectivamente sucedió en “Amazing Spider-Man 538”) o, por el contrario, pasarse al otro bando. Así, Peter valora los distintos factores intervinientes, los distintos pros y contras, y decide permanecer del lado de la Ley, pero yo considero que esta decisión no fue tomada libremente y no por la influencia de factores internos, puesto que éstos serían los relativos a su propia protección y la protección de sus seres queridos y que podrían “determinar” su posterior cambio de bando, sino por la influencia de un gran factor externo que es la fuerza coactiva de la Ley, es decir, el miedo a las consecuencias del incumplimiento de la Ley, sobre todo, ante la advertencia de Iron Man de desvelar la identidad de todos los Superhéroes de los que la conoce y entre los que se halla Spider-Man. Esta es una decisión muy importante para Peter porque supone desvelar su identidad, es decir, aquello que ha logrado mantener en secreto durante tanto tiempo y que constituye, en cierto modo, su seguro de vida y el de su familia. El temor a las consecuencias del incumplimiento de la Ley constituye en Parker un factor externo de suficiente relevancia como para condicionar su elección. Efectivamente, pide consejo a su familia y tiene muy en cuenta sus convicciones internas que constituyen un fuerte contrapeso, pero la fuerza coactiva de la Ley es más fuerte que todo ello. El propio Tony Stark, en “Amazing Spider-Man 532”, le advirtió acerca de esto afirmando que “aquellos que rehúsen el cumplimiento de esta norma, serán cazados y arrestados… junto con todos aquellos que los ayuden a mantener esas identidades ocultas. Sus fondos serán congelados, sus casas allanadas. Y finalmente serán enjuiciados, sentenciados y encarcelados. Y algunos por un período muy, pero muy largo”. Stark pone a Parker entre la espada y la pared porque quiere saber de qué lado está, pero Peter se horroriza al pensar en la idea de desenmascararse o de perseguir a los superhéroes incumplidores (aquellos a los que siempre ha admirado). Sin embargo, el miedo a las consecuencias que podría sufrir no sólo él sino también su familia, teniendo en cuenta la posición de desventaja en que se halla ante la amenazada de Tony de delatarle si rehúsa registrarse y tras haberle dado muchas vueltas, la última decisión de Peter es cumplir la Ley, muy a su pesar, desenmascarándose públicamente en una rueda de prensa, en Civil War 2, dudando de ello hasta el último momento. Por tanto, considero que, en este caso, Peter Parker no actuó libremente y, en consecuencia, opino que no será responsable moralmente por su actuación.
Por otra parte, el segundo gran momento de Peter Parker en la Saga Civil War se inicia a raíz de la visita de Peter a la prisión de Superhéroes incumplidores. Hasta el momento, Spider-Man había sido sometido por Iron Man a una prueba de lealtad: en primer lugar le pidió su apoyo sin ni siquiera explicarle para qué exactamente, bajo el pretexto de que, desde ese momento, Peter sería su mano derecha, y Peter aceptó. Más tarde, una vez aprobado el Registro, Tony prácticamente lo coaccionó a permanecer de su lado y Peter lo hizo, pero, no contento con eso, le pidió, o casi le ordenó, que se dedicase, al igual que el resto de sus colaboradores, a arrestar a los superhéroes incumplidores para retenerlos en una prisión creada por él mismo, por Iron Man y por Richard Reed (miembro de los 4 Fantásticos) y que Peter jamás ha visto. Por ello, en “Amazing Spider-Man 535”, Peter, harto de detener a aquellos que siempre habían sido sus ídolos sin tener idea de cuál iba a ser su destino desde ese momento, se arma de valor y acude a ver a Tony exigiéndole que le enseñe ese centro. En principio Iron Man se muestra reacio a ello, pero, finalmente accede y Peter puede visitar la prisión. Así, Peter queda horrorizado tras la visita ya que comprueba que, bajo el pretexto de que, por el hecho de ser superhombres resulta difícil mantenerlos retenidos, en ese centro tienen a los superhéroes y a aquellos que, de cualquier manera, los apoyen, en condiciones espeluznantes: cada celda está personalizada en función de su ocupante. Además, los encierran de manera, en principio, permanente, sin un juicio justo y hasta que se inscriban, lo cual horroriza a Peter hasta tal punto que reconsidera su decisión y decide pasarse al bando del Capitán América, es decir, al bando de la resistencia clandestina y, para ello, es consciente de que tiene que proteger a su familia y, por ello, se escapa con Mary Jane (su esposa) y con su tía May y se refugian en un motel. Spider-Man cambia de opinión de manera radical. De hecho, el propio Iron Man reconoce, en “La Confesión”, que Peter le sorprendió.
En definitiva, tras la visita a la prisión, Peter toma conciencia de la realidad de la situación y se ve capaz de tomar una decisión más sólida, de hecho, él mismo confiesa a su familia el error que considera que ha cometido, en concreto afirma lo siguiente: “he cometido un terrible, terrible error. Y va a haber un precio por ese error y por cualquier intento que haga para repararlo. Pero tengo que hacer lo que yo creo que es correcto, y ahora mismo. Dios me ayude, creo que he estado del lado equivocado”. Es decir, Parker toma conciencia de la situación y toma una decisión, en mi opinión, totalmente libre puesto que, en esta ocasión no se deja influenciar por factores externos, tales como la intimidación de la Ley o del propio Iron Man que insiste en mantener a Spider-Man de su lado a toda costa. En definitiva, Peter toma su decisión únicamente guiado por sus convicciones internas tales como el sentimiento de posicionarse del lado correcto en función de su ideología y de su interpretación de lo que es moralmente correcto. Por tanto, desde mi punto de vista, Peter tomó libremente su decisión. Es más, quizá esta última actuación sea la más libre de todas las que ha protagonizado a lo largo de la saga Civil War ya que, en este caso, actúa totalmente al margen de cualquier tipo de influencia externa por muy insignificante que pudiera ser. Por ejemplo, si comparamos esta actuación con aquella en que, en un primer momento, Peter Parker decidió unirse a Tony Stark, comprobaremos que, en este segundo caso, Peter igualmente actúa de manera libre, pero ni siquiera está influenciado (aunque sea de manera poco relevante y, en ningún caso, condicionante) por su lealtad a Tony Stark sino que, por el contrario, es capaz de dejar al margen su relación con Iron Man y tomar su decisión de manera absolutamente independiente. Por tanto, si desde mi punto de vista, Peter Parker actuó libremente, entonces, será moralmente responsable por su actuación.
En conclusión, cuando Peter Parker adquirió sus extraordinarios poderes, convirtiéndose en Spider-Man, comenzó su lucha contra el mal y ello conlleva la realización de distintas actuaciones en el ejercicio de sus funciones que, bien siendo moralmente correctas o bien no siéndolo, podrían acarrear, en ocasiones, responsabilidad moral en mayor o menor medida, según las circunstancias. Con ello, una cuestión interesante y que podría ser objeto de otro trabajo, sería la relativa al ejercicio que de esos poderes extraordinarios estaría obligado a llevar a cabo aquel que los posee, es decir, la relativa a si estas personas tienen un verdadero deber de emplear sus capacidades extraordinarias con el fin de tratar de erradicar el mal en el mundo o si, por el contrario, podrían emplear esos poderes únicamente en su propio interés y no en el interés general, es decir, la pregunta sería que un gran poder conlleva qué. Pero esta no es la cuestión que yo me he planteado al inicio de este trabajo sino que lo que yo me preguntaba es si Peter Parker (Spider-Man) es moralmente responsable por las distintas posiciones que adopta a los largo de la saga Civil War, es decir, por sus diferentes actuaciones en cada momento.
A esta pregunta he respondido sistematizando la respuesta mediante una diferenciación entre dos grandes momentos en la actuación de Peter Parker, subdividiendo, a su vez, el primero de ellos, en dos fases. Así, en un primer momento, considero que Peter toma la decisión de unirse a Tony libremente ya que únicamente está condicionados por factores internos a su propia persona, es decir, carece de influencia externa de suficiente entidad y se guía sólo por su propias convicciones (lo cual es imprescindible para poder afirmar que se trata de la decisión de Peter y no de otra persona, desde mi punto de vista) y, precisamente por haber procedido libremente, será moralmente responsable por su actuación. Sin embargo, cuando, más tarde, tras la aprobación del “Acta de Registro”, debe tomar una decisión acerca de en qué lado de la Ley va a posicionarse y se haya tan influenciado en su proceso decisorio por diversos factores externos (sobre todo, la fuerza coercitiva de la Ley) que no es capaz de tomar esa decisión libremente y, en consecuencia, no se le será exigible ningún tipo de responsabilidad moral, es decir, esos factores externos revisten la suficiente entidad como para condicionar su libre actuación y consecuente exigencia de responsabilidad. Finalmente, en su segundo gran momento, tras la visita a la prisión de superpoderosos, Peter da un giro radical a su punto de vista y se posiciona en el otro bando, en el bando contrario a la Ley, en el bando de la resistencia clandestina encabezado por el Capitán América y toma esta decisión con plena libertad, prescindiendo absolutamente de cualquier tipo de factor externo, es decir, guiado única y exclusivamente por sus convicciones internas y, por ello, en este caso no cabe ninguna duda de que será moralmente responsable por su actuación.
Para concluir, debo añadir que la pregunta que yo he formulado en este trabajo admite my diversas respuestas dependiendo del punto de vista desde el que se analice la actuación de Peter Parker. Es una cuestión abierta que permite diferentes posibilidades. Una posible solución es la que yo planteo y que consiste en fijar como presupuesto indispensable de la responsabilidad moral, el hecho de haber actuado libremente, entendiendo por actuación libre aquella que se lleva a cabo en función de las propias convicciones y sin la influencia de un factor externo con la suficiente entidad como para condicionar esa actuación.
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SOUTH, JAMES B., y JACOB M. HELD, (eds.). James Bond and Philosophy. Questions Are Forever. Chicago: Open Court, 2006.
Manuel Porteiro Suarez
The superheroes and their identities
This paper proposes an analysis of the problems are under superheroes concerning the use of dual identity, the superhero and an ordinary person.
I believe that this issue is worthy of study, from a philosophical point of view, because it affects the personality of superheroes, who have a personality of a double identity, who are forced to interlayer, being on the one hand and the superhero another individual who hides his powers.
They must take place to clear up each of the figures because they often have to confront their enemies or dangerous situations where they have to use their powers and can not because they are in their role as citizens, which must respond to many factors such as the operation of organizing the overcoming of obstacles by the aggravating circumstances that in turn must seek ways to transform your appearance without being detected or by other individuals surrounding it or by its enemies.
As a result many questions arise, which I stick to two in particular, to try to answer in this work such as searching for the meaning of what is a secret identity? What has motivated this attitude? and Is it morally correct?.
The answer to these desarolar can be in many ways depending on the perspective of the individual motivation. So the secret identity is defined as a technique whereby certain superheroes created for it two different identities: an individual identity as normal, and another as a superhero, with this duality in secret.
The maintenance of this identity doblee do so by changing his physical appearance transformation of its physical form or through a guise to hide the identity that will be less on each occasion.
It is important to differentiate the two identities, thus, the secret identity as a superhero is just a relationship between the civil and the normal citizen. For example, Captain America, Fantastic 4 Namora o identities are publicly known, but others such as Orion or Silver Surfer, the general nature of people outside the human form, the concept of identity is irrelevant.
So many times it is very difficult to maintain this duality in secret, either by knowledge of other heroes, villains specific family or family institutions to which the superhero work, etc ... so for the general public it should be noted that identity is a secret when we are presenting to a single identity that is known for the individual and little or no people, not by public opinion.
Is there then a form of identity secret? The answer to this is not cuetion.
There are several types of identity secret, so therefore we can be as various types of Peter Parker (Spider-Man): The super hero is a person of normal, using a disguise when to act as super hero.
Other characters have to adjust to what exactly do not have a common thread, either positive or mutations various reasons, be the case that is disguised to appear a normal human being and pass desapercivido in common facet of an individual.
Another option to alter their appearance, would change the face of your body to exchange identities as in the case of Bruce Banner (Hulk).
You can also take place in a magical, performing a specific act or utter a magic word, which may occur in some rare cases, a relationship between two different characters, a human and a superhero, which one becomes the other, as in the case of Captain Marvel / Rick Jones and Thor / Jake Olson
What may have motivated this behavior?
As mentioned earlier, the motivations are different, both types almost as superheroes, so we have several.
The main reasons, and more genralizados of superheroes to keep identities secret is to keep one's own safety, his family, away from the burdens of their own superhero aspect of such comopor not it wishes to attract about revenge the supervillanos on the same emotional or personal relationships, as well as enjoy a degree of intimacy that his popularity as a superhero is not allowed to enjoy.
In the case of non-human superheroes, such as Donald Blake, Jake Olson (Thor), which would allow this dual identity is humanized, ie the use of a secret identity by using a fitness similar to that of individuals who surround him in this human case, it would serve to establish relationships that will provide a connection to humanity that no tuienen.
Another reason for obtaining an identity could be double that of Bruce Wayne (Batman), who despite not being a creation of Marvel and the matrial of this work is based on, I think it is an important figure to treat which I will briefly.
Batman's secret identity is Bruce Wayne, a billionaire businessman, playboy and philanthropist, who after witnessing the murder of his parents, when it was decided that a child physically and mentally trained to fight crime in Gotham City, dirt, disguised as a bat . Unlike the super analyzed so far, has not used superpoderesel intellect, science and technology as key resources and is often attended by friends and employees, including Robin and Alfred Pennyworth.
One feature of Batman, which is where I wanted yegar, is that apart from preserving their privacy using this disguise its other connotations, the fear of giving their opponents. This comienzacon his fear of bats so small cualaplica using more of their suit as a "standard work" as a reflector could be used by a guard of traffic ... so this adds to the figure of the superhero is a beam mistizismo terror imposed by their adversaries and identifies it as a personality of its hero, as if this is to mutate when his "defense of good standard"
There are also reasons for the negative, such as the theft of a person by an impostor with powers and characteristics similar to that of another superhero to harm his reputation and this, as well as using this as a means of identity scape situations in which the villain surrounded by law enforcement or the media. The secret identity can escape persecution.
Is it morally correct?.
From my point of view such behavior is totally defensible, but also poses some problems for his defense, to begin to comprehend that i was a deception, whether it encontramosen the option of pretending to be who is not doing good as superhero or to go unnoticed as an ordinary person does not exercise its role as superhero.
Therefore what we should ask, and I will rephrase the question above, is whether it is believed is the deception is always incorrrecto? Beyond belief, deception is not always bad. In our society there are a lot of deception that we are good as if a magician, who deceived us with sleight of hand, making us see things that actually happen or not happen that way telling when majica due to physical or mechanical phenomena away from our understanding ... or if a good poker player, you have to know when to launch a bluff at the time that their letters are not the best, so that his opponent wins the game, leaving him to spend up to believe that which has better cartasque launched bluffing. Such as poker, the magicians will, in most sports and to the strategies of war, these behaviors are referred to conduct undertaken by deception but it does not see it as wrong, when its purpose is to entertain and win, is the most admired and try to emulate them.
If I believe that in sports, magic, war, strategy ... the clever deception within the rules is acceptable, but not as it should rightfully be, outside the context created by the rules of the activity itself, that question we do if there is anywhere in real life, apart from the above, the special contexts such as sport and art ..., where it is also ethically permissible.
The answer is yes. Although this topic is not very dessarrollado, all cultures traditionally developed and sensitive moral condemnation usual lies and deception in general, most of them also allow important but rare in real life.
Therefore it is necessary to make this distinction, in philosophy, but lying is bad moralmete, in some cases the trial is done it should not always be negative default, but should calificrsee circumstances in which the acts If therefore a lie or a deception is considered reasonably necessary to avoid greater damage repair, which itself lies in itself, a person or group of innocent citizens, or is the only thing that will prevent an unnecessary act of murder and instead then, lies or deception, typically is considered morally acceptable and morally justifiable, and therefore the possibility exists that it is reasonable even go so far as to offer moral praise a soldier during wartime, or a superhero that is capable of disarming a criminal dangerous adversary by deception rather than violence causarldole a pain to kill or seriously hurt, being better put to justice.
As implementation of this, superheroes, the delusions of identity, we have come to believe in order to preserve their identities secret superheroes are morally justified, and in my opinion are even be morally commendable.
To the extent reasonable in that these are necessary to try to protect innocent people from harm, including their loved ones, that has nothing to do with the work that they have acquired, ie friends, coworkers (not heroic) and significant others.
In some circumstances, not only in the heroic, keeping secret the identity can only be what to do. You can be part of the code of conduct of a superhero or just a good person involved in situacionesarriesgadas.
Outlined the main features to identify the double persnalidad superheroes of us that has nothing to do with a bipolar disorder, the conclusion to be drawn is that in many stories about superheroes, the secret life of these begin to affect and alter the characteristics core of his personality as a superhero. And that's human interest in general. None of us is free to wear because all superheroes have used various masks that play different roles in our lives. Anyone can see me on the street when I'm in my village for example, never guess my other life when yego Orense to study in the same way that a classmate could not do otherwise, guess what I am village.
The secrets can be dangerous or whether Poe deception by omission. The super-secret to protect their privacy, and watch their loved ones from retaliation by the enemies as well as I can to protect the mine from someone who wants to harm me.
The secrets of everyday life often play a similar role in all our lives, protecting the parts of our personal lives, or monitoring our friends and family members of disturbing things that do not want to get into their lives.
But the secret is risky and fragile and it is difficult to keep coming to believe that cheating is always morally dangerous outside the most extreme demands of life or death situations, and perhaps even there, although in such circumstances, the deception is often considered preferable to death.
I think that in principle, the truth is always better than the lie, the illusion of authenticity.
So I preguto what is the point where the border lies between a superhero, to maintain its identity and that of someone who is not?
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Diaz, E., Sociologia y filosofia del derecho. Madrid: Taurus 1980.
Beatriz María González López
CIVIL WAR: "Sic Bis Pacem, Para Bellum"
En este trabajo me encomiendo la tarea de indagar acerca de las motivaciones que impelen al Capitán América a actuar en el modo en que lo hace durante todo el desarrollo de “Civil War”.
Por tanto, me plantearé concretamente la cuestión siguiente: ¿Es coherente la posición del Capitán América ante la “Civil War”? es decir, ¿debe defender la libertad frente a la seguridad que quiere el Parlamento y el resto de ciudadanos?
El Capitán América es uno de los superhéroes más conocidos de Marvel, y a su vez, es el representante de los valores básicos que se defienden en el a su vez, mayor representante del mundo occidental, es decir, Estados Unidos. Es por ello, un superhéroe defensor de EEUU y de sus ciudadanos. La voluntad de EEUU siempre ha sido la voluntad del Capitán América.
Hemos de partir del hecho de que el rol que va a desempeñar en “Civil War”, es, sin duda, uno muy importante, y su postura y evolución ante el dilema que se plantea, básicamente “libertad versus seguridad”, va a ser decisiva en tanto lo que el autor considera que ante una situación así ocurriría en Norteamérica como icono que el Capitán América es de la misma, y la época en la cual se desarrolla equivale a la actualidad. Y además, sin duda alguna, de todos los sucesos que acontecen en la saga, la postura del Capitán América ha sido una de las cosas que más me ha sorprendido.
Por tanto, trataré de limitar el problema única y exclusivamente al rol que el Capitán América desempeña, como uno de los personajes más relevantes de dicha historia y sin duda, pionero y líder indiscutible de uno de los grupos enfrentados y el por qué de su actuación, por qué defiende la libertad de elección de los individuos, de intimidad, frente a una seguridad en interés de la comunidad en general, siendo como es él, defensor de Norteamérica, y por ende, de sus ciudadanos.
No es sólo un superhéroe más que lucha por su libertad y derecho a la intimidad. Va mucho más allá, en tanto en cuanto su personaje está cargado de una gran simbología.
Para ello, primero trataré la posición opuesta, es decir, la de sus “enemigos” en la “Guerra Civil”, sus opiniones y bases para la defensa del registro de los superhéroes y demás medidas que adoptan en el transcurso de los capítulos.
Segundamente trataré con mayor exhaustividad la postura del objeto de estudio de este trabajo, es decir, del Capitán América y de sus seguidores. Qué es aquello que entienden que les legitima a seguir con sus actuaciones enfrentándose al propio Gobierno y resto de superhéroes, la base de su ideología, y por qué está tan cargada de simbolismo y resulta determinante en lo que es hoy EEUU en su lucha contra el terrorismo internacional y delincuencia en general sin dejar de lado su actitud frente a los conflictos y el por qué de la misma.
Sabemos que la seguridad es el disfrute garantizado y estable de los bienes básicos. Estamos “objetivamente seguros” cuando se han reducido al máximo razonable las posibilidades de sufrir una violencia. Y “subjetivamente” seguros cuando experimentamos una convivencia en la que básicamente está ausente el miedo a los otros. Esta concepción subjetiva varía en función de las amenazas objetivas, la personalidad propia y la información sobre las amenazas de la que disponemos, teniendo en cuenta la posibilidad que existe de manipular el miedo.
Por tanto, la seguridad se presenta como un derecho y a su vez, como un riesgo para los derechos, en especial, para el derecho a la libertad por encima del resto.
Como derecho: Sin ella se carece de las posibilidades y de la confianza existencial necesaria para ejercer la libertad.
Como riesgo: A veces la anhelamos con tal vehemencia que estamos dispuestos a sacrificar nuestra libertad por ella. Y especialmente estamos dispuestos a sacrificar la libertad de otros (llegando incluso a apoyar políticas represivas preventivas intraestatales e interestatales) para lograr nuestra máxima tranquilidad posible.
Técnicamente, estoy hablando de si como símbolo del sentir estadounidense, el Capitán América está legitimado para oponerse al registro de superhéroes conservando su libertad de decisión y luchando hasta el final, defendiendo el uso de parte de la potestad punitiva del Estado por parte de sujetos con superpoderes y sin identidad conocida.
Podríamos entender que si de la voluntad de las autoridades –y pueblo- de EEUU se desprende que requieren que los superhéroes se registren, el Capitán de América habría de obrar en consecuencia, instando a los superhéroes a que se registren a favor de los intereses que defiende, que son los de la nación. Pero no es así. El Capitán América se opone con todas sus fuerzas a que la libertad individual ceda ante el interés general y seguridad de la población. También cabría que optase por alguna de las posiciones que contraen otros de los personajes, como la abstención de la Cosa, pero no lo hace.
De estas posibles posiciones, la que defiende el Capitán América es la que realmente considero coherente con su propia naturaleza como superhéroe, pese a que se pueda considerar contradictorio, que como máximo exponente de EEUU se oponga a una decisión de la misma nación, puesto que, lo que se viene a presentar con esta saga, es, en este punto, una evolución en los intereses y valores estadounidenses frente a los clásicos, que alcanza su culminación con la propia muerte física del Capitán América.
Si bien hasta los últimos años podíamos entender que EEUU era el máximo exponente de libertad individual, debido a la situación actual, el derecho a la seguridad y bienestar común se ha de imponer a la clásica concepción norteamericana. Son los valores del Estado los que han cambiado, no los del Capitán América. A la hora de abordar el conflicto entre libertad y seguridad, estos derechos son bienes jurídicos que se han de hallar coordinados al servicio de la persona, la solución, por tanto, no se puede abordar de forma discrecional, si no que el interés por uno u otro ha de orientar la labor.
La seguridad es un bien fundamental para una vida digna y realizada. Precisamente por eso, puede ser reclamada como derecho. Aunque cabe advertir que, como claramente ocurre en “Civil War”, no es nada fácil su convivencia en justa interrelación con los demás derechos, nuestros y de los otros, en concreto, con el derecho a la libertad.
Empezando con la posición opuesta, al otro lado tenemos a Iron Man, Mr. Fantástico, etc.
Ellos defienden la adopción de un registro de superhéroes donde éstos serán identificados, aunque bajo ciertas garantías en cuanto a publicidad, y posteriormente poder proceder a un adiestramiento de los mismos de tal manera como si se tratase de funcionarios del Estado.
Perderían así éstos, su cualidad de defensores de la justicia enmascarados, y si bien aunque no toda la población en general los llegase a conocer, sí figurarían en registros estatales.
Por tanto, dejarían también de tener el estatus de superhéroes, como consecuencia del registro en sí.
Así, por otro lado, en lugar de haber pequeños grupos dispersos, bien de superhéroes o mutantes, éstos podrían unir sus fuerzas, recursos e informaciones para llevar a cabo una acción frente al crimen que combaten de una manera mucho más eficaz que hasta el momento.
Ya no actuarían independientemente, como muchos de ellos venían haciendo hasta el momento, como Spiderman, y por tanto, su actuación toda ella, estaría sujeta al control por las autoridades, que los guiarían, estableciendo prioridades y planes de ataque contra la delincuencia.
Al alcanzar un estatus similar al que podría tener un agente estatal especial, llegada una cierta edad podrían acceder a un plan de pensiones, aparte de las vacaciones anuales y demás beneficios que conlleva el trabajar para el Estado y no independientemente. Aparte de que ser empleados públicos, para superhéroes que utilizan sus poderes para buenos fines, tiene perfecto sentido si con ello se ayuda a que la gente “duerma mejor”, puesto que, como defienden los senadores cuando llevan a cabo una audiencia con Tony Stark y Peter Parker, los superhéroes se pueden sentir con suerte de que hasta este momento la gente los hubiese admitido sin oponerse a sus actuaciones sin conocer en ningún momento la identidad de los mismos, actuando los susodichos con poderes que sólo les son atribuidos al Estado.
Puesto que al fin y al cabo, la aprobación del acta del registro de superhéroes es decisión del pueblo americano, de que se convierta en ley, y la nación de leyes no tiene sentido sin la capacidad de hacer cumplir las leyes con igualdad para todos. No se le puede dar un trato favorable a superhéroes por el hecho de actuar en pro de los intereses comunes usando sus superpoderes, pues al hacerlo deliberadamente, comprometen una actividad únicamente reservada a funcionarios estatales debidamente identificados y registrados, cosa que ellos también tendrán que hacer en caso de que quieran seguir haciendo uso de sus cualidades para dichos fines, han de estar controlados por el Estado para que no se extralimiten y para seguridad del resto de los ciudadanos.
Sin registrar, los superhéroes, pese a su actuación beneficiosa, son iguales que los supervillanos: todos son “tipos malos” ante los ojos del Gobierno. Es por eso que el Gobierno no les impide que sigan desempeñando su función de cooperación, pero han de hacerlo legitimados, porque así, además, consiguen confianza pública, trabajarían como superhéroes para el Estado.
El hecho de que haya individuos con poderes completamente descontrolados hace que las personas de a pie, con razón, puesto que no sabe hasta donde llega sus poderes ni cómo los utilizarán, desconfíen. Ya que la gente quiere sentirse segura sabiendo que los superhéroes efectivamente están ahí para ayudar, pero sabiendo quienes son, puesto que así se ganan su respeto. El hecho de tener una identidad “pública” o al menos registrada, no impide el desempeño de las actividades heroicas
De hecho, hay superhéroes cuya identidad ha sido desde el principio conocida y ello no ha sido un impedimento para el desarrollo de su actividad superheroica o familiar, como es el caso de los 4 Fantásticos.
Porque además, una vez que la ley es aprobada por la voluntad de la nación, ya no se trata de que el hecho de que el registro sea algo bueno o malo para los intereses de los superhéroes, si no de lo que es o no legal. Las leyes del país son las que deciden quién está en lo correcto, como declara Spiderman cuando entre él y el Capitán América tiene lugar una confrontación.
Porque, de hecho, la vinculación de los ciudadanos a la ley ha de ser algo incuestionable, puesto que tal como defiende Reed Richards, si desaparece la ley, somos salvajes, y por tanto, como ciudadanos habremos de acatarlas todas, no pudiendo obedecer sólo aquellas leyes que nos gusten. Se muestra así una idea fuertemente inspirada en la concepción de Hobbes del Estado, en contraposición de la que mantiene Locke.
Aunque el actuar dentro de la legalidad pueda implicar el hacer enemigos, puesto que si con el cumplimiento de la ley se asegura la seguridad de la gente, ese motivo es justificación suficiente, tal como reconoce Iron Man.
Además, que con la colaboración con el registro de antiguos supervillanos, se da a estos una segunda oportunidad con la que se les permite que se rehabiliten, aunque en este punto, no parece muy coherente el hecho de que baste el simple registro para colaborar, sin exigir un procedimiento o pasos previos de aseguramiento de que realmente los supervillanos se encuentran en condiciones de llevar a cabo este tipo de tareas.
Pero con todo esto, lo que acabamos consiguiendo es que la esencia en sí, lo que conlleva ser un superhéroe se desvirtúe por completo. Si bien seguirán luchando por el bien de la humanidad, perderán su libertad a la hora de elegir su forma de colaborar a la consecución del bien general. No podrán ocultar su identidad como medida de seguridad si así lo desean. Su actividad pasa, de ser voluntaria, a ser imperativa por el hecho de estar registrado, ha de prestar sus servicios de manera organizada al Estado, todo ello, que si actúa fuera de aquellos casos para los cuales ha sido habilitado, estará actuando fuera de la Ley, y aunque quizás tengan una cierta discrecionalidad a la hora de actuar, siempre será de manera organizada, pasando a pertenecer a una estructura jerárquica, anulándole toda capacidad de decisión, impidiendo así acciones arriesgadas por parte de los mismos que no haya sido legitimada por el Gobierno. Y tendrán derecho a una remuneración y demás privilegios de funcionarios por sus servicios. Su actuación ya no será voluntaria, si no obligada. Digamos que su actuación dejaría de ser desinteresada, puesto que obtienen algo más allá del agradecimiento de la población a cambio de la misma. Serán superagentes estatales, pero ya nunca más, superhéroes tal y como los veníamos conociendo.
Con todo lo expuesto, qué es lo que, por tanto, impele al Capitán América a seguir su posición de lucha contra el registro es algo que sin duda, nos puede sorprender, al menos, en un primer momento, y en todo caso, podemos estar de acuerdo o no con su actuación.
Desde mi punto de vista, es completamente coherente con su esencia de superhéroe, su carácter y los principios que ha defendido toda su vida, que son, por ende, los principios que dieron lugar a EEUU, país primera potencia mundial por excelencia, su historia y lo que ha llegado a ser. Resulta incluso dramático, al plantearse la visión de cómo es la reacción del hombre que es el país cuando el país va en otro sentido, puesto que en una república, el país es la voz popular de la gente.
Si partimos de la idea de Weber para establecer un nexo entre puritanismo y protestantismo, de que hay un Dios que ayuda a los elegidos, o a los justos, si en ese caso tenemos éxito, no sólo Dios nos habrá elegido y somos justos, si no que además justifica los medios que hemos utilizado para conseguirlo, en este caso, los medios para conseguir los objetivos que toda la vida ha defendido EEUU el la ya conocida “Guerra Civil” entre superhéroes.
Esto se ajusta a una actitud en la que creen la mayoría de los ciudadanos americanos, y en particular sus líderes y las todas las élites que están dedicadas a la política exterior; y además, completamente interiorizada. En sus billetes se exhibe el lema “en Dios confiamos”.
Si EEUU tuviera que dar explicaciones a alguien, esto significaría que existe una instancia entre EEUU y Dios, lo que sería una clara contradicción del principio precedente. Tener que rendir cuentas es ser ordinario, como los demás, posiblemente el primero entre iguales, pero a pesar de todo, uno de ellos. Escuchar o tener en cuenta lo que dicen los demás no es lo mismo que tener que dar explicaciones. Aunque quizás esta visión sea un tanto extrema y exagerada, no es para nada incierta y de hecho es la idea que subyace, tanto en la actitud general de EEUU como en la que defienden tanto el Capitán América como sus seguidores, en tanto que ellos no quieren bajo ningún concepto entrar al formar parte del registro. Ellos ante todo, y gracias a sus superpoderes son los únicos que deciden porque, ciertamente, están en una situación de superioridad física o intelectual muy por encima de las posibilidades de aquellos que les piden una rendición de cuentas.
Por otro lado, EEUU, no puede dejar de luchar hasta conseguir la capitulación incondicional de aquel país que lo contradice, si no se convertiría en un país ordinario, sería como cualquier otra nación involucrada en un conflicto por objetivos menos nobles que el de arreglar el mundo. El Capitán y compañía por tanto, en ningún momento ceden a lo largo del desarrollo de la saga. Se les plantean numerosas oportunidades, posibilidades de hacer tratos, pero ellos siguen defendiendo su postura, pese a que quizás tengan a todo el mundo en contra, y la defienden hasta sus últimas consecuencias. Que, sin contar con la entrega voluntaria de Steve Rogers, claramente los vencedores son los que forman parte del lado de los defensores de la libertad por encima de la seguridad.
Una nación cualquiera puede acabar haciendo un compromiso, pero en el caso de EEUU esto sería como si un policía hiciese un trato con el ladrón, y estas cosas no se pueden permitir, puesto que no se puede jugar con la ley y la justicia, ya que se han de respetar íntegramente. Es el policía el que ha de obligar al ladrón a cumplir la ley, a someterse, quiera o no, encerrarlo para que se haga justicia.
Nuevamente, en el desarrollo de la saga vemos como en ningún momento se inclinan por la negociación, y en este punto, como máximo y extremista representante de esta conducta, se erige El Castigador, cuando irrumpe en las estancias del Capitán América y el resto de la resistencia y sin mediar palabra, dispara a discreción contra una posible ayuda por parte de delincuentes habituales. Desde su punto de vista, de ninguna manera, aquellos que luchan para hacer justicia, es decir, a favor del bien, pueden hacer ningún tipo de trato con aquellos que acostumbrar a obran mal.
Para cumplir con el deber, EEUU no solamente tiene el derecho, si no hasta el deber de tener un arma final y no en igualdad de condiciones con cualquier otro país, sobre todo, con ningún país malo. Aceptar la igualdad de condiciones es aceptar la igualdad moral entre el bien y el mal, entre Dios y el Diablo. Además de esto, se estará luchando por el ser superior.
Queda una esperanza para el mal: someterse, cambiar de actitud, pero voluntariamente, gracias a una convicción interior. O eso, o luchar hasta el final, lo cual acabará, si la teoría acerca del ser un sujeto elegido es cierta, con el triunfo de los buenos. En este caso, y con las debidas reservas que se deben hacer en todo tipo de analogías, los superhéroes rebeldes.
En este punto entra en juego el carácter generoso de EEUU. Justo cuando el país malo está tendido en el suelo, indefenso, EEUU puede decir “tus pecados te han sido perdonados”, levántate y te recompensaré. ¿Cuál sería la recompensa en “Civil War”? El tener una cabeza de turco: Steve Rogers detenido y puesto en manos de la autoridad judicial. Eso sí, previa entrega voluntaria del mismo, puesto que lo último a lo que renuncia es a su libertad, en este caso, de elección. Es él el que, una vez triunfante sobre los superhéroes prorregistro, adopta una posición sumisa sometiéndose a su detención, aunque, pese a su conocida identidad, siguiendo por negarse a su inscripción en el registro.
Por tanto, nadie puede obligar a los EEUU; EEUU es su propia causa, como Dios según Lutero.
Hemos de partir ahora, de la concepción de Locke, padre del liberalismo político, del Estado y de su propia teoría política. Ideas que han sido de gran influencia para la estructuración democrática como la norteamericana.
Parte de una visión más positiva del ser humano de la que prodigaba Hobbes –el hombre es un lobo para el hombre, en el estado de Naturaleza el hombre vive una guerra de todos contra todos, de ahí la necesidad de un Estado fuerte, centralizado y controlador-. Para él, la libertad e igualdad, principios en gran medida relacionados entre sí, son propias del estado de naturaleza, y el Estado nace con la misión de garantizar la libertad individual, siendo incluso sometido a vigilancia para que no se entrometa en los asuntos que solo al individuo competen. De ahí su gran postulación acerca de la separación de poderes, condición necesaria para que el Estado no anule al individuo.
Hay una ley natural que rige a la naturaleza y al hombre, la cual consagra la vida, la libertad y la propiedad. Para defender estos derechos surge la sociedad, el derecho y la autoridad. Y para la defensa de esos mismos intereses, también “nace” el Capitán América.
Partimos esencialmente de la defensa de la libertad como derecho absoluto por encima del resto. Libertad que por tanto, da lugar a que los superhéroes puedan desenvolverse como tales en el entorno que los rodea, llevando a cabo actuaciones paralelas a las del Estado, pero ni que son incompatibles, ni perniciosas, si no todo lo contrario, y eso sí, siempre voluntarias de acuerdo a que son libres en sus elecciones a la hora de actuar, porque el Estado se lo ha permitido, el derecho a la libertad es sin duda la base de todo su sistema.
Unido a esto, por tanto, también serán libres a la hora de decidir si quieren o no, llevar máscaras o disfraces, una tradición existente en la mayoría de superhéroes, para así poder ocultar su identidad, salvaguardando su integridad física y la de sus familias en aquellos momentos en los que el personaje público desenvuelve su vida privada, puesto que la simbiosis entre el superhéroe y su identidad civil es un axioma que no puede romperse. Por tanto, conforme a su derecho a la libertad, pueden optar por desvelar su identidad o no. En el caso del Capitán América, su identidad es por todos conocidos debido a circunstancias implícitas a su propia formación como superhéroe y a su pasado como soldado de élite en la Segunda Guerra Mundial; aunque pese a ello, el defiende el derecho del resto de justicieros de poder proteger su propia identidad, de poder obrar, al fin y al cabo, de manera voluntaria de acuerdo a que por encima de todo, preside su derecho a la libre elección.
Y porque además, en muchos casos no tienen ni si quiera que estar de acuerdo con la política que ostente el poder en determinados momentos, ni siquiera tienen por qué estar de acuerdo con la política social en general. Por encima de ello, hay un concepto absoluto que permite a todos diferenciar en bien del mal, y siempre que obren en pro del bien, colaborando para hacer efectiva la seguridad de los ciudadanos en que éstos puedan confiar en el que no haya delincuentes correteando por las calles poniendo en peligro al resto de la sociedad, sus buenas acciones, los legitiman pese a no estar formando parte del Estado en sí mismo, puesto que actúan única y exclusivamente en su beneficio.
Ponen en riesgo sus vidas libremente cada día para hacer un poco mejor la vida de todos en común. Son libres para elegir. Tienen poderes especiales y los utilizan para alcanzar el bienestar general. Por tanto, su propia condición especial permite que tengan un trato especial. “Hay que tratar al igual de manera igual, y al desigual, de manera desigual”, es el concepto básico de justicia. No se les puede exigir que se sometan al mismo trato que el resto de ciudadanos o agentes especiales del Gobierno. Puesto que ellos tienen unos atributos personalísimos que deciden si quieren o no quieren utilizar, y por tanto, en la manera en que los quieren utilizar. Sería asimilable a la capacidad que puede tener un médico cirujano a la hora de operar. Se le exigirá que actúe en base a la praxis médica. Puede que ése mismo médico tenga unas habilidades especiales, una pericia singular propia de su persona a la hora de tratar a los pacientes que no se encuentre en el resto de los médicos cirujanos. Pero tan sólo se le exige que actúe en base a esa praxis. Dentro de su ámbito interno le toca a él la decisión de si quiere o no hacer uso de esas cualidades singulares a la hora de desempeñar su trabajo, al igual que ése médico mismo es libre en decidir si quiere trabajar como médico puesto que anteriormente ha adquirido los conocimientos necesarios para ejercer como tal, o prefiere dedicarse a pintar cuadros.
Cierto es que la mayoría de los ciudadanos no son superhéroes ni poseen superpoderes, si no que los que cuentan con esas características en el universo Marvel son una minoría. Es por ello que necesitan estar por encima de intereses políticos. Para ellos queda reservado un ámbito que si bien queda fuera, esa eventualidad queda cubierta por el hecho de que sus actuaciones son siempre en beneficio de la comunidad. Los superhéroes son y han de ser voluntarios. Para el Capitán América, como máximo representante de la resistencia, la libertad lo significa todo. Si renuncian a ella, pierden su esencia de superhéroes, por tanto, han de luchar poniendo en juego todas las oportunidades de las que dispongan y porque al fin y al cabo, como representantes de la postura de EEUU frente el resto del mundo, saben que están respaldados. Simbología acentuada especialmente en el caso de los superhéroes que, como tales, son personas elegidas, al menos, para portar ese tipo de poder que por algún u otro motivo les fue concedido.
Puesto que hemos de tener en cuenta, de hecho, que en ocasiones la Ley, el Gobierno, están equivocados, en esos casos lo que hay que hacer no es, conforme a la ideología defendida por el Capitán América quedarse de brazos cruzado, si no que lo que hay que hacer es levantarse y luchar siempre, incluso aunque se esté sólo. Sin libertad no podemos hacer efectivos todos nuestros demás derechos. Debemos poder ser libres para elegir si protestamos, si nos quejamos ante una situación injusta o si no lo hacemos. Porque puede que finalmente podamos triunfar o no en lo que a nuestros propósitos se refiere, pero ya si desde un primer momento se nos niega esa libertad, se nos está negando todo.
Unida además, a esta lucha particular del Capitán América y el resto de rebeldes, aparece otro hecho que viene a reforzar la idea de que no se puede tratar a todas las situaciones por igual, puesto que el concepto de justicia se ve completamente desvirtuado:
Los superhéroes rebeldes, una vez aprobada el acta de registro son asediados y capturados mientras se encuentran frustrando delitos, incluso siendo capturados por los mismo supervillanos que en alguna ocasión estos mismos superhéroes que ahora son fugitivos, detuvieron en favor del interés del Estado. Con la orden de busca y captura se los está tratando de la misma manera que a los delincuentes, siendo los presupuestos de hecho diametralmente diferentes. A los supervillanos se los detiene puesto que incumplen la Ley, para beneficiarse ellos mismos de los beneficios obtenidos con ello, perjudicando al resto de la sociedad, a gran escala generalmente, al menos en los cómics de Marvel.
Por otro lado, a los rebeldes del registro, se los detiene también; también están incumpliendo la Ley, pero no en beneficio propio: están poniendo en riesgo sus propias vidas a la hora de utilizar sus superpoderes para frenar el crimen. Están luchando por un fin que trasciende el interés individual de solo una persona, buscan el bien común, llegando a aquellas cotas donde el Gobierno, por su propia estructura burocrática, o simplemente por su incapacidad o falta de preparación o recursos, no puede llegar. Y debido a esa posición extraordinaria, quieren seguir manteniendo su derecho a la libertad, a poder elegir entre dar a conocer su identidad o no, y todos los demás derechos que la inscripción en el registro da lugar a que sean anulados.
Quizás estén actuando fuera de la Ley, pero la Ley es incapaz de llegar a aquellos delincuentes hasta los que los superhéroes sí llegan, debido claramente a sus características personalísimas, de las cuales, son libre para usarlas o no, sabiendo que si las usan en pro del interés general, estarán favoreciendo al libre desarrollo de la nación desinteresadamente.
Y consecuentemente, una vez detenidos, los superhéroes son puestos a disposición de la autoridad y los retienen. ¿Cómo lo consiguen? Reed Richards, Iron Man y compañía diseñan una prisión de máxima seguridad donde mantienen en secreto a los prisioneros. Siendo éste el cúlmen de la privación de libertad que se da en toda la “Guerra Civil”. Disuelven por completo el habeas corpus y los anulan sin ningún respeto por su dignidad como personas, aunque con superpoderes, que son, induciéndolos a un estado similar a la muerte.
Posteriormente y tras el encuentro final, parece que las fuerzas están de parte de los rebeldes, los cuales finalmente vencen a los que instaban el registro de superhéroes. Aún así, el Capitán América, parece, si bien no se somete al registro, que voluntariamente se deja capturar.
Él es consciente de que ha sido el sentir americano, su voluntad, la que finalmente ha vencido en la guerra, pero… ¿por qué entonces se deja apresar? Porque una vez que ha manifestado su superioridad, es condescendiente con la nueva actitud del Gobierno, aunque sin dejar de querer que no se le registre. Se abre así paso a una nueva concepción mundial de EEUU, en la que la vieja se va, no sin gloria, puesto que ha vencido.
Todo ello alcanza su máximo simbolismo con la “muerte” del Capitán América a manos de un francotirador. Y entrecomillo la palabra muerte, puesto que parece más un final abierto que otra cosa, y con una posible continuación dentro de cierto tiempo. Quizás no sea la muerte del Capitán América y tan sólo la de su personalidad civil: Steve Rogers, o puede que ocurra cualquier otra cosa. Pero en cualquier caso, no debemos olvidar su superioridad en todos los sentidos ni olvidar qué es aquello que representa y defiende. Es por ello, que quizás no se trate más que de una situación pasajera, y cual ave Fénix, el Capitán América vuelva a resurgir de entre los muertos, y esta vez, quizás, con algún cambio tras la “Guerra Civil”, pero eso sí, manteniendo la esencia de representante del “pueblo elegido”.
El Capitán América se sacrifica para salvar algo más, por tanto ello realmente concuerda con los ideales que venía defendiendo.
Por tanto, si bien hemos de tener en cuenta que la seguridad, en un cierto margen nos permite el desarrollo de nuestros restantes derechos, a sus presupuestos no podemos vincular a todos de manera igual, puesto que ello configuraría un Estado donde la libertad no es más que una utopía, convirtiéndose en un Estado totalitario ideal y omnipresente.
Si bien el problema libertad versus seguridad es un tema más que importante, al ser el centro sobre el cual gira toda “Civil War”, no es menos cierto que haya otra serie de problemáticas.
Otra de las posibilidades que me llamó de sobremanera la atención durante la lectura, fue sin duda la intervención de El Castigador; el cual es un vigilante salvaje y despiadado que considera matar, secuestrar, extorsionar, coaccionar, amenazar y torturar como aceptables tácticas de lucha contra el crimen; en la saga. Pese a su consideración por el resto de superhéroes como un chiflado ¿realmente está loco o se trata de un extremista no-idealista?
Su postura, en un primer momento, que parece ser neutral, y ajena a los intereses que están en juego con la aprobación del acta de registro de superhéroes, al tratarse en sí, de un superhéroe un tanto peculiar por sus características, pero en cuanto observa que los propios delincuentes son requeridos para detener y aprisionar a los mismos defensores de la justicia y luchadores callejeros, no duda en pasar a la acción posicionándose a favor del grupo rebelde, puesto que ellos aún todavía no habían solicitado ayuda criminal. Evento que cuando acontece, no deja de solucionar a través de sus propios medios.
Su intervención resulta relevante hasta el punto de que pone de manifiesto como la secuencia de hechos hace que se les vaya de las manos la guerra a los propios instigadores de la misma con el acta de registro, y posteriormente, con la prisión de máxima seguridad, etc.
También nos podría llamar la atención el hecho del título de la propia saga:”Guerra Civil”, pero… ¿es en verdad una guerra civil? ¿Se darían todos los presupuestos que la misma requiere para poder se llamada como tal?
Por otro lado, y no menos importante, estaría el análisis acerca de la visión del castigo que se enfoca en “Civil War”, en concreto, cuál es el objetivo de Iron Man y Reed Richards al crear una prisión de alta seguridad para mantener aislados a todos los superhéroes que van capturando, contando además con la privación sensorial a la que se les somete. Hasta que punto es lícita esa prisión, teniendo en cuenta además que su construcción, mantenimiento y funcionamiento es completamente secreto. ¿La prisión de máxima seguridad no equivale a una muerte en vida?
Quedan sin duda muchos otros temas que darían pie a numerosos debates, como el papel de la mujer en el cómic –y en “Civil War” concretamente, con su mayor exponente de la mano de la Mujer Invisible, esposa de uno de los cabecillas de la postura prorregistro-, la identificación de los distintos superhéroes con sus disfraces, y un gran largo etcétera.
Pero por encima de todos ellos destacaría especialmente estos tres últimos que he mencionado por haber sido, de alguna manera, los que más me han hecho plantear algún tipo de conflicto, aparte del que obviamente he planteado en este estudio. Al fin y al cabo, difícilmente esta historia, pese a su apariencia de cómic de fantasía, pueda dejar indiferente a nadie. Así proclama uno de los eslogans publicitarios de la saga: ¿De qué lado estás?
BIBLIOGRAFÍA
De Domingo, Tomás, ¿Conflictos entre derechos fundamentales?, Madrid, CEPC, 2001.
Etxebarría, Xavier, “El derecho a la seguridad”, El Correo, 2005, http://www.pensamientocritico.org/xabetx1205.htm.
Galtung , Johan, Fundamentalismo USA, Barcelona, Icaria, 1999.
Rincón, Gilberto, “El derecho a la seguridad”, 2008, http://www.exonline.com.mx/diario/editorial/325461.
Varios autores, “Civil War”, EEUU, Marvel Comics, 2006-2007.
Varios autores, “Amazing Spiderman”, EEUU, Marvel Comics, 2006-2007.
Varios autores, “Fantastic Four”, EEUU, Marvel Comics, 2006-2007.
Varios autores, “New Avengers Illuminati”, EEUU, Marvel Comics, 1971-1972.
Varios autores, “Captain America”, EEUU, Marvel Comics, 2007.
Varios autores, “The Confession”, EEUU, Marvel Comics, 2007.
Ana Belén Meije Fernández:
Desde esta monografía se va a tratar de dar respuesta a una cuestión que sin duda no es ajena a la saga de comics Civil war y que no es otra que el propio planteamiento de si existe o no una justificación para la guerra.
Este texto trata de resolver una cuestión que está en nuestras mentes hoy en día con el conflicto palestino. No es posible que en nuestros días no surja la pregunta sobre la necesidad de las guerras para la resolución de conflictos.
Considero importante dicha cuestión no solo por la actualidad que el tema tiene desafortunadamente en nuestros días, sino tanto más para poder valorar con mayor convicción la oportunidad de su conveniencia. Si bien, la guerra es un medio de solución de conflictos efectivo también es un medio que implica un alto coste humanitario. La saga Civil War muestra como a fin de cuentas los resultados de la guerra son siempre lamentables, y en esta monografía se va a abarcar si en verdad existe la necesidad real de solventar los problemas por medio de guerras o no. Esto es, ¿son realmente las guerras necesarias para la resolución de conflictos? Si bien el poder de decidir si entrar en guerra o no está en los Estados, cabe señalar que la opinión popular ha justificado ciertos conflictos y denostado otros, por lo que cabría considerar que aquellas en las que los pueblos han alcanzado logros son justificadas en cuanto necesarias. Si consideramos que la guerra es necesaria por extensión, ¿se legitima a la misma?
Llegados a este punto hay que partir de que la Carta de Naciones Unidas y otras normas internacionales que regulan la existencia de un derecho a la guerra (“jus ad bellum”), el cual se considera inherente a los Estados soberanos como predica el Derecho Internacional. Pero si bien las justificaciones de una guerra legítima han de ser muy limitadas reduciéndose a cuestiones de legítima defensa o estado de necesidad; y nunca será un medio óptimo para la resolución de conflictos puesto que la violencia solo engendra más violencia. Sin embargo, los más diversos motivos originan conflictos abundando los fundados en la defensa de intereses socioeconómicos y geopolíticos, sin que quepa prescindir en esta breve referencia a las causas la mención de las guerras por razón de etnia etc
Civil War refleja que tipo de circunstancias mueven a la gente a iniciar una guerra. El miedo puede pesar más que el derecho a la libertad u otros derechos subjetivos a pesar de que en los estados de guerra todos los derechos quedan es suspenso.
¿Por qué la gente hace la guerra? Es la guerra justificada en algunos circunstancias? Si la guerra es lo peor que puede suceder, ¿Es posible justificar esto? La primera cuestión es inabarcable en este trabajo, pero, si se concibe la guerra como necesaria entonces se justifica la existencia de la misma. Así pues, en resumen, las posibles respuestas son: la guerra es siempre justificada porque los Estados son soberanos y sólo ellos pueden decidir sobre la oportunidad de la guerra, y además tienen la legitimidad suficiente para tomar cualquier decisión que se adapte a sus intereses. Otra alternativa puede ser entender la guerra justificada sólo cuando es en legítima defensa. Y finalmente podemos opinar que la guerra nunca está justificada. Este texto mostrará como la guerra puede estar justificada desde el punto de vista de la ética. Es más, hay razones que justificas la Guerra Civil en ambas posiciones estudiadas; desde el utilitarismo por la posición adoptada por Iron Man y la deontológica, es la postura que adopta el Capitán América. A pesar de todo esto, en mi opinión, la guerra nunca puede justificarse, ya que, cuando los Estados recurren a la guerra para resolver los problemas, es que probablemente han perdido la legitima capacidad para resolverlos, esto es, en un Estado democrático de Derecho deben darse formas alternativas de resolver cualquier eventualidad y esta es la tesis que se va a tratar de defender .
En el cómic el desacato de los superhéroes al gobierno por la aprobación del acta de registro desató una guerra. Tal vez, esta es la única manera de resolver los conflictos entre dos grupos con diferentes pretensiones cuando ambos tienen capacidad para enfrentarse.
Para comprender el contexto de la guerra debemos prestar atención a algunos elementos que pueden poner la balanza en una u otra tendencia. Algunos valores como la legitimidad, la representatividad de la autoridad, la corrección moral pueden ser esclarecedores. Por ejemplo, en el caso de la corrección moral, podemos ver la actitud adoptada por Iron Man y calificarla como utilitarista. Quiere preservar el interés general de todos y él hará lo que sea necesario aunque implique una guerra pírrica. Por lo tanto, todos los factores deben medirse. Él intenta tomar como propia la posición que adopte la ley, pero al final él debe decidir hacer la guerra e incluso con la ley en la mano levantarse en armas no es empresa fácil.
Podemos plantear el la guerra como una forma legítima de resolver los conflictos, si bien es eficiente pero tiene un alto costo humanitario. Por otro lado, el Capitán América sigue el mismo camino violento presionado por la inminente pérdida de derechos. La nueva decisión va en contra de sus valores morales y no puede permitirlo, por lo que se ve obligado a luchar en su papel de guardiana de la libertad.
Antes de profundizar sobre las posturas de los bandos cabe señalar en este punto la diferencia entre el concepto de guerra y el concepto de revolución; y no se puede obviar puesto que sería factible ubicar la actitud del Capitán América como de líder de revuelta. En cuanto lo que a cerca a ambos términos es la existencia de violencia y lo que los distingue es que la guerra conlleva un periodo de tiempo mayor para ser considerada como tal que la revuelta. Siendo a su vez la distinción entre revolución y revuelta que la segunda responde a un levantamiento frente a una concreta actuación del Estado. Así ,partiendo de que en Civil War estamos ante una guerra, aunque quizá estrictamente encajaría más en la definición de revuelta; hay que decir que en toda guerra ambos bandos han de partir de la formulación de premisas igualmente válidas, esto es, independientemente de cual sea su fundamento ambos bandos se presumen apoyados en sus respectivas postulaciones que conforman sus intereses y por lo tanto legítimas. Se va a dilucidar aquí sobre la concurrencia de la justificación moral de los mismos, esto es en la posibilidad de calificar a la guerra como ética y por ende como necesaria.
Si bien las guerras son reguladas por el derecho internacional como derecho inherente a la soberanía de los estados, forman parte de lo que se ha venido en denominar derecho internacional humanitario como un derecho para habilitar cauces que limiten las actuaciones bélicas (ius in bellum) a operaciones estrictamente necesarias para alcanzar la victoria, salvaguarden la vida y dignidad de los civiles y proyecten cauces para la consecución de la paz ; es interesante la definición de paz convenida en esta materia por la doctrina del sector y es que hay que señalar que el concepto de paz que promueve el DIH no es la mera ausencia de guerra , sino “un proceso dinámico de cooperación entre todos los Estados y todos los pueblos , cooperación que debe fundarse en la libertad la independencia, la soberanía nacional, la igualdad, el respeto de los derechos humanos, y en la distribución equitativa de los recursos para atender las necesidades de los pueblos” (Programa de Acción de la Cruz Roja sobre la Paz, Belgrado Junio de 1975). Así semeja que el quebrantamiento de valores como la libertad, la independencia, la soberanía nacional, la igualdad, el respeto a los derechos humanos y la distribución equitativa de los recursos habilita a los pueblos a alzarse en armas para preservar los mismos.
Si bien por otra parte doctrinas más recientes señalan: con motivo de la exposición del art.2.4 de la Carta de Naciones Unidas: “La guerra ya ha dejado de ser una actividad permitida entre Estados, una forma de relacionarse los Estados por otros medios.(…)Esa norma de la Carta es el desarrollo final de un proceso lento y consciente del siglo XIX por regular y limitar el ius ad bellum y ha desembocado de forma natural en esa prohibición de carácter imperativo después de los dos aldabonazos a la conciencia humana inflingidos por las dos grandes guerras. Esa norma de la Carta ha propiciado la convicción sobre su ilegalidad y esa convicción ha frenado el fácil recurso a la fuerza entre los Estados para solucionar las controversias entre si” (A. Mangas Martín:1992,28).Viene a señalar que:“la guerra entre Estados está prohibida por el derecho”, esto es la comunidad internacional así como la opinión pública tienden en la actualidad a denostar el uso de la fuerza entre Estados, lo que conlleva el uso de otras técnicas: “agresiones indirectas, las acciones violentas subversivas y la desestabilización política de los gobiernos adversos”, todo ello es razón para que proliferen los conflictos armados internos en detrimento de las contiendas entre Estados. Sin embargo, las normas reguladoras de los conflictos armados están pensadas para conflictos internacionales en cuanto, la misma Carta de Naciones Unidas alberga el principio de no intervención en los asuntos internos.
Concluimos pues que las guerras internas son perfectamente legítimas en cuanto refieren a la esfera organizativa interna de los Estados. Pero ¿cabe concluir a su respecto la cualidad de necesarias? Sí es así, ¿toda guerra necesaria se debe calificar de ética? La respuesta a estas preguntas, ¿viene determinada por los valores en que se sustenten las partes? Si así fuera cabría referir como ya se avanzó que la razón del Capitán América, en lo que atañe al conflicto surgido en el cómic Civil War es de mayor peso en cuanto postula valores como la intimidad o la libertad que las razones de Iron Man quien se sustenta en la legalidad y en la seguridad jurídica principios que quiebran sino se aplican para la salvaguarda de los anteriores. Si bien, Iron Man aplica la legalidad no de cualquier manera, cuando apoya la aprobación del acta de registro, sino valiéndose de otro derecho fundamental que es la igualdad considerando a los superhombres en la línea de otras autoridades pero nuevamente se equivoca porque pretende hacer iguales a los distintos.
A este respecto es factible señalar lo referido en el articulo “Masked Heros” cuando refiere a la dicotomía “superpowers and politics” porque refiere a una tesituras en la que a menudo se encuentra el superheroe y es :”over wich order should be followed_ moral or political, temporal or divine” (2005,15),
Desde un punto de vista político el Capitán América está abocado al fracaso su postura se ubicaría en lo que Hume en 1742 denominaría “partido de afeción” los que el mismo autor definía como aquellos basados en principios abstractos y especulativos que parecen incomprensibles y dañinos. Mientras que Tony Stark triunfaría al adoptar la postura de “partido de interés” el cual propone una postura más razonable. Siguiendo el esquema de Weber Iron Man está a la cabeza del denominado “partido de patronaje” tendente a conseguir una posición de poder para su jefe y a ocupar cargos administrativos para el aparato de sus seguidores eventualmente Red Richards, Spiderman...mientras que el Capitan América formaría un “partido de clase o grupo social” en cuanto aglutina a los seguidores de una ideología o de una determinada visión del mundo organizados en base a principios abstractos referidos a una particular visión del mundo y su futuro” (Stefano Bartolini, 2000:238)
Ambos van a la guerra con distintos sustentos pero así lo hacen y a pesar de las calamidades de la guerra sin dejar de lado la postura que sintetiza Spiderman cuando señala a Iron Man que :_ “Los únicos que ganan mientras peleamos entre nosotros son los malos, tío grande, esto va contra todo principio en que creáis”; ambos se encuadrarían en posturas correctas desde el punto de vista ético si bien en aplicación de distintas teorías. Así, la postura del Capitán América respondería a la corrección desde el punto de vista deontológico definido por Kant como:”the moral quality of action had nothing to do with the consequences of action, and everything to do with the action itself”. Steve Rogers a quien definen en Civil War La muerte de un sueño señalando que “Y él nunca dejó de pelear por lo que creía...” por lo que semeja hacer lo correcto con autonomía de las consecuencias esto es, se mantiene fiel a sus creencias.
Mientras que la postura de Iron Man sería correcta desde una visión utilitarista de su comportamiento entendiendo esta como señala M.Tedesco: “Consequentialist moral theories are concernid not with actions themselves, but with the consequences of those actions”. Iron Man escoge entre dos males el mal menor; entre una guerra civil que signifique la muerte de unos pocos y la extinción elige la supervivencia por ende la consecución del interés general y lo hará mediante cualquier método, así creerá una supercarcel e incluso utilizará a los villanos para la captura de los que fueran sus amigos como sucede con Spiderman.
Por otro lado, el Capitán América intenta hacer en todo momento lo correcto para proteger la libertad individual, llegando incluso de manera altruista al final a rendirse salomónicamente pagando primero con su libertad y luego con su vida, rendición que adopta no porque no pueda vencer sino porque renuncia a conseguir una pírrica victoria, se percata de que no merece la pena alcanzar sus objetivos a costa de la vida de otros superhéroes y prefiere desistir aún cuando se veía como vencedor en el combate. Así la actitud de Capitán América demuestra lo que ya decía Oscar Wilde y es que: “Algo no tiene porque ser necesariamente verdadero porque alguien muera por ello”, lo que cuestionaría la típica expresión de “morir por una buena causa”. Ahora bien ¿merece la pena morir por una buena consecuencia?
A propósito de la necesidad de la guerra y profundizando en la actitud adoptada por Iron Man, es representativa la expresión de Tony Stark cuando señala en Iron Man La confesión: “somos guerreros con armas, ideales y cosas por las que vale la pena pelear...cosas por las que vale la pena morir” Cabe interpretar al respecto que determinados valores son dignos de la mayor defensa posible, sin embargo añade que incluso deben ser defendidos con la propia vida, por tanto asume la guerra como recurso. Por otro lado, tras la muerte de Goliath Nighthawk le dice a Luke Cage:”Bill murió en el momento en que creyó que era más grande que la ley” cabría referir al respecto que cuando se sopesan en la misma balanza la ley y la vida se pierde toda noción de justicia porque la primera se articula como cauce para garantizar la segunda y sin la segunda no se articularía la primera.
Iron Man aboga por la legalidad, ha visto el futuro y mantiene que la supervivencia pasa por crear un acta de registro donde la identidad de todos los superhombres sea constatada, en principio intenta mitigar los efectos del cambio incluso pedirá un aplazamiento para su aprobación pero las cosas se precipitan cuando tiene lugar el trágico acontecimiento de Stamford. En este punto adopta una gran relevancia Miriam Sharpe ,madre de Demien uno de los niños fallecidos en el atentado de Nitro, y Iron Man se percata que debe mantenerse firme en su objetivo para no dejar atrás su causa que es defender a los civiles y por tanto preservar la legalidad y el orden. En este aspecto semeja que la actitud de Iron Man es más comprometida ya que aparece como leal defensor de la causa que es mantener el orden en contraposición a la postura de los avengers quienes relegan por un momento su deber de entregarse como garantes de la ley a la protección de los civiles a favor de un interés más propio e individual como es su derecho a mantener su identidad secreta siguiendo una consigna promulgada por Benjamin Franklin que postula: “Aquellos que renuncian a su libertad a cambio de su seguridad no merecen ni seguridad ni libertad”. Es representativa de la legitimidad de la postura cuando en civil war parte cuatro el defender Kyle Richmond o Nighthawk y Cassie Lang abandonan a los avengers señalando:”no quiero acabar en esa supercarcel como Wiccan , quiero lucha con villanos no contra policías y otros superhéroes” ante los abandonos el Capitán América sólo añade:”Dejemosles ir si su libertad significa tan poco para ellos”.
También la conducta de Spiderman es ejemplificativa del conflicto moral que implica el tener que elegir entre el deber legal y el deber moral para con uno mismo, los medios de Tony Stark no van a ser del agrado de Peter Parker y abandonará a Tony Stark para unirse a los avengers; en similar situación se encuentra La cosa, Ben Grimms optará por el exilio. Se evidencia pues que en ocasiones las leyes y no solo estas sino que más bien sus medios de ejecución han de ser puestas en cuestión. Así en relación a la justificación de la necesidad de la guerra hay que puntualizar que se reafirma en los Estados de Derecho en la necesidad de salvaguardar el orden establecido por este, así por ejemplo lo concibe Spiderman en un principio, sin embargo cuando el estado de derecho se excede en sus poderes pierde legitimidad otorgando a la población la posibilidad de posicionarse en la desobediencia. Este aspecto también es abordado en una conversación por Antorcha humana que en el 542 de Los Cuatro Fantásticos manifiesta sus dudas de obedecer una ley mala a Red Richards quien manifestará:”El acta de registro es la ley debemos obedecerla aunque nos parezca incorrecta”(..) y se justifica a continuación diciendo “La carencia de entendimiento conduce al miedo, ese miedo está ya allí, latente ; sin la ley, lo que viene después es demasiado horrible..” evidencia una situación de desequilibrio social tal, que eventualmente sólo puede ser atajada por la fuerza del mandato imperativo, esto es un exceso de autoridad tal que implicará la provocación de los sectores más contestatarios en la medida en que refuerza a los condescendientes con la norma obviando los principios básicos de representación del Estado.
Cabe referir en primer lugar que si bien la representación en los actuales Estados, como señala Sartori, puede articularse en tres direcciones representación como mandato o delegación; como semejanza o como responsabilidad esta es la que se insta en los Estados Democráticos de Derecho .Todo esto viene no solo a la necesidad por un lado de ponderar los valores confrontados que detonarán la guerra sino por observar además como esta resulta recurso inevitable en cuanto se opta por la determinación de llevar a cabo un mandato imperativo no consensuado, esto es, cuando los poderes aprovechan la representación otorgada como responsabilidad para ejercerla como representación mandato. Y es que Iron Man tras reunirse con el consejo de los Iluminati reconoce la inevitable avocación a la guerra para lograr su empeño de regular a los superhéroes y romper con la tradición; así lo señala en la Confesión cuando dice: “Intenté que todos se reunieran para crear un lugar donde nos pudiéramos gobernar los unos a los otros”. Tras su propuesta a los demás de concentrar de algún modo el poder es cuestionado principalmente por Namor, principe de la Atlántis, quien evidencia que no está dispuesto a seguir normas ajenas añadiendo:”tú ni siquiera puedes controlar los grupos a los que perteneces como diablos piensas que puedes controlar a un grupo más grande?”. Aún no se discutía el acta de registro sino simplemente la suerte de crear una alianza para tomar decisiones en común que pudiesen mejorar la eficacia de respuesta ante la amenaza ajena, al caso, contra los ejercitos Kree y Skrull, pero la idea fracasa estrepitosamente. El grupo alega motivos de factibilidad como la lentitud que implicaría tener que articular un sistema burocrático, como señalaba el Dr Extraño; e incluso Black Panther T`Challa va más allá considerando que el consenso en todas las cuestiones es una utopía y que la ausencia del mismo derivará en conflictos dejando en el aire su eventual forma de resolución, esto es, tácitamente en cuanto no alude a la violencia pero se teme su aparición.
T’Challá no considera lo manifestado por Burke en su discurso en Bristol de 1774 y que pronunciaba lo siguiente: “El Parlamento no es un Congreso de Embajadores con intereses opuestos y hostiles; intereses que cada uno debe tutelar, como agente y abogado contra agentes y abogados; el Parlamento, es por el contrario una asamblea deliberante de una nación con un único interés , el del conjunto; donde no debería existir como guía objetivos y prejuicios locales sino el bien general”.
Dicha idea no es considerada por los Illuminati que desechan la proposición de Stark, pero tampoco Stark que como agente del bien común se va a exceder en los medios creando la zona 42 y es que señala Sartori que “El mandato imperativo no puede sino desaparecer cuando un cuerpo representativo se transforma de organismo externo del Estado en organismo del Estado” (...)”el Parlamento se convierte en un órgano del Estado por lo que se declara que este representa a la nación, precisamente porque ha de poder pasar de la parte de los “súbditos” a la del “Estado”. Quizá el origen de la guerra no esté en el incumplimiento de la norma por parte de determinados superhéroes sino en el exceso de la implementación de una ley previamente no consensuada, y es que quizá sea cuestionable la conducta de Tony Stark cuyas industrias ascendían con todo a 2 billones de dólares por la firma del contrato para crear el gran penitenciario de S.H.I.E.L.D. Y es que señala la doctrina “La definición de las alternativas es el instrumento supremo del poder, los antagonistas en raras ocasiones pueden ponerse de acuerdo sobre los temas de controversia, porque el poder está inmerso en la definición. Aquel que determine las cuestiones políticas dirige el país, porque la definición de las alternativas es la elección de conflictos, y la elección de conflictos confiere poder” Tony Stark no introduce en la agenda la Ley de Registro Superhumano esta se precipita por los acontecimientos pero si influye en su aplicación creando la zona negativa etc,,, por tanto su status le sitúa en una posición que en nada es equiparable a la de otros superhéroes como Daredevil o Luke Cage quienes luchan principalmente en las calles.
En este orden de cosas cabe referir como contrapunto al posible exceso de poder de Iron Man quien manifiesta a la Comandante Hill en una de sus intervenciones: “Ellos (los superhéroes)deben estar por encima de los asuntos de Washington del poder para decidir quienes son los buenos y los malos” Hank Pym cuestionará también las intenciones de Tony Stark tras la intervención del poderoso Thor que ha sido clonado en el cuerpo de un Cyborg. En conclusión Iron Man actúa en nombre de la legalidad pero de un modo viciado dado que debemos entender la legalidad como un mecanismo de protección de unos valores consensuados por el pueblo dada la función de representación de los mandatarios en democracia; mandatarios a quienes se le atribuyen poderes para la consecución del objetivo común que es el interés general. Por consiguiente, en cuanto una amplia facción de la sociedad cuestiona la norma esta no puede ser aprobada sin discusión. Múltiples cuestiones se podrían plantear considerando la postura utilitarista ¿Se justifica cierto grado de despotismo en los núcleos de poder? ¿Es posible la existencia de un equilibrio tal que neutralice las posiciones de los antagonistas? ¿Se evitarían estos conflictos si se diera un poder a la Sociedad de Naciones de injerencia en los conflictos internos?
En relación a la postura de el Capitán América como refuerzo del carácter democrático de la ley lo referido por J Stuart Mill: “Una persona con una convicción es un poder social equivalente a 99 que solo tengan intereses”. Si bien el Capitán América ejemplifica el tipo de líder señalado por la representatividad como semejanza, no es un hombre de política pero su carisma le lleva a estar a la cabeza de los Avengers. Es un hombre comprometido, siempre ha cumplido con su deber, es emblemático representa el ideal americano firme en sus convicciones etc Renunciará a sus principios por vez primera para evitar una fatal lucha. Si bien su postura en el conflicto, encaja como se adelantó con las históricas posiciones ideológicas, es decir, fundadas en principios abstractos pero sin una organización funcional a todas luces avocadas al fracaso fuera de la ficción ya que como señalaba Tilly en estos grupos al carecer de estructura “no se sabe donde está el poder” el cual no buscan para sí (hay que aclarar que estamos refiriendo a las organizaciones ideológicas más históricas no a los actuales populismos..), por ello derivan en estados permanentes de revolución los cuales a la poste resultan insostenibles. Quizá, esta sea, o no, la razón del fracaso del Capitán América en cualquier caso quizá fue demasiado lejos en su empeño de que Tony Stark desistiera, en cualquier caso, ¿se podría haber evitado si se hubieran usado mecanismos democráticos como el referéndum..?¿Es posible un equilibrio de poderes tal que otorgue un poder real a las masas?
La saga Civil war escenifica el lado más duro de la guerra que es el tener que verse enfrentado con los propios familiares, amigos etc... así plantea un dilema mayor que el enfrentamiento entre los antagonistas. Esta calidad de la guerra la expresa Tony Stark en el capítulo “La Confesión” cuando dice: “En una guerra no hay ni buenos ni malos , solo dos fuerzas que se oponen”.Sin embargo, a pesar de todos los males que la misma conlleva, decía Kenneth Galbraith “La guerra es el mayor error del ser humano”, semeja a menudo como un acontecimiento inevitable y necesario. Por eso y si bien a priori nadie en su sano juicio desea una guerra, parece que existen razones que justifican una guerra y más aún la corrección moral de las mismas o corrupción verbal según se mire, dado que se plantean como necesarias en orden a salvaguardar como se ha visto valores e intereses legítimos de las partes. Si bien la legitimidad de la justificación dependerá siempre en gran medida del observador que la valore, se postula que en una situación de equilibrio de fuerzas se salvaguardaría la legitimidad de la ley.
De cualquier modo ¿Cabe afirmar que se han producido guerras necesarias? ¿Cuál es la relación entre el miedo y la legitima defensa a la hora de comenzar una guerra? ¿Son las guerras en verdad fruto de desacuerdos populares o responden realmente a los intereses de las élites?
Por otro lado se podrían dar otras líneas de investigación totalmente distintas como una investigación sobre los roles de Daredevil o Luke Cage, y hasta que punto defienden el compromiso social como otros superhéroes por ejemplo Green Arrow de DC. También Civil War tiene muy presente el papel de los medios de comunicación, no sólo por la relevancia que les otorga en los cómics de Spiderman también en Los cuatro fantásticos se denota esta relación hasta el punto de que los noticiarios casi interactuan con los personajes esto es las noticias parecen determinar en cierto modo la toma de decisiones de los superhéroes, sería interesante analizar también hasta que punto los mass-media pueden influir en el origen de un conflicto bélico? Por último, ¿podría haber vencido eventualmente el Capitan América a Iron Man sin la ayuda de La Visión?
BIBLIOGRAFÍA
Why are superheroes Good? Comics and the Ring of Gyges. Jef Brezzel Morris, Tom, y Matt Morris, (eds.). Superheroes and Philosophy. Truth, Justice, and the Socratic Way. Chicago: Open Court, 2005.
Reynolds, Richard. Super Heroes. A Modern Mithology. Jackson, Miss.: University Press of Mississippi, 1992.
The Moral Status of the Double-0 Agent: Thinking About the Licernse to kill Matthew Tedesco.South, James B., y Jacob M. Held, (eds.). James Bond and Philosophy. Questions Are Forever. Chicago: Open Court, 2006.
M, Alcántara Saez .Gobernabilidad, crisis y cambio. Centro de Estudios Constitucionales Madrid, 1994.
Sartori.Elementos de Teoría Política
R. Macridis y M.Hulling “Las ideologías políticas contemporaneas en contemporáneos regímenes y mundos”
Web sites visitadas
www.wikia .marvel.com
Laureano Nieto Prieto
La mujer en Civil War
Introducción
En este trabajo nos ocuparemos de mostrar la imagen que se da de la mujer en los cómics, si realmente se trata como un objeto o si por lo contrario se trata de la misma manera de como se trata al hombre. También pretendo analizar el hecho de que la mayor parte de los superhéroes son hombres, y la relación que mantienen éstos con el género femenino. Es decir, me formulo las pregunta siguientes: ¿Son siempre los superhéroes hombres?, ¿Aparece la mujer objetivada en los cómics de marvel?.
El estudio de la mujer es un tema que hoy en día está de moda, cada vez son más las voces que piden la equiparación entre la figura del hombre y la mujer, la sociedad tiende hacia una mujer más independiente, lejos del proteccionismo paterno o de su pareja que existía en antaño. Todo ello me motiva a analizar el trato que se realiza de la mujer en los cómics, porque los cómics son muy leídos por la gente joven, y muchos niños a través de la lectura de los mismos se pueden hacer una idea del papel que tiene el hombre en la sociedad y el papel que tiene la mujer. Por eso pretendo escudriñar el rol que se le da a la mujer en los cómics de spiderman, los cuatro fantástico, y Capitán América.
A lo largo del curso hemos tratado muchos temas filosóficos, y uno de ellos fue analizar la figura de la mujer en las películas de James Bond, por eso pretendo poner en relación lo expuesto sobre la mujer en dichos films, y lo mostrado sobre la figura femenina en los cómics de marvel.
Para poder tratar mejor el tema voy a hacer un breve resumen del trato recibido por la mujer en la última película de la saga; Quantum of solace (2008): “Desde el principio de la saga Bond la mujer siempre ha acompañado al famoso agente 007, la cual ha tenido un papel secundario. En las primeras películas aparecía como mero elemento decorativo, que simplemente aportaba a la historia un toque erótico. Poco a poco la situación ha ido cambiando, y en los actuales largometrajes de Bond las chicas Bond van tomando un mayor protagonismo, teniendo una mayor consistencia e independencia. Hoy en día las mujeres Bond poseen un fuerte carácter y mucha personalidad. A mi entender en la última película de la saga Bond la situación ha cambiado, y la relación que mantiene el agente 007 con las mujeres es diferente,
la única chica que es tratada como un objeto es Fields, mientras que Camille y M son tratadas de una manera diferentes a como habían sido tratadas en las anteriores películas de la saga Bond.”
En conclusión podemos afirmar que actualmente en las películas del agente 007 la mujer deja a un lado su rol de mujer objeto. Partiendo de esto vamos ahora a analizar cómo se trata a la mujer en los cómics, lo anteriormente explicado pertenecía al campo del cine, ahora nos vamos a centrar en el “papel”.
Vamos a examinar la colección Civil War de marvel, en donde encontraremos los siguientes cómics:
Spiderman
Fantastic Four
New Avengers: Illuminati
Civil War No. 1
Civil War No. 2
Civil War No. 3
Civil War No. 4
Civil War No. 5
Civil War No. 6
Spiderman 537
Civil War No. 7
Captain America
The Confession
Intentaré hacer un breve resumen del papel de la mujer en los cómics de marvel: spiderman, los cuatro fantástico, y Capitán América, podría hacerlo sobre otros cómics, pero me parece que en estos tres cómics se pueden ver tres perspectivas distintas de la mujer.
La mujer en Spiderman
Sin duda alguna la mujer más importante del cómic de spiderman es Mary Jane Watson, el amor platónico de Peter Parker (spiderman). En los cómics de Spiderman la figura de Mary Jane Watson es representada mediante una chica atractiva, pelirroja y que en muchas ocasiones es la novia del enemigo de Spiderman. La imagen que podemos tener de ella es la representada por la actriz Kirsten Dunst, la cuál hizo de Mary Jane Watson en varias películas de la saga Spiderman.
Pero quién es realmente Mary Jane Watson; pués se trata de una chica que procedía de una familia desestructurada. Su padre, un profesor y escritor frustrado, descargaba toda su amargura contra ella y contra su madre, Madeline, por ello para terminar con esa vida infernal, Madeline se divorció y MJ se fue a vivir con ella, hospedándose en casa de su tía Anna Watson. Así llegaron a convertirse en vecinas de los Parker.
Un día, estando ya en casa de Anna Watson, se enteraron de que, en el hogar de los Parker, había entrado un ladrón y había asesinado a Ben Parker. Su esposa, May, había acudido a Anna en busca de ayuda y se encontraba allí llorando. Mientras, Mary Jane vio llegar a Peter, el sobrino de los Parker, que, hablando con un guardia, se había enterado del asesinato de su tío y había entrado corriendo a casa. Mary Jane vio entonces a Spiderman salir por la ventana de la casa de los Parker. Así descubrió el secreto de Peter.
La vida siguió para Mary Jane normalmente hasta que, un día, su tía y la de Peter arreglaron una cita entre los dos y, cuando Mary Jane acudió, Peter quedó sorprendido de lo bella que era.
Durante el tiempo en el que Mary Jane se había trasladado ya a Nueva York, Peter dudaba entre dos chicas: Gwen Stacy o la propia Mary Jane. Tiempo después, Gwen moriría asesinada por el Duende Verde y Peter se sumiría en la depresión.
Tiempo después, un día en que Mary Jane fue a visitar a Peter, éste se encontraba en medio de una batalla contra el Puma, y fue entonces cuando le reveló que conocía su secreto. Ambos intimaron y comenzaron una relación que culminaría con su boda.
Después de la boda, Mary Jane se convertiría en actriz de una serie de televisión.
Tiempo más tarde Mary Jane dejaría el mundo de la televisión y se quedaría embarazada, pero la niña desaparecería al poco de nacer.
Después Mary Jane volvió a sus estudios para terminar su carrera y, actualmente, es una afamada actriz de teatro.
Actualmente en la continuidad norteamericana del comic, Peter Parker y Mary Jane Watson están separados.
Centrándonos en el material que tengo sobre Spiderman diremos que MJ es la pareja de Peter Parker, en el cómic es representada como una mujer guapa y sexy, siempre a la sombra de Spiderman, una chica que es siempre objeto de protección por parte del hombre araña.
Mary Jane nunca participa de las luchas que tiene Spiderman contra sus rivales, posiblemente porque carece de cualquier poder sobrehumano, se trata por tanto de una chica “normal”.
En numerosas ocasiones MJ es secuestrada por los villanos de Spiderman para hacerle chantaje, pero siempre es felizmente liberada por el superhéroe, hecho que nos da a entender la fragilidad de la chica frente a la fortaleza del hombre, es siempre él quien la salva a ella, nunca es al revés.
También es mítica la imagen de ver a Spiderman luchando contra los delicuentes, y a Mj y a la tía de Peter Parker esperando en casa a que el superhéroe resuelva la situación.
Últimamente en los cómics la chica de Spiderman suele salir en numerosas viñetas ligera de ropa, en algunos casos incluso rozando la provocación, es muy socorrida la viñeta en que ambos se encuentran en la cama y ella está en ropa interior.
Otro hecho significativo es que normalmente es Spiderman el que se va de casa y deja a Mj sola en el hogar, es ella quien siempre lo está esperando a él en casa, lo que me hace entender que MJ no es una mujer independiente.
En definitiva, puedo afirmar que la imagen que se da de la mujer en el cómic de Spiderman no está acorde con los tiempos actuales, se describe a una auténtica mujer objeto, es decir, una chica guapa que se encuentra al servicio de su amado Spiderman.
Los 4 fantásticos
Se trata de una serie de historietas de Marvel Comics, protagonizada por un grupo de cuatro superhéroes homónimos, de los cuáles uno de ellos es una mujer.
Los cuatro fantásticos:
Mr. Fantástico
Mujer Invisible
Antorcha Humana
La Mole
De esos cuatro superhéroes la mujer es lógicamente la “mujer invisible”, la cuál se llama Susan (Sue) Storm. Se encuentra casada con el científico Reed Richards, cuando lo conoció el trabajaba en una nave espacial con el objetivo de hacer posible los viajes a otros sistemas solares y cuando el gobierno decidió dejar de patrocinarlo éste decidió realizar un viaje de prueba inmediatamente, y ella decidió acompañarlo. No viajaron sólos, sino que también los acompañaron a la aventura: el hermano de Sue, Johnny Storm y el amigo de Richards, Ben Grimm.
Ya en el espacio la nave se encontró con una lluvia de rayos cósmicos, lo que obligó a abortar el vuelo. De vuelta a la tierra Sue Storm descubrió que la radiación había provocado cambios en su cuerpo y ahora podía volverse invisible a voluntad.
Junto a sus tres acompañantes, que también habían adquirido súperpoderes, Sue fundó a Los 4 Fantásticos y tomó el nombre de la Chica Invisible, el cual en el capítulo 284 de la saga se cambiaría por el de Mujer Invisible.
Al final Sue y Reed decidieron casarse, y a raíz de esto Sue cambió su nombre por el de Sue Storm Richards. Sue y Reed han tenido 2 hijos, Franklin Richards y Valeria Richards.
Ser una superheroína conlleva tener una serie de poderes que no están al alcance del resto de los mortales, en el caso de Sue Storm éstos son sus poderes:
El poder de volverse invisible, pero solo puede hacer desaparecer su cuerpo, no ropas, ni anillos etc. También puede volver invisible a objetos y a seres humanos.
Puede generar mentalmente campos de fuerza:
Genera campos invisibles indestructibles, por el cual ella lo utiliza como un escudo, y la protege por cualquier ataque sobrenatural.
Puede expulsar su campo de fuerza, y golpear o destruir cualquier objeto sólido.
Puede usar su campo, para contener objetos o elementos, como el fuego, el agua, la tierra. O simplemente a una persona.
Puede también usarlo para formar objetos o materiales de construcción como barreras, columnas, conos, cilindros, dardos, discos, bóvedas, plataformas, espolones, rampas, diapositivas y esferas.
Finalmente también puede usarlo para mover o levitar objetos o personas.
Nos encontramos ante un caso en donde el superhéroe es la mujer, hecho poco común en el mundo de los cómics, en este caso Sue Storm no es presentada como una mujer atractiva con el don de la invisibilidad, ella solo puede luchar contra los villanos, aunque en numerosas ocasiones es ayudada por el resto de los integrantes del grupo, se trata pues de una mujer independiente lejos del estereotipo de mujer objeto que se pueden ver en otros cómics.
Uno de los hechos que demuestran el peso que tiene esta superheroína dentro del grupo es que fue ella quien fundó el grupo de los cuatro fantáticos , además también podemos destacar que aunque ella no es la líder en numerosas ocasiones ha substituido a su marido en el papel de líder del grupo.
Lo que sí que es cierto es que tanto en los cómics como en las películas que se han hecho sobre los 4 fantásticos la mujer invisible es mostrada como una mujer sexy, muy femenina (siempre con ropa ajustada), es decir, una mujer que entra por los ojos al público. Un claro ejemplo es que en la película de los fantastic four, Sue Storm es representada por una de las actrices más deseadas de Hollywood (jessica Alba).
A pesar de esto último creo que en este caso no se intenta objetivar a la mujer, sino que se trata de igual manera que a los hombres, en el cómic Sue Storm es simplemente una más del grupo.
Capitán América
En el cómic Capitán América V5 25: la muerte de un sueño aparece Sharon Carter, la cuál es la aliada de Capitán América. Sharon aparece representada como una mujer guapa e inteligente, eso sí, siempre a la sombra del superhéroe. Ella no tiene ningún poder sobre humano, asimismo podemos destacar algunos datos sobre ella:
Altura 1,74 m
Peso 62 Kg
Ojos Azules
Pelo Rubia
Nivel de Fuerza Sharon Carter posee la fuerza normal de una mujer de su edad, peso y constitución física reforzada por ejercicios regulares.
Habilidades Especiales Se trata de una soberbia combatiente cuerpo a cuerpo, y una gran espía, especializada en operaciones encubiertas
¿Quién es Sharon Carter?
Sharon Carter era hija de Harrison y Amanda Carter, un acaudalado matrimonio de Virginia, y era hermana pequeña de Margaret "Peggy" Carter, una heroica luchadora por la libertad durante la Segunda Guerra Mundial.
Peggy le contó a su hermana pequeña muchas historias sobre el Capitán América con las que Sharon creció. Inspirada por esas historias de heroísmo, así como por las hazañas llevadas a cabo por su hermana durante la guerra, Sharon decidió convertirse en agente de SHIELD, la agencia internacional de espionaje.
En su misión más importante, la Agente 13, que era el nombre código de Sharon, fue enviada a hacerse con un cilindro que contenía el poderoso explosivo conocido como Inferno 42, que estaba en manos de una organización rival de SHIELD, la organización conocida como THEM, un ramal de la organización subversiva conocida como HYDRA. Casualmente, el Capitán América en su identidad de civil de Steve Rogers, vio a Sharon mientras iba a hacerse con el cilindro, y le llamó la atención el profundo parecido que esta mantenía con su viejo amor Peggy, aunque no era consciente de la relación entre ambas.
Al poco tiempo, Sharon fue atacada por el mercenario llamado Batroc, que había sido contratado por THEM para recobrar el cilindro, como Capitán América, Rogers acudió en su ayuda, y mientras él y Batroc peleaban, Sharon huyó con el cilindro, el cual había sido dañado durante la batalla, provocando que la cuenta atrás de este se activara.
Sabiendo por medio de Batroc que Sharon era una miembro de SHIELD, el Capitán América salió en persecución de Sharon, y tuvo éxito en salvar su vida, y en preservar el cilindro lejos de las manos de los hombres de THEM.
El Capitán América y Sharon Carter, a la cual Rogers conocía solo como Agente 13, volvieron a encontrarse después de nuevo con Batroc por en medio. Poco después, Carter se infiltró en la organización subversiva conocida como IMA, pero fue capturada cuando estos descubrieron que en realidad era una agente doble, el Capitán América acudió a rescatarla, y ambos lograron escapar juntos de la base submarina de IMA.
Por aquel entonces el Capitán América y Sharon Carter ya se habían enamorado, y ambos volvieron a colaborar juntos, cuando Sharon, haciéndose pasar por la espía Irma Kruhl, recibió la orden de infiltrarse en la organización que dirigía un hombre que se hacía pasar por el primer Barón Zemo.
Poco después, Sharon volvió a colaborar junto al Capitán América para derrotar al Cuarto Durmiente creado por el Cráneo Rojo, tras esta misión, Sharon recibió la autorización de SHIELD para revelarle su verdadera identidad al Capitán América.
Sharon Carter se convirtió en la amante del Capitán América, así como su aliada en muchas misiones, también fue una de las principales agentes de Shield que formaron la Femme Force, un escuadrón formado al completo por mujeres.
El Capitán América supo en un momento dado que Sharon era la hermana de Peggy Carter, la mujer de la cual se había enamorado en la Segunda Guerra Mundial, después de reunirse con ella, Peggy recuperó la memoria completamente, aunque no reanudó su relación con el Capitán, pero si se unió a SHIELD…
Todo esto es un poco de historia sobre la relación que mantuvieron el Capitán América y Sharon Carter, ahora centrándonos en el número V5 25: la muerte de un sueño diremos que Sharon tiene un papel fundamental, en este número de la saga Capitán América muere a causa de los disparos de un francotirador, Sharon aparece en la viñetas del cómic al lado del superhéroe, dándole ánimos para que se recupere de los disparos que ha recibido, se le ve muy afectada, lo cual provoca que se le escapen algunas lágrimas, se nos da una imagen tierna de la chica.
El problema es que al final del cómic se da a entender que fue ella la que disparó en el estómago a Capitán América, prueba de ello es la viñeta donde se observa como ella le dispara a quemarropa y en el final ya del cómic ella dice con gesto compungido: ¿Qué he hecho?, refiriéndose lógicamente al hecho de haber disparado contra el superhéroe. Finalmente se descubre que es ella quién lo mata debido a que estaba sometida a control mental.
En resumen, podemos afirmar que en este caso la figura de la mujer a mi entender no se encuentra objetivada, es más se trata de una de las protagonistas del cómic teniendo un peso específico en la trama.
Conclusiones
A través de la redacción de este trabajo he intentado mostrar tres tipos de mujeres distintas, y si alguna de ella era tratada en el mundo del cómic como un objeto.
La primera a la que me he referido fue a MJ Watson, en este caso se muestra a la típica novia del superhéroe con todos los estereotipos habidos y por haber, en este caso sí que es concebida como una auténtica mujer objeto. Distinto es el caso de Susan Storn, la cual es una superheroína que posee poderes igual que el resto de sus compañeros, en este caso no he visto objetivación por ningún lado. Finalmente me detuve en la figura de Sharon Carter, una mujer que tiene alguna similitud con MJ Watson puesto que también fue novia del superhéroe, pero en este caso Sharon es una mujer independiente que es capaz de participar en algunos combates y que en el cómic posee un gran protagonismo, prueba de ello es que asesina a Capitán América, algo que sería incapaz de hacer MJ Watson. Por lo tanto en este caso tampoco se trata a la mujer como un objeto.
Eso sí, las tres chicas también tienen algo en común; su físico, todas son agraciadas físicamente.
Con respecto a las dos preguntas que formulé al principio del trabajo (¿Son siempre los superhéroes hombres?, ¿Aparece la mujer objetivada en los cómics de marvel?) tengo que decir que con respecto a la primera cuestión repasando los cómics de los que dispongo llegue a la conclusión que en la mayor parte de los casos el superhéroe es un hombre, pero que poco a poco van surgiendo chicas que adquieren el papel de superheroínas.
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